Celebrar el arte: cuatro aniversarios de galerías que hicieron historia
Casas emblemáticas como Ruth Benzacar, galería Sur, Palatina y Nora Fisch promueven y proyectan hace décadas la carrera de creadores latinoamericanos; en arteba, están de de fiesta
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Es un año de celebración para Ruth Benzacar, galería Sur, Palatina y Nora Fisch. Los aniversarios marcan el latido de estas emblemáticas galerías de Argentina y Uruguay, hoy presentes en arteba. En un contexto de cambios vertiginosos, estos espacios se consolidan como faros culturales: sostienen, promueven y proyectan el arte de la región.
Desde sus inicios, Ruth Benzacar tuvo una visión clara: construir un mercado del arte contemporáneo en Argentina y proyectar su internacionalización. Un hito clave en esta dirección fue su gran esfuerzo por mostrar el arte argentino en los principales circuitos globales, desde 1967 con una proyección audiovisual en el MoMA.
Hace seis décadas dio sus primeros pasos esta pionera en la participación en ferias internacionales. En 1988 inició su presencia en ARCO Madrid. En 2002, se convirtió en la primera galería argentina en ser admitida en Art Basel Miami y durante cinco ediciones fue la única representante nacional. Participó en Art Basel Suiza, Frieze Londres, FIAC París, Art Dubai y en diversas ferias de América Latina, como las de San Pablo, México DF y Bogotá, consolidando su posición como actor clave en la escena global.
Benzacar también tiene un rol central en la representación de Argentina en la Bienal de Venecia: desde 2001, siete de los doce envíos nacionales fueron de artistas representados por la galería. Integran la lista Luciana Lamothe (2024), Mariana Telleria (2019), Juan Carlos Distéfano (2015), Adrián Villar Rojas (2011), Guillermo Kuitca (2007), Jorge Macchi (2005) y Leandro Erlich (2001).

“La única forma de sostener una galería durante 60 años en Argentina es con pasión, resiliencia y flexibilidad. Desde el comienzo, Ruth [su madre y fundadora de la galería] entendió que esto no era solo un espacio de venta, sino un lugar de encuentro, de riesgo, de conversación con los artistas y con la sociedad: esa fue siempre la esencia”, señala a LA NACION Orly Benzacar, codirectora de la galería junto a su hija, Mora Bacal. Y añade que cada generación renovó la mirada: primero su madre, después ella, y ahora Mora, su propia hija. “Si bien nos tocó pasar por crisis políticas, económicas, y pérdidas personales, siempre encontramos el modo de reinventarnos”.
“En mi caso, el momento más difícil fue cuando murió Ruth, en el 2000, y enseguida vino la crisis de 2001. Era un golpe personal y económico a la vez. Pero ahí entendí que la salida era apostar al futuro: nació Curriculum Cero, un concurso para artistas jóvenes en un momento en que parecía que no había futuro. Esa capacidad de transformar la adversidad en motor creativo es lo que nos sostuvo siempre”, recuerda. Benzacar fue el primer espacio privado en promover una muestra individual para artistas nóveles de entre 15 y 30 años. De allí surgieron grandes nombres como Adrián Villar Rojas, Matías Duville, Carlos Huffmann, Elena Dahn, Leopoldo Estol, Lila Siegrist y Sofía Bothlingk, entre otros. Para fin de año preparan una muestra aniversario y un libro sobre los 60 años de la galería.
Sur de Punta del Este
Fundada en 1985 por Jorge Castillo y Martín Castillo en Punta del Este, Galería Sur cumplió 40 años de trayectoria y lo festejó con una importante muestra individual de Antonio Berni junto a un libro con una investigación y texto de Marcelo Pacheco.
El primer local de Sur –cuyo nombre proviene de la utopía de Joaquín Torres García “Nuestro Norte es el Sur”, que coloca el mapa de América Latina invertido— funcionó en un histórico saladero del siglo XIX, ubicado a unos metros del puerto. Hoy, la galería cuenta con un moderno espacio en La Barra, donde exhibe obras de su acervo y ofrece muestras temporales.
Sur se especializa en las vanguardias históricas latinoamericanas, relacionadas con los movimientos europeos y americanos de los años veinte a los cincuenta, y a la escuela del Sur. Tiene obras de Torres García, Berni, Roberto Matta, Wifredo Lam, Fernando Botero, Lasar Segall, Emiliano Di Cavalcanti, Rafael Barradas, Pedro Figari, José Gurvich o Xul Solar. También se dedica al arte de posguerra, incluyendo los movimientos de arte concreto, neo-concreto, abstracto y cinético.
Cuando Martín Castillo terminó una de sus carreras en la universidad, su padre, que había estudiado arte con Romero Brest en Uruguay, le propuso fundar la galería. Hoy continúa con el legado junto a su familia: sus hijas, de 34 y 36 años, y su esposa, psicoanalista. “El mayor desafío es mantener el nivel, ser muy riguroso en cuanto a lo que uno elige y muestra. Intentar entender cómo van cambiando los gustos y cuáles son las nuevas tendencias: el arte siempre está en movimiento, nunca es estático. Siempre hay que buscar propuestas innovadoras”, concluye el galerista.

Con participación en numerosas exposiciones, bienales y ferias, Galería Sur desde su fundación ha realizado más de 150 exposiciones. Desarrolla una intensa actividad internacional: participa de Art Basel Miami Beach, SP Arte San Pablo, ARCO Madrid y Este Arte Punta del Este.
Sus piezas de Berni se destacan en las diferentes ediciones de arteba, como en esta que presenta Los emigrantes, Homenaje a Segall, una impactante pieza del maestro rosarino. También de Berni sale a la venta El obrero caído, en técnica mixta y de 3 metros de lado (1953). Hay otras piezas destacadas de este artista en el marco de la celebración de los 120 años de su nacimiento, como una obra inconclusa icónica de una mujer desnuda en la playa, bañada por la luz lunar: se trata de una de las últimas piezas que pintó el artista rosarino.
Medio siglo en Arroyo
Galería Palatina celebra medio siglo en su local de la calle Arroyo, fundado por Ricardo Coppa Oliver y Norma Quarrato, su actual directora, quien cuenta que esta fue la primera galería de arte en instalarse en la calle de Recoleta, por entonces fuera del circuito cultural y copada por tintorerías, almacenes de barrio y vecina de la discoteca Mau Mau. Antes, de instalarse allí trabajaban en un salón del hotel Claridge.
Ari Brizzi diseñó la estética de catálogos e invitaciones de la primera exhibición. En Palatina, se expusieron Carlos Alonso, Daniel Santoro, Alberto Bastón Díaz, Horacio Butler, Lucrecia Orloff y Miguel Ángel Vidal. También exhibió obra de artistas modernos uruguayos. Con asistencia casi perfecta en arteba desde la primera edición de la feria (excepto por un año), Palatina tiene una nutrida trastienda. Estos días a Costa Salguero lleva trabajos de Berni, Alfredo Hlito, Alicia Penalba, Luis Felipe Noé, García Uriburu y Lucrecia Orloff.
Hoy, además de dedicarse a los artistas modernos, representa a un número creciente de jóvenes artistas contemporáneos “cuyo paso por la galería resultó en su proyección profesional a nivel nacional e internacional”.
“Estructuré mi vida familiar alrededor de la galería”, afirma Quarrato, quien reconoce que aunque ha pasado momentos de agobio por la situación socioeconómica del país, nunca dudó. Y añade: “Estoy en contacto con artistas y clientes muy geniales: ellos me enriquecen espiritualmente”.
De diez metros a cinco pisos
En 2010, abrió sus puertas la galería Nora Fisch en un espacio de tan solo siete por tres metros en Barrio Norte. Su directora acababa de regresar de vivir 20 años en Nueva York, donde cursó una maestría en el programa del Whitney Museum. La galería fue aceptada rápidamente: “En ese momento había un nicho disponible para un proyecto con un abordaje experimental, pero al mismo tiempo profesional y con mirada internacional”, Nora Fisch.
En 2014 se mudaron a Villa Crespo, multiplicando el espacio. Y en 2022, inauguraron la actual sede en San Telmo que tiene casi mil metros cuadrados. En estos años, trabajaron con un grupo de artistas que son el corazón del proyecto: Fernanda Laguna, Juan Tessi, Osías Yanov, Amadeo Azar y Silvia Gurfein, entre otros. En esta edición de arteba, en la que participan en forma ininterrumpida desde hace quince años, la galería lleva obra de la mayoría de ellos, más una trastienda.
“Los mayores desafíos pasaron por lo económico –reconoce Fisch—. Con los artistas, hay una gran corriente de afecto y avance en sus carreras: es un vínculo que funciona muy bien. Los momentos difíciles tuvieron que ver con las oscilaciones del dólar”.
En un ámbito donde la coyuntura amenaza con devorar proyectos culturales, estas galerías lograron persistir y, al tiempo, reinventarse. Su vigencia no depende únicamente de la historia que forjaron, sino de una pregunta que sigue interpelando: ¿qué sería del arte de nuestra región sin estos faros que lo sostienen y proyectan?
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