Historias del boxeo: el presidente, el príncipe y el senador

Los hombres del poder, representados por un presidente conservador y un príncipe rebelde, potenciaron la imagen de los dos boxeadores más impactantes del momento: el mexicano Andy Ruiz y el inglés Anthony Joshua, que más allá de sus exposiciones permanentes, no pudieron frenar las tareas de otros personajes, que siempre concitan la atención: el filipino Manny Pacquiao y el gigante de Manchester, Tyson Fury.

Don Andrés López Obrador, presidente de la República de México, quiso conocer y elogiar en público a Andy Ruiz, californiano, de 29 años, que lleva la sangre azteca de sus padres, en su corazón. Con doble nacionalidad y con el tatuaje: "Hecho en México" , atravesando su cuerpo en donde el cebo sobresale sobre el músculo, el flamante campeón mundial pesado (AMB-FIB-OMB), no sólo explicó como liquidó a Joshua , hace dos semanas, en Nueva York, sino dejó muy en claro que espera ser local en el estadio " Azteca", para afrontar el desquite –allí– a cualquier precio; pese a los 50 millones de dólares que ya le ofertaron para combatir en algún estadio inglés o de País de Gales, ante 90.000 personas.

El nacionalismo expuesto por Ruiz es creíble y transparente. Fue aceptado en el acto por la comuna mexicana, que fue reacia con este tipo de conversiones, cuando otro angelino, Oscar de la Hoya, tomó la misma decisión, décadas atrás.

En tanto, el príncipe británico Harry, de Sussex, hijo de Carlos y Lady Di, posó fotográficamente con un sonriente y eufórico Joshua, en una barra con buenas bebidas, con otros deportistas, como si nada hubiese pasado. Poco les importó proyectar una localía para la revancha, que será antes de fin de año, o analizar las causas del decepcionante traspié. Ambos saben que será muy difícil recuperar lo perdido. Sobre todo la imagen.

Todos estos fantasmas, acrecentaron el interés por el debut del inglés Tyson Fury, ex campeón mundial pesado, frente al ignoto invicto alemán Tom Schwarz, este sábado en Las Vegas ( sin TV para la Argentina), contagiado por este contorno "catástrofe" desatado por Andy Ruíz, días atrás.

Por último, el gobierno de Filipinas indicó que su senador "estrella", Manny Pacquiao , batió el récord de inasistencias con 14 faltas en las 61 sesiones parlamentarias celebradas desde julio de 2018 a la fecha. Sólo la senadora Leila de Lima, detenida por irregularidades no bien asumió, superó esas cifras. Más allá de lo político, Pacquiao, a los 40 años, continúa con un entrenamiento intenso para unificar el título welter (AMB) ante el norteamericano Keith Thurman, diez años menor e invicto en 30 peleas, en un combate complejo. El match se llevará a cabo el 20 de julio en Las Vegas. Al respecto, Bob Arum, su expromotor, de 87 años, indicó: "Ya no trabajamos juntos pero es uno de los boxeadores a los que más quiero. Deberíamos prestar más atención en Manny, a esta altura. Cualquier golpe podría dañarlo".

Pacquiao, desafió a la lógica y a las desventuras desde el día en que nació. Sabe que su tiempo, en este oficio, se acaba. Y que para sostenerlo deberá inmiscuirse en zozobras y dramas, para vender entradas y tener buen raiting en TV. Todavía es algo más que una buena marca. Es un campeón que aún sobrevive con arrojo y lo demostró cuando nadie lo pensaba, en sus últimas dos peleas ante Lucas Matthysse y Adrien Broner.

Debe continuar lidiando con el riesgo para poder seguir existiendo. Es el maldito plus que ofrecen sus combates.