Murió la gestora cultural Teresa Anchorena, gran guardiana del patrimonio
Con una larga trayectoria en el ámbito público, presidió la Comisión Nacional de Monumentos, fue secretaria de Cultura y asesora de Raúl Alfonsín; atravesaba una recaída de una larga enfermedad
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Este jueves por la tarde, en su casa de la ciudad de Buenos Aires, murió a los 78 años la gestora cultural Teresa Anchorena. En su larga trayectoria, de más de cuarenta años en la vida pública, estuvo al frente de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, fue Secretaria de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires durante el gobierno de Enrique Olivera en los ‘90, legisladora, directora del Centro Cultural Recoleta y asesora del presidente Raúl Alfonsín a su regreso a la Argentina, tras una década de exilio en Francia -entre 1973 y 1983 estudió Antropología, empezó a trabajar en artes visuales, se inició en política y aprendió su fuerte: el cuidado del patrimonio-. Actualmente se desempeñaba como directora de Patrimonio en el Fondo Nacional de las Artes, para el que en estos días preparaba una nueva exposición, a pesar de su delicada salud: se trataba la recaída de un cáncer. En diciembre pasado había sido reconocida por su aporte a la Cultura en Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Su currículum es conocido y amplio. De todas las funciones que desempeñó, la que más visibilidad adquirió en los últimos años fue la de guardiana del patrimonio, al frente de la Comisión de Monumentos, nombrada por el entonces presidente de Mauricio Macri. Se mantuvo en el cargo durante seis años, pero en 2022, tras contagiar un cierto fervor por los tesoros y pueblos escondidos de todo el país, terminó su mandato como presidenta del organismo y recaló como asesora en el Teatro Colón, durante la dirección de Jorge Telerman.
Nunca tuvo aires de ser “la tataranieta de” aunque llevaba un apellido de ilustre familia. Vivía en una casa chorizo en la calle Acevedo, en Villa Crespo, donde a comienzos de 2024 le decía a LA NACION: “Son prejuicios a los que ya me acostumbré. Les digo que mi casa está cerca de la avenida Ángel Gallardo y me miran como diciendo ‘dónde quedará’”, se reía. En ese encuentro, se había referido a su enfermedad, un cáncer de ovarios del que se había recuperado. “Tuve mucho miedo de morirme. No veía la luz al final del túnel. El trabajo me salvó”. También en su “refugio” había montado un taller de restauración de muebles y una galería privada con obras de artistas argentinos, figuras de arte popular, vasijas de barro, artesanías textiles y flores frescas. El primer cuadro que compró (en cuotas) fue uno de Jorge de la Vega. Todavía iba al colegio.
Era madre de tres hijos, Mateo (arquitecto) y Luna (artista) Paiva -fruto de su relación con el fotógrafo y pintor Rolando Paiva- y la directora de cine Clara Cullen, y abuela de varios nietos, que vivían entre Nueva York, Los Ángeles y Barcelona.
Desde el regreso de la democracia, la política nunca le fue ajena. Sin embargo, consultada por la coyuntura de los últimos años, se mantenía al margen de las antinomias: “Yo no creo en la grieta. Se puede trabajar muy bien basado en el conocimiento y en el amor al país, con gente de todos los partidos políticos. Cuando uno es funcionario no es más militante. Yo milito para que a la Argentina le vaya un poco mejor, aportando en lo que sé hacer, que es gestión cultural". En este terreno, sin dudar, se definía radical: “Me afilié en el año 1982″.
Cada vez que podía, Anchorena manifestaba orgullosa que el patrimonio hubiera entrado con fuerza en la agenda pública: “Es un tema importante”, sostenía. “Desde hace veinte años ha ido creciendo cada vez más gracias a múltiples factores. Y donde se interviene el patrimonio y se restaura el lugar, se adquiere una belleza que no había antes; algo pasa de ser viejo a ser antiguo; es nuestra identidad y nuestra historia, eso a todos nos hace bien. Todo el mundo es sensible a la belleza“.
Repercusiones
En un comunicado oficial, la Secretaria de Cultura de la Nación que encabeza Leonardo Cifelli despidió a “una de las personalidad más destacadas en la labor por la salvaguarda y la promoción de la cultura y el patrimonio de la Argentina”. La noticia impactó en artistas, galeristas, gestores culturales y funcionarios, que coincidieron en destacar el “compromiso”, la “sensibilidad”, la “fortaleza” y la “seguridad”, como rasgos esenciales del perfil de Anchorena.

“Teresa fue una persona excepcional, tenía muchas cualidades y talentos; entre ellos, hacer que cada uno diera lo mejor de sí. También, armar equipos con gente muy diversa y de distintas procedencias ideológicas, técnicas. Realmente, fue una gran zurcidora de grietas de todos estos últimos años, que hace demasiado tiempo que siempre nos dividen. Era muy generosa, muy gaucha, como me la presentó alguna vez el que hizo de puente entre ella y yo: el historiador y crítico de arte y arquitectura Damián Bayón, de quien se hizo amiga en París”, dijo a LA NACION el arquitecto Fabio Grementieri, amigo de Anchorena hace más de 30 años. “Fue excepcional, realmente, en todos los lugares que estuvo, en el ámbito público y privado. Ella trabajó con todos los sectores políticos, con distintos gobiernos, porque creía que las áreas donde trabajaba, como el arte, la cultura, el patrimonio, tenían que ser políticas de Estado. Se nos fue una grande de la cultura y del patrimonio de la Argentina y es muy triste”.
Con el mismo espíritu, Carolina Biquard, expresidenta del Fondo Nacional de las Artes, la recuerda en estas horas no solo como una gran amiga que le dio la vida adulta y la gestión cultural, sino como “una mujer muy segura y generosa, una gran mentora, que como un lazarillo acercó a mucha gente a los artistas”. Y destacó los proyectos que las encontraron, como la puesta en valor de la Casa Victoria Ocampo. “Hasta los últimos momentos, cuando ya su salud no daba más, no dejaba de pensar en grandes proyectos para el país, como un libro sobre el adobe que tenía entre manos. Nuestra cultura le debe mucho a Teresa”.
El actual presidente del FNA, Tulio Andreussi Guzmán, destacó la entereza de Teresa Anchorena, “gran figura de la cultura argentina, siempre abogando por el patrimonio del país. Sostuvo su compromiso con Fondo Nacional de las Artes hasta el último día. Estuvo en la reunión de directorio de la semana pasada y participó con la entrega y la pasión que nos tenía acostumbrados. La recordaremos con afecto y admiración”.
También para el abogado y gestor cultural José Miguel Onaindia, “fue una persona crucial en las políticas culturales de la Argentina”.
Anchorena será velada este viernes, de 10.30 a 14.30, en la Legislatura porteña (acceso por Julio Argentino Roca 575). También este viernes, a las 18, se le rendirá homenaje en la feria de arte contemporáneo arteba, que se está desarrollando en el Centro Costa Salguero. “Desde Fundación arteba lamentamos profundamente esta triste noticia, una gran pérdida para la cultura y el arte argentino”, manifestó Larisa Andreani.
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