Una historieta con personajes extravagantes para amantes de la literatura
"Cuide a sus niños. Libros sueltos", dice un cartel ubicado en la entrada de una biblioteca peculiar a donde llega una joven bibliotecaria llamada Úrsula. El hombre que la recibe, el señor Molinari, le advierte enseguida que es un trabajo riesgoso. Allí, los libros tienen vida. Saltan de los estantes, acosan a los lectores, expulsan a los personajes de las páginas. Todo eso (y muchas aventuras más) ocurre en La cazadora de libros, la historieta de Pablo De Santis y Max Cachimba que acaba de publicar Editorial Común. El libro, que reúne las tiras creadas por el escritor y el dibujante para el suplemento cultural adn, de LA NACION, se presenta hoy, a las 19, en la librería Punc (Beláustegui 393), con la participación de los autores.
"Vivo rodeado de libros, que no están solo en los estantes sino en mesas, en el suelo, y en toda superficie disponible y que me resultan un poco amenazantes. Creo que los libros están vivos y que pueden cambiar de lugar sin que uno lo note", dice De Santis, que fue convocado en 2011 por Hugo Caligaris, por entonces director de adnCultura, para hacer una tira semanal en la última página del suplemento. Así nació La cazadora de libros, protagonizada por Úrsula, Molinari, Víctor Landor (un bibliotecario que desaparece misteriosamente) y otros personajes extravagantes amantes de la literatura.
"Como adn era un suplemento literario, lo ideal era que la historieta tuviera como tema el mundo de los libros. Pero son los dibujos de Max Cachimba los que me llevaron a la invención de personajes. Me es fácil pensar en historias para Max, porque nos conocemos desde 1984, cuando ganamos el premio de la revista Fierro. Él tenía entonces 15 años, era un chico y también un genio, que pronto recibió la admiración de los pesos pesados de la revista. Recuerdo, en especial, la admiración que Carlos Nine y Roberto Fontanarrosa sentían por él. A pesar de eso, no lograba aprobar la materia Dibujo en el colegio", recuerda el autor de El enigma de París, entre otros títulos.
Como Cachimba vive en Rosario, el trabajo a cuatro manos fue a la distancia. "Los personajes y sus peripecias en cada aventura, surgieron en principio de la desenfrenada imaginación de Pablo, que me enviaba los guiones ya prolijamente definidos; detalladas imágenes y palabras. A partir de la idea general y de las primeras escenas escritas donde se presentan los personajes, los escenarios y las posibilidades de la historia, me tomé un tiempo para realizar numerosos bocetos en busca de las imágenes posibles, encontrarles una cara, cuerpo, peinado y vestimenta a cada personaje, como también un aire fantástico y misterioso a los escenarios. Una vez conformado este mundillo en textos e imágenes, se puso en movimiento hacia diversas aventuras", cuenta el ilustrador.
Si bien la tira tenía continuidad semanal, cada episodio de La cazadora de libros cerraba con un gag o planteaba un enigma para el siguiente. En el libro, las historietas están agrupadas en varios capítulos como si fuera una novela gráfica. ¿Eso significa que la pensaron y crearon como una gran historia que podía entregarse por semana, como un folletín? Responde De Santis: "El formato era bastante especial y difícil, porque había que hacer una historieta que continuara, pero que a la vez tuviera cierto remate en la página misma. Dentro de ese esquema, hubo varias aventuras. Mi favorita es la del Brolem, ese Golem hecho de libros, que Max dibujó con tanto encanto. También me encanta cómo dibujó a la chica con cara de nube (Clara Nimbus, la ex novia de Víctor Landor). La Editorial Común (de Liniers y de su esposa, Angie) nos dio la oportunidad de mostrar en un libro esas páginas dispersas; hubo un gran trabajo de diseño de Magdalena Okecki que resalta los dibujos de Max. Me gusta pensar que es una historieta de fantasía y humor. O de género ‘Max Cachimba’" .
Según el ilustrador, la historieta puede leerse como una novela completa, que a su vez contiene capítulos o varias subtramas. "En su edición semanal en el diario, podía cerrarse una escena con un remate, un gag, o algún sugestivo cuadrito de suspenso a la espera de la siguiente entrega, aunque siempre continuando el desarrollo del argumento general. Supongo que la historia se desenvuelve en un tono de mesurada comedia; tampoco falta romance, aventuras, misterio y diversos fenómenos extraordinarios", explica.
Desde Vermont, donde vive, Liniers dijo a la nación que "De Santis y Cachimba son una dupla mítica de la historieta argentina desde los años 80. Para mí, son dos héroes absolutos. Cachimba es un gran secreto entre los dibujantes. Todos lo admiramos. Está en la cima del dibujo argentino". Orgulloso de haber publicado el libro, en este contexto crítico de la industria editorial, el creador de Macanudo lo definió como "una novela gráfica de aventuras, graciosa y absurda. Una oda, un homenaje, una carta de amor a los libros, la literatura, las bibliotecas y el ejercicio de la lectura".
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