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La emoción se apoderó de todos los presentes. El estadio Olímpico del Centenario, sede principal de los Juegos Olímpicos Atlanta 1996, estalló de júbilo en una sola ovación. En el centro de la escena, Muhammad Ali, casi entre lágrimas y sin poder disimular los síntomas del Mal de Parkinson, recibió la última posta y encendió la antorcha olímpica, que iluminaría a los atletas con su fuego sagrado hasta el último día de la competencia. Mientras, perdido en la delegación argentina, Pablo Chacón, hasta entonces un desconocido joven mendocino de 21 años, contemplaba a una de las grandes leyendas que había dado el boxeo, el mismo deporte en el que él hacía sus primeros pasos.
Chacón no se lo imaginaba, pero su actuación en aquellos JJ.OO. tendría un significado muy importante para la historia del deporte olímpico argentino. En la categoría súper pluma, el mendocino arrancó con un ajustado triunfo, por 6-5, ante el jamaiquino Tyson Gray. Luego, ya superados los nervios del debut, aplastó al mauritano Josian Lebon, con un contundente 17-4. Y en los cuartos de final, para asegurarse el bronce, se despachó con un triunfo frente a uno de los favoritos al podio, el húngaro János Nagy, por 18-7.
Finalmente, en semifinales, Chacón no pudo hacer nada ante el tailandés Somluck Kamsing, quien terminaría ganando la medalla de oro. Sin embargo, al no haber pelea por el tercer puesto, se quedó con la medalla de bronce, compartida nada menos que con la promesa local Floyd Mayweather Jr., de 19 años, hoy una superestrella del boxeo mundial.

Con su logro, el mendocino rompió una racha de 28 años sin un boxeador argentino en el podio olímpico y ratificó al deporte de los puños como el máximo semillero de medallas en la historia argentina. Lamentablemente, después de Chacón, la Argentina no volvió a tener un púgil medallista.
Las cifras son contundentes: de las 66 medallas que ganó la Argentina a lo largo de la historia, 24 fueron el boxeo (7 de oro, 5 de plata y 12 de bronce). Esto quiere decir que poco más del 36 por ciento de los logros argentinos en los JJOO se consiguieron arriba de un ring. ¿Un dato curioso? Nunca un mismo boxeador argentino ganó dos medallas.
Lejos del boxeo, con 7 logros, los deportes de velas fueron los segundos que más aportaron al medallero nacional. Después siguen: atletismo (5), eemo (4), fútbol (4), natación (3), tenis (3), hockey (3), pesas (2), polo (2) y básquetbol (2).
Es una realidad: en el medallero argentino, el boxeo gana por KO.
Fuente: ERNESTO RODRÍGUEZ III, Libro I de los Juegos Olímpicos (1896-2012), editorial Al Arco. / Medallero Olímpico / Archivo LA NACION.




