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Parece que no hay alternativa: habrá que subirse a una tabla de wakeboard para sentir lo que los raiders , obsesivos buscadores de adrenalina, placer, vértigo, miedo y desafío por los aires.
Desde el muelle o la lancha, el observador de las acrobacias sólo tendrá una aproximación de lo que se vive allí arriba, pero nunca corporizará esas sensaciones tan intensas... excepto que se anime de una vez por todas.
"Por momentos llegás a estar suspendido por dos segundos, pero te parecen eternos y fantásticos", cuenta radiante Edgardo Martín, de 27 años, cinco veces campeón argentino y ganador en la categoría Pro de la primera fecha del Campeonato Argentino, que se desarrolló el último fin de semana en el Náutico Escobar Country Club.
En una genealogía imaginaria entre los deportes que se desarrollan sobre tablas, el wakeboard surgió de la combinación del esquí náutico junto con otras disciplinas de apariencia similar: el surf, el skate y el snowboard. El objetivo del wakeboard es realizar maniobras a remolque de una embarcación; se utilizan las olas que genera la nave para tomar altura -que en algunos casos alcanza los seis metros- y el gran desafío es cautivar con distintos trucos aéreos.
El mago del agua en el lago del Náutico fue Martín, alias Q-Tun: en sus dos pasadas de 400 metros, ante la mirada de unos 250 seguidores, obtuvo las calificaciones más altas de los tres jueces, que evalúan la dificultad de las maniobras.
Se toman en cuenta el riesgo puesto en juego, la compaginación y coordinación entre cada una de las acrobacias, la intensidad con que se realizan y la garra para efectuarlas. Son tres los pilares del examen final: la ejecución, la composición y la intensidad.
Tras sobrevolar a ras del agua a 40 kilómetros por hora entre boyas y rampas, Martín Graziano, presidente de la Asociación de Wakeboard Argentina (AWA) y participante en la categoría Masters (mayores de 30 años), comentó: "Hice paracaidismo y snowboard, pero el wakeboard te despierta mucha más adrenalina que otros deportes de riesgo. Lo bueno es que no hay techo para realizar nuevas maniobras y el aprendizaje es muy rápido".
El wakeboard comenzó en las playas de California a principios de los años 80. Al surfista Tony Flinn, definitivamente desesperanzado por tantas jornadas sin buen oleaje, se le ocurrió practicar con las olas generadas por una lancha, arrastrado por un manillar. La disciplina terminó de armarse con la creación de tablas más adecuadas para esta práctica.
Entre los 60 profesionales de wakeboard de la Argentina -no hay un número específico de aficionados- sólo algunos viven de este deporte gracias a sponsors y a las clases que se brindan en el exterior. Tal es el caso de Federico Bruland, que trabaja a nivel empresarial y está a cargo de cinco escuelas en Suiza. De todas maneras, los raiders locales están lejos de alcanzar las condiciones de sus colegas del exterior, que tienen su propia lancha y obtienen abultados premios por la participación en distintos certámenes. Los mejores exponentes están afincados en las aguas calmas de Orlando.
Juan Martín, hermano de Edgardo y que concluyó segundo entre los Pro, contó qué siente cuando arranca la lancha: "A la hora de probar algo nuevo, muchas veces te produce temor. Pero después, cuando dominás la maniobra, te orientás perfectamente en el aire y sabés cómo vas a caer en el agua. Y en los torneos no tirás tantas acrobacias y calculás de acuerdo con lo que ya hicieron los otros competidores".
El Campeonato Argentino de Wakeboard, en su séptima temporada, propone más acción y en distintos escenarios del país: la segunda fecha se desarrollará entre el 18 y el 19 de enero en Villa Carlos Paz, Córdoba; la tercera será el 15 y 16 de febrero en Dique Los Reyunos, en Mendoza; la cuarta el 29 y 30 de marzo, en Rosario, y la última en el Náutico Escobar Country Club, los días 12 y 13 de abril.
Roberta Rendo, de 24 años, es una de las pocas mujeres que se animaron con el wakeboard. Es campeona argentina y logró el 7° puesto en el Mundial que se realizó en Río de Janeiro. "Es increíble estar volando y no saber dónde estás, hasta que bajás", señaló Roberta.




