La Argentina logró la medalla de plata en equitación y se clasificó a Río 2016

TORONTO (De nuestros enviados especiales).- El espléndido Cornet Du Lys, tordillo imponente y fino a la vez, le faltó un poco de velocidad para que el reloj no lo penalizara, y con ello, poner a la Argentina en un desempate con Canadá. Fuera de eso, el recorrido de José María Larocca (h.) con su padrillo alemán fue magnífico y así la equitación argentina alcanzó una medalla plateada que no estaba en los planes, y que un equipo albiceleste de salto no alcanzaba en Juegos Panamericanos desde San Pablo 1963. Y algo que la equitación nacional no obtenía desde que Federico Castaing quedó 2º en prueba completa en Mar del Plata 1995.

"Más feliz, imposible. Es un sueño hecho realidad", comentó a la nacion Larocca, que vive en Europa desde 1994 y que cumplió un papel vital en el logro. No sólo es, por ahora, el mejor del conjunto en lo individual, sino que además aportó un caballo, Cannavaro 9, a un compañero, Matías Albarracín.

Larocca trabaja en una empresa en Ginebra, Suiza, el país donde nació hace 46 años. Pese a su ocupación laboral de alta responsabilidad, siempre representa a la Argentina, pero esta vez se le pidió llegar con más antelación al lugar de la competencia para formar un mayor espíritu de equipo. Él estaba tan comprometido con el proyecto Toronto 2015 que venía hablando con sus compañeros desde el año pasado. Ahora arribó temprano a Toronto y el cuarteto que completaron Luis Birabén (con Abunola) y Ramiro Quintana (Whitney), con Bruno Passaro como reserva, fue unido y estuvo enfocado. "Siempre pensé que teníamos un equipo fuerte. El objetivo de la medalla no era fácil, pero tampoco imposible si estábamos todos concentrados y cada uno haciendo lo suyo. Hoy nos levantamos y nos dijimos «tenemos chances». Y estuvimos cerca del oro, nos perdimos el desempate por un punto", contó José María.

En el salto hípico compitieron diez países con un conjunto de cuatro binomios (jinete y caballo) cada uno. Tras la primera jornada la Argentina marchaba 6»; ayer fue la definitiva, con dos recorridos de la mayor exigencia, 1,60 metros de altura máxima. Así, Toronto implicó una suba de nivel respecto a Guadalajara 2011, cuando se saltó 1,50 y el cuarteto albiceleste (Larocca, Albarracín, Martín Dopazo y Ricardo Dircie) resultó 6º. Esa mejora cualitativa, a la altura de los Juegos Olímpicos, hizo que los países líderes en equitación en América enviaran esta vez lo mejor, por lo que Larocca, Birabén, Albarracín y Quintana superaron con gigantesco mérito a Estados Unidos y Brasil, dos rivales superiores en este deporte, y terminaran por debajo sólo de Canadá, otro grande continental y mundial. Y al quedar entre los cuatro primeros, accedieron a Río de Janeiro 2016; desde Atenas 2004 la Argentina no presenta un equipo olímpico de salto, aunque hubo siempre jinetes en forma individual.

"Lo que conseguimos es enormemente valioso. En salto no se alcanzaba una medalla plateada desde 1971", aludió Larocca al 2º puesto individual de Jorge Llambí en Cali. Y festejó la clasificación colectiva olímpica: "Yo quería estar en Río, pero entrar en equipo es distinto. El derribo final de Lucho [Birabén, que estaba sin faltas] me arrancó lágrimas, porque era nuestra chance de sacar el oro; una lástima. Pero eso habría sido más que un sueño. Lo que ha pasado es súper; más felices no podemos estar". Su compañero Albarracín se animó a ir más allá, como declaró a TyC Sports: "Esto no termina acá. Esto empieza acá".

La mejor época de la equitación argentina fue la de los sesentas, cuando, por caso, Carlos Delía fue subcampeón mundial de salto. Delía era primo del papá de Larocca. Tal vez desde el más allá esté gozando como pocos este logro nacional en la disciplina que tanto honró.