Argentinos-Independiente, por la Copa Diego Maradona: un alivio para el Rojo y la punta en solitario para Boca y River

Independiente andaba de capa caída. No sólo había sumado tres derrotas en serie, quedó eliminado de la Copa Sudamericana, no tenía puntos en el tramo final de la Copa Maradona y Jorge Burruchaga, el manager, amaga con renunciar, por la continuidad de Lucas Pusineri. Era un tropiezo en el campo de juego y un disgusto lejos del césped. Encontró, de pronto, un bálsamo, un alivio reparador: el triunfo por 2 a 0 sobre Argentinos Juniors, uno de los mejores equipos del torneo, en La Paternal.

De algún modo, les dio una mano a los más grandes, a Boca y River, los punteros, con 7, de la Zona Campeonato A y que se encontrarán el próximo sábado. Argentinos, de deslucida tarea, tenía los mismos puntos y hoy los mira desde abajo. Y no sólo en las estadísticas: tal vez, dispuso de la peor versión desde el regreso del fútbol.

Lo mejor del partido

A Independiente no le sobra nada. Ni en el plantel, ni en la tesorería. Ni ideas, ni dinero. Pero le sobran ganas de progresar, de salir del pozo, de evitar la depresión. Roa tuvo una actuación, al fin, de número 10, porque pocas veces exhibió su clase que tiene relación directa con lo mejor de la historia roja. El colombiano tuvo la inventiva que siempre se le exigió, el mediocampo tuvo templanza y la defensa, con un Barboza lúcido y seguro, establecieron las bases de un triunfo reparador.

Menéndez, con un derechazo cruzado y Velasco, un pibe encarador y, además, ahora goleador, resolvieron el asunto cada vez que Argentinos ensayó una tímida reacción. Independiente tuvo puntería y coraje, dos atributos que les faltaron en las últimas semanas, cuando el Rojo se jugó demasiadas cosas. La Sudamericana era la prioridad y la eliminación contra Lanús fue un golpe fulminante. La deslucida campaña en la zona campeonato, además, abrieron una profunda herida en Pusineri, que a pesar de algunos desatinos no se baja del barco. Cree en el plantel y los jugadores no desconfían del entrenador.

Esa muestra se vio, en variados pasajes del entretenido encuentro en La Paternal. La cuota negativa fue la salida de Carlos Benavídez, que podría tener una seria lesión. Independiente termina el año con un sabor agridulce, porque los principales objetivos quedaron lejos de sus manos. Allá a lo lejos, queda la derrota en el clásico, con dos jugadores más. Tenía la ilusión copera, como dicta su pulso histórico y quedó a mitad de camino. Y la Copa Diego Maradona era una meta posible, con los otros gigantes más metidos en la Copa Libertadores. Y tampoco pudo. Al menos, dejó una imagen confiable en una noche de lunes y, sin quererlo, le dio algo de aire a Boca y River, los candidatos a quedarse con el grupo.