La expansión de la pintura
El argentino Fabián Marcaccio sorprende con una imponente instalación en Casa Daros de Río de Janeiro
Para Fabián Marcaccio, la pintura no está muerta. En plena agitación en torno al próximo Mundial de Fútbol en Brasil, el artista argentino propone, con una monumental obra en la Casa Daros de Río de Janeiro, un viaje exploratorio por las inagotables posibilidades que este medio ofrece para pensar y reflexionar sobre el mundo actual.
Con sus cien metros de largo y cuatro de alto, Paintant Stories (Historias que pintan), es una instalación creada por Marcaccio en la computadora, que recopila imágenes de Internet y otras de fotos y objetos, todas digitalizadas y mezcladas con trazos pictóricos realizados en diversos materiales como polímeros, resinas y silicona. El resultado es un impresionante tableau que avanza en forma sinuosa por la planta principal de la Casa Daros y despierta en el espectador la necesidad de movimiento a través de esta enorme pintura con diferentes historias en cada una de sus escenas.
"Uno ve la obra a medida que se mueve. Está desarrollada en duraciones, inspiradas un poco en el cine; es como un recorrido, un loop cinematográfico, que hace lo que el cine no puede hacer, como pasar a través de la arquitectura, presentarse con luz natural, trabajar lo virtual y lo real juntos en una pintura", explicó a adn Marcaccio, nacido en Rosario en 1963 y radicado en Nueva York desde los 22 años.
Concebida en el año 2000, en medio del inicio del proceso de globalización y del surgimiento masivo de Internet, Paintant Stories ya se presentó en las ciudades alemanas de Stuttgart y Colonia, así como en la suiza Zúrich, donde tiene su casa matriz la colección de arte contemporáneo Daros. Pero es la primera vez que se muestra en América.
Para cada uno de sus montajes, la obra tiene que ser rediseñada, reorganizada y adaptada al lugar, a veces con contracciones y otras, como es el caso de Río de Janeiro, con una singular adición: una expansión de 14 metros de largo que atraviesa una ventana, salta de un rincón a otro del patio central de la Casa Daros y vuelve a ingresar a este maravilloso edificio neoclásico en el barrio carioca de Botafogo. Esta suerte de puente de doble faz es la sección preferida de Marcaccio, quien ha dedicado la mayor parte de su carrera a la experimentación con la pintura. En una sala bautizada Painting Lab, el artista comparte el trabajo que realiza con materiales, trazos y objetos que suma a sus creaciones.
"No me considero un artista conceptual; trabajo con ideas, pero siempre desde una raíz pictórica -explica Marcaccio-. Y esta obra lidia con un montón de preocupaciones globales: los límites entre lo público y lo privado, el abuso de la imagen, el funcionamiento de los medios de comunicación, la ecología, la biogenética, los nuevos aparatos de producción, etcétera. Creo que la pintura es una buena herramienta para tratar estos temas, ya que ha sufrido revoluciones pero también tiene una continuidad evolutiva. Los modelos pictóricos llevan una relación íntima con procesos políticos, científicos, religiosos, vivenciales. Y me interesa conectar constantemente esas cuestiones; cada zona de la obra tiene sus propias ideas. No hay un mensaje único, son reflexiones sobre diversos temas. Es un error pensar que la pintura está muerta."