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En la semana que terminó, el Tribunal de Justicia de La Haya despejó una de las grandes dudas que perseguían al mundo del fútbol:confirmó que Zeljko Raznatovic, más conocido como Arkan, tenía un pedido de captura internacional.
Este yugoslavo comanda un grupo de terror (lo llaman "Los Tigres de Arkan") que se encarga de la llamada "limpieza étnica" en Kosovo. Y tiene pedido de captura internacional desde 1997 por genocidio. Había bajado mucho su perfil en el último año, pero ahora, con la guerra, volvió a los primeros planos. Su asociación con el fútbol es sencilla:es el dueño del Obilic, último campeón yugoslavo de fútbol. El tomó al equipo cuando era uno más y, con su poder y su influencia, lo puso por encima de los más famosos Estrella Roja y Partizán.
Ahora, mientras pelea en la guerra, le dejó el mando del club a su mujer, la escultural cantante Svetlana Ceka. Ella representó al club en la última Copa UEFA, en la que Obilic fue eliminado por Atlético de Madrid.
Es tal la psicosis que genera el nombre de Arkan en el fútbol europeo que, luego de que varios medios de prensa le pidieran a la UEFA, a través de notas editoriales, que expulsara al Obilic y a Arkan, la Unión señaló que no tomaría medidas hasta tanto el militar tuviera alguna sentencia en su contra. Ahora, con la confirmación de la Corte de La Haya, los pedidos volvieron.
Hace un tiempo, una agencia internacional de noticias deslizó que Ajax había solicitado la expulsión de Arkan. El club holandés respondió inmediatamente con una conferencia de prensa en la que negó todo. Para que se entienda bien:para que un club de la altura de Ajax arme en minutos una conferencia por causa de una información, dicha noticia tiene que resultar demasiado importante.
Los jugadores yugoslavos, en cambio, no hablan de Arkan. Ellos critican a la OTAN, a Clinton, a los Estados Unidos. No importa en este caso quién tiene razón. Si la OTAN, si Slobodan Milosevic, si Clinton. Ese es otro tema y no tiene mucho que ver con el deporte. Pero sí tiene que ver el mensaje parcializado de los jugadores yugoslavos, porque ellos aprovechan su exposición para influir en la opinión pública, como se vio ayer en Italia, en Francia y en España.
Ellos critican la guerra, pero de Arkan no hablan. Y al personaje lo conocen bien. Al cabo, es el dueño del campeón yugoslavo.

