Río 2016: los argentinos olímpicos del maratón: "No me quedé en casa llorando y acá estamos", dijo Mastromarino

RIO DE JANEIRO.- Una recta final que jamás olvidarán. A Mariano Mastromarino se le pasó toda su vida por la cabeza. Seguramente, habrá recordado lo que le dijo a su entrenador Leo Malgor el día que no se clasificó a los Juegos de Londres: quería estar en Río 2016 y esforzarse todo lo que sea necesario para cumplirlo. Fue el argentino que mejor finalizó en el maratón, con un tiempo 2h18m44s, terminó 53°, a diez minutos del campeón olímpico y favorito, el keniata Eliud Kipchoge. Luis Molina terminó 89° (2hs 23m 55s), y Federico Bruno , acalambrado en todo el cuerpo, terminó 137°, y corriendo lateralmente para padecer menos los dolores.

"Ahora puedo decir que soy olímpico. La recta final fue interminable y se te pasa un millón de cosas por la cabeza. Hace cuatro años atrás estaba en mi casa, sin ganas de ver los Juegos Olímpicos y ahora estoy acá, disfrutándolo", dijo Mastromarino, exhausto, y con la voz quebrada por la emoción. El "Colo", como le dicen sus amigos, describió cómo fueron sus 42 kilómetros: "Venía muy bien de ritmo; hasta que tuve una puntada en el kilómetro 30, justo cuando tenía que empezar la remontada. Me queda un poco un gusto amargo por no haber corrido más rápido", se sinceró.

Mastromarino destaca lo importante que fue sentir el aliento del público argentino, y en especial el de su esposa e hija de tres años, que lo esperaron en el kilómetro siete. Y otra vez, vuelve a su cabeza aquella noche de hace cuatro años, cuando se quedó fuera de la clasificación a Londres: "No me quedé en casa llorando. No bajé los brazos, y acá estamos. La peleé", afirmó el marplatense, que cumplió su anhelo a los 31 años.

Kipchoge cruzó la meta en 2hs8m44s y fue medalla de oro. Había sido medallista de plata en 2008 y de bronce en 2004 en los 5000 metros. El etíope Feyisa Lelisa, que

Luis Molina, nacido en Chascomús y que se desarrolló como atleta en Lobos, fue otro de los argentinos que también disfrutó especialmente la carrera. Por una tendinitis que padeció en Colombia, en los entrenamientos previos a los Juegos, dudaba sobre cómo sería su rendimiento. "Ayer no sabía si iba a poder llegar", confesó el atleta de 28 años. Pero finalmente, pasó la meta: "Estoy feliz. Mi sueño era llegar e hice una muy buena marca", afirmó Molina, quien destacó el aliento del público argentino y lo calificó como "increíble". Y añadió: "Esto es un puntapié inicial para lo que viene que es Tokio 2020, y quizás, los Juegos de 2024", vaticinó Molina, que se había clasificado a los Juegos sin contar con una beca del Enard.

El último de los argentinos en llegar fue Federico Bruno (23 años), quien sufrió calambres en los isquiotibiales, cuadriceps, abdominales y en la espalda. Fue acompañado en los últimos dos kilómetros por el atleta paraguayo Derlys Ayala, en lo que fue una de las escenas más emocionantes de los Juegos.