Daniel Guebel: "La carta de Kafka era para la madre, no para el padre"
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Sigue la cosecha de premios para Daniel Guebel. El escritor argentino nacido en Buenos Aires en 1956 que, en marzo, había recibido el premio nacional de novela por El absoluto, publicada en 2016, ganó con El hijo judío (2018) el Premio de la Crítica que, desde 2006, concede Fundación El Libro y que se entregó esta noche en la Feria que continúa desarrollándose en La Rural. Este año el premio otorga $30.000.
Para darse una idea de la magnitud del reconocimiento, basta mencionar a los ganadores de ediciones recientes: Excesos lectores, ascetismos iconográficos, el ensayo de José Emilio Burucúa, publicado por Ampersand en 2017; Black out, de María Moreno (2016), y ¿Facundo o Martín Fierro?, de Carlos Gamerro (2015). El primer ganador fue David Viñas, por Tartabul: los últimos argentinos del siglo XX (hoy inhallable en librerías). Hebe Uhart y Hugo Padeletti también merecieron ese reconocimiento que, además de una obra específica, honra una trayectoria.

La novela de Guebel, que fue leída en clave autobiográfica y también como una interpretación de la "Carta al padre", de Franz Kafka, integra el catálogo de Penguin Random House (PRH), grupo editorial que en una semana fue noticia en dos ocasiones: por el lanzamiento de Sinceramente, el best seller inesperado de 2019, firmado por Cristina Fernández de Kirchner, y cuando se anunció la compra de la editorial española Salamandra, el viernes pasado.
Este año el nutrido jurado convocado por la Fundación El Libro estuvo presidido por Luis Gregorich e integrado por Carlos Aldazábal, Martín Ale, Natalia Blanc, José Emilio Burucúa, Jorge Dubatti, Silvina Friera, Santiago Kalinowski, Jorge Lafforgue, Antonio Las Heras, Mónica López Ocón, Cristina Mucci, Rafael Oteriño, Héctor Pavón, Flavia Pittella, Hinde Pomeraniec, Susana Reinoso, Julia Saltzmann, Matilde Sánchez, Máximo Soto y Canela.
Carta a la madre
"El recuerdo es una construcción; en la narración uno enlaza esas construcciones, las interpreta y, por último, las pone en cuestión -dijo Guebel-. La propia experiencia me dice que los recuerdos inventados parecen más reales. Para ser realista, hay que exagerar". Luego recordó a su primer editor en Sudamericana, su amigo Luis Chitarroni, y reveló que los actuales editores, Boido y Glenda Vieytes, le hicieron numerosas preguntas sobre el texto.

Guebel contó que había publicado El hijo judío cuando su padre ya no podía leerlo. "En mis textos autobiográficos, aparece siempre la queja y la victimización, pero en El hijo judío el niño también se convierte, por momentos, en victimario", afirmó ante una atenta audiencia. En la novela premiada, se baraja la hipótesis de que el verdadero destinatario de "Carta al padre" no habría sido el padre de Kafka, sino la madre. "Kafka escribió un texto quejoso, declarativo, un verdadero ajuste de cuentas con alguien que según él no leía nunca. Mi hipótesis es que la carta estaba dirigida a la madre: '¿Te das cuenta del tipo con el que te casaste?'". Entre los asistentes al acto en la Sala Sarmiento, se encontraba, en primera fila, la madre de Guebel. "Siempre que releo sus libros, encuentro cosas nuevas -dijo, micrófono en mano-. Y después de esta noche, voy a encontrar muchas más".
Del acto en la Sala Sarmiento (que comenzó con retraso debido a la lluvia torrencial que se desató con puntualidad en Plaza Italia) participaron la periodista Silvina Friera; el director editorial de PRH, Juan Boido, y el director institucional y cultural de la Fundación El Libro, Oche Califa. "Me da mucho orgullo estar acá y haber editado algunos de los libros premiados en otras ocasiones", dijo Boido, y agregó que había leído por primera vez a Guebel en los años 90, cuando se publicó La perla del emperador. "El otro gran momento en que me conmocionó leerlo fue cuando salió Derrumbe, en 2007". Por último, se refirió a El absoluto, novela que contrasta con El hijo judío en método y extensión: la primera supera las 500 páginas y El hijo judío tiene poco más de cien. "Después de lo absoluto podía venir lo particular y lo privado -dijo Boido-. Este es un libro de una madurez tremenda".
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