
Retrato de un instante
Lupe Marín, la mujer de Leo Sbaraglia, presenta en la galería Van Riel pinturas que buscan captar gestos, miradas y pensamientos en un momento preciso
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A Lupe Marín le gusta moverse. Mueve mucho las manos para explicar que su vida es así: puede empezar un cuadro en la Argentina y meterlo en la valija para continuar en España, o dejarlo y retomarlo a la vuelta, meses más tarde. Lo hizo más de una vez durante los ocho años que se radicó en Madrid con su marido, el actor Leo Sbaraglia. Finalmente, ambos decidieron asentarse en Buenos Aires con su hija, Julia.
Pero Lupe no para. Nacida en Chile en 1971, vivió también en México. Además de pintar, hace esculturas, escenografías, joyas, diseño de libros, ilustraciones y dibujos para animación en televisión. Incluso realizó el video Doppelgänger , de la cantante Isol ( http://videos.lanacion.com.ar/video17371-1 ). Hasta para pintar los retratos que expuso en Hugo Boss, en Madrid; en arteBA´10 y ahora en la galería Van Riel, se mueve sigilosa como una fiera sobre su presa, acercándose para registrar con lápiz y óleo el detalle de un ojo o de una mano.
Ni siquiera le molesta que sus modelos -desde la actriz Julieta Cardinali hasta la escritora Anna-Kazumi Stahl- hagan lo propio, y captura cada escena con maestría pese a que nació sin poder ver con un ojo, lo que le impide percibir la profundidad.
-Necesito que se convenga una postura fija, pero no me interesa esa cosa rígida que se produce cuando una persona permanece estática. A veces es más difícil construir la figura de una persona en movimiento, pero esa dificultad les da también fuerza a la línea y a la figura en su totalidad. Es muy importante sentir que el otro está ahí, vivo, y que su cabeza está en movimiento.
-Tus retratados tienen una mirada perdida, ensimismada... Lo primero que surge es qué estarán pensando.
-Trato de buscar un pensamiento del otro; busco algo que sucede ahí, en ese instante. Qué le sucede al otro y qué me sucede a mí con respecto al otro. Me interesa la construcción de una identidad.
Cuando termina un cuadro, a Lupe le gusta ver la reacción del retratado, que a veces no se reconoce. Esto le ocurrió incluso a su marido: Sbaraglia recibió para un cumpleaños un retrato suyo compuesto a partir de fragmentos de la vida cotidiana, sin que él lo notara ("¿Estás bien?", le preguntaba cuando la descubría mirándolo fijo).
-Es una identidad de un instante lo que uno capta; no necesariamente es el retrato de una persona, sino que retrato un momento preciso.
-Es un diálogo entre quién era esa persona y quién eras vos en ese momento. Un momento único, irrepetible.
-Exacto. Y además me parece importante no intentar reproducir exactamente su cuerpo, sino usar esa estructura, ese pensamiento y lo que a uno le pasa para hacer un relato preciso de ese momento. Puedo agrandar una mano porque sostiene, porque da más fuerza. Es parte de ese relato. Hay que permitir lo que sucede, y también que haya un diálogo con la materia y con el azar.
-¿Qué más te interesa del retrato?
-La mirada. Ahí está todo. Si eso no funciona, para mí el cuadro no funciona.
-¿Y qué tiene que tener esa mirada?
-Un pensamiento. Tiene que haber una persona viva.
Ficha. Lupe Marín en Van Riel (Juncal 790, PB), hasta el 5 de noviembre. Video Isol: http://videos.lanacion.com.ar/video17371-1




