El artista Eduardo Kac envió una obra a la Luna y algunas piezas de la misma serie se venderán en ARCO
Son dibujos y esculturas de vidrio de apenas un centímetro de lado con símbolos grabados en su interior; si los cálculos no fallan, la pieza de vidrio debería alunizar el domingo
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El brasileño Eduardo Kac, artista de gran trayectoria en el arte espacial y uno de los más reconocidos en usar biotecnologías, ya está en modo cuenta regresiva. Si todo sale como está estipulado –y milimétricamente estudiado— Adsum, su escultura creada especialmente para el espacio–, que ya está en órbita en un envío de la Nasa del 15 de enero, a bordo del módulo de aterrizaje lunar Blue Ghost—, alunizará el 2 de marzo a las 3.45 am.
En paralelo, en la feria de arte contemporáneo ARCO de Madrid, la semana próxima, se venderá una pieza de la serie (son cinco en total y una ya tiene dueño) que viajó a la Luna y tres dibujos sobre papel, en el espacio de la galería Henrique Faria Fine Art, de Nueva York.
En esta fascinación por llevar obras al espacio, también hicieron envíos a la Luna el cotizadísimo Jeff Koons, quien junto a un archivo digital del conocimiento humano mandó 125 esculturas pequeñas del satélite, y el coleccionista Samuel Peralta, de Toronto.

Ese territorio que el hombre alcanzó sigue suscitando esperanzas de nuevos encuentros y aprendizajes. Kac es un artista contemporáneo multidisciplinar de origen brasilero. A principios de la década de 1980, creó obras digitales, holográficas y en línea que anticipaban la cultura global en la que vivimos. En 1997, acuñó el término “Bioarte”, encendiendo el desarrollo de esta nueva forma de arte con obras como su conejo transgénico GFP Bunny (2000) y Natural History of the Enigma (2009), que le valieron el Nica de Oro, el galardón más prestigioso en el campo del media art.
Desde los años ochenta desarrolla el arte espacial como un nuevo idioma artístico: ya realizó 17 obras creadas en este campo. En 2017, Kac creó Inner Telescope, con la colaboración del astronauta francés Thomas Pesquet. Y en 2024, el Ágora de Kac voló al espacio profundo a bordo del cohete Centauro, que ahora se encuentra en una órbita heliocéntrica perpetua.

Sus trabajos integran importantes colecciones como las del MoMA y el Metropolitan Museum de Nueva York; la Tate Modern y el Victoria & Albert Museum de Londres; de Londres; el Museo Reina Sofía de Madrid; entre otras instituciones.
Cuando LA NACION le consulta vía Zoom por qué hace Adsum para enviar a la Luna, el artista responde: “Estamos en una etapa cultural nueva en la cual todo va a cambiar. La computadora y el universo digital representan un cambio profundo. Para mí el arte es una manera de producir un cambio cultural: no se trata de reflejar un cambio, sino de hacerlo”.

En el new space, esta nueva era de exploración espacial, también permite el trabajo “lírico visual” como el que desarrolla Kac. “Estoy seguro de que hay un cambio importante en curso y que el arte tiene que participar en este cambio de paradigma”, dice el artista. Y añade: “Toda la historia del arte está concebida en la gravedad terrestre”.
Aquí estoy, extraterrestre
Kac pensó una obra específica para el espacio. Para que quien la encuentre algún día sepa que fue creada especialmente para ese ambiente extraterrestre. Adsum, significa “Aquí estoy”, en latín. En el cubo se pueden ver diferentes símbolos: el infinito; un círculo que representa la Tierra; otro que representa la Luna, y un reloj de arena con formas geométricas. Al dar vuelta el cubo las formas se superponen y se pueden ver de diferentes maneras. Kac tiene una fuerte ilusión: “Cuando la encuentren en el futuro será un símbolo de que empezamos a pensar a la Luna como algo más próximo”.

Adsum es una escultura cúbica de vidrio de un centímetro de lado en cuyo interior se grabaron con láser los símbolos, uno frente a otro, formando un poema espacial que puede leerse en cualquier dirección. El vidrio con el que está hecha la pieza es capaz de soportar el frío y el calor extremo de la Luna. “Es un material que se encuentra en el suelo lunar, hecho con partículas finas. Como no hay atmósfera, el impacto constante de los meteoros transforma el suelo lunar en vidrio. Aquí hay un mensaje: estoy trabajando con material que se encuentra en la Luna”.

El pequeño cubo viaja con una estructura metálica pequeña que lo protege de las temperaturas extremas. Además, el módulo de aterrizaje lunar también lleva una protección especial para las temperaturas del espacio.
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