Coronavirus: visitantes con cuentagotas y primeras ventas en la reapertura de las galerías de arte
Con mucha expectativa y un protocolo especial, las galerías de arte porteñas volvieron a abrir hoy. Visitantes con cuentagotas –según la terminación del DNI–, ventas que venían cocinándose a fuego lento y muchos cuidados fueron las constantes en un día frío.
"Había ganas de reabrir. Vinieron dos personas que querían ver la exposición como una salida recreativa y algunos clientes que tenían la visita pendiente", cuenta Mariela Mayorga, de Smart Gallery, donde están colgadas las grandes pinturas de Hernán Salamanco, a solas desde mediados de marzo. "La gente ya tiene muy naturalizado el guardar las distancias, así que fue muy ameno. Estamos contentos y emocionados porque creemos que esto va a ir creciendo", dice.
Federico Gonz, de Quadro, en La Boca, sacó permiso para ir el sábado a limpiar y acondicionar la galería. En cuarentena, son los propios galeristas quienes se ocupan de pasar no uno sino dos trapos, según indica un detallado protocolo. Valió la pena el esfuerzo. "Previo al intercambio de hace unas semanas, hoy un cliente vio la obra y tuvimos una venta de Mariana Barón, artista de Mendoza. Fue el único visitante del día. Atípico también porque nunca trabajamos los lunes", cuenta.
Las citas se cuentan con los dedos de una mano. En Ruth Benzacar había una agendada para hoy... y se canceló diez minutos antes. Para mañana hay tres y para pasado, cinco interesados en ver la exposición de Max Gómez Canle.
Nora Fisch no piensa habilitar visitas recreativas sino productivas. "Hace un par de semanas venía hablando con un cliente, habíamos estado viendo juntos imágenes a través de la computadora. Hoy fui un rato antes a acomodar y limpiar, pasó el cliente y decidió comprarla. Fue raro, todos con barbijo, yo con acetato puesto y siempre con distancia", cuenta. Vendió un dibujo de Osías Yanov.
Fisch comenta que después de un primer mes de parálisis, las preguntas se reactivaron. "Realizamos ventas virtuales y hemos enviado obras a las casas para que las prueben, y elijan o devuelvan. Las galerías tienen una doble función: son un negocio que vende obra y son productores culturales que ofrecen muestras de manera gratuita –explica Fisch–. Esa segunda parte no la estamos haciendo, por ahora. Pero sí vamos a recibir a quienes quieren enriquecer su hogar con arte".
Hay mucha cautela. "Es todo muy incierto", dice Gachi Prieto. En su galería de Villa Crespo desmontaron la muestra de marzo y todavía no han podido colgar la siguiente por la logística. "Voy mañana por una visita agendada. Es de a poco", señala.
Pasto tiene citas para jueves y viernes en su nueva sede de Av. Paseo Colón 1490, en el Distrito de las Artes, donde se ven las grandes pinturas de Mayra vom Brocke en la muestra Recipientes y gatos. "Se activó el interés. Creo que hay un consumo postergado. Hay muchas ganas de ver y comprar, y recuperar ese tiempo de aislamiento en que no se pudo acceder a la experiencia estética", piensa el galerista César Abelenda.
"Nos vamos a movilizar solo por citas", dice Herminda Lahitte, una de las directoras de Hache. Ella como el artista que tiene en exposición, Gabriel Baggio, viven a pocas cuadras de la galería. Su muestra está desempolvada e iluminada, nuevamente. "¡Esperamos que nos aprovechen!", invita.
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