Otra falacia absolutista
El demócrata debe apresurarse a aclarar, toda vez que defiende este sistema de gobierno, que la democracia no es perfecta. Porque sabe que se viene un sermón sobre los defectos de la democracia. Es genial. Después nos enorgullecemos de nuestra capacidad de razonar.
Les ruego a los demócratas que no se excusen más. Por mi parte hace mucho que no lo hago, y donde el totalitario (muchas veces con piel de cordero) me apunta que la democracia tampoco es perfecta, le explico que su comentario constituye una falacia. Primero, porque no hay nada perfecto; es como decir que el agua es húmeda. Segundo, porque si como demócrata no puedo defender el sistema de gobierno en el que creo “porque también tiene defectos”, puesto que nada es perfecto, entonces no podríamos hablar de nada ni defender nada.
Lo peor, ya lo habrán advertido, es que los defectos que se le imputan a la democracia son (al menos por fuera) complementarios a los supuestos beneficios de los absolutismos, con lo que esa falacia no solo intenta silenciarnos, sino imponer sus recetas mágicas. Los que creemos en las democracias occidentales no tenemos que andar dando excusas. No digamos más que la democracia no es perfecta. Nada lo es.
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