Ascensos, festejos, deudas y política: una montaña rusa en la que descarriló Estudiantes de San Luis

Noviembre de 2011. Estudiantes, de San Luis, envejece en el fútbol provincial mientras su rival de siempre, Juventud Unida, se lleva todas las portadas y milita en el Argentino A. Pero el empresario Carlos Ahumada, el máximo responsable de Juventud, se va del club sin avisar. Estudiantes se encandila con su éxito y le abre las puertas. En una asamblea, unos 25 socios lo nombran presidente. Por unanimidad.

Mayo de 2016. Cuatro años y medio después, Estudiantes es más de Ahumada que de San Luis. El club trepa desde el Argentino C hasta la B Nacional en tiempo récord. Ahumada es el responsable de pagarles a los futbolistas, pero se acumula una deuda millonaria. El plantel se moviliza y su reclamo queda inmortalizado con un abrazo entre todos los jugadores apenas comenzado un partido con Talleres, de Córdoba. Aparece la AFA, que paga. Pero que les pide a los futbolistas que comuniquen sus claves bancarias para cobrar lo adeudado sin intermediarios.

Octubre de 2016. Los jugadores llevan tres meses sin cobrar. El club perdió el predio de La Amalia, en el que se entrenaban sus divisiones inferiores, y que podía usar por un convenio con la intendencia de la capital provincial. Debía hacer una cancha y mejorar la infraestructura que había. El intendente, Enrique Ponce, se harta de las promesas incumplidas y expulsa del lugar al club. El gobernador, Alberto Rodríguez Saá, también se cansa de que su provincia, que solía ser el principal patrocinador de Estudiantes, con el lema “San Luis Inspira”, salga en medios nacionales por los desastres económicos: se habla de 2.500.000 de pesos de deuda con la AFA y 500.000 con la liga sanluiseña. Rodríguez Saá nombra a un normalizador, Alberto Díaz, para elaborar un padrón y llamar a elecciones. A Ahumada y el resto de la comisión directiva –ninguno de San Luis– les quedan apenas dos meses de mandato.

Ahumada, que también se ha ido con problemas de Talleres, de Córdoba, necesita tiempo para que la granada no le explote en las manos. Le pide a la mesa directiva de la B Nacional que no levante el paro de actividades iniciado a fines de septiembre. La categoría se niega. A la mañana siguiente, Ahumada, sus tres hijos y el resto de los directivos renuncian. Una mujer que vive desde hace 11 años en el predio en el que está el estadio El Coliseo se queda con las llaves del club. Esa tierra, esa cancha, son todo el patrimonio de esta institución de la segunda categoría del fútbol argentino.

Ahumada habla con LA NACION y se descarga: “Mi salida es una operación política encabezada por el gobernador, Alberto Rodríguez Saá. Mandó decirme por uno de los empresarios más importantes del país que me quería afuera: ahora lo consiguió”, relata este cordobés nacionalizado mexicano. Y acusa: “El gobernador dijo que hipotecamos el club. Lo invito a que saque un certificado de la propiedad [por el predio donde está “El Coliseo”]. Vamos a ver si está hipotecado”.

Los detractores de Ahumada aseguran que el último balance del club fue aprobado sin socios y a puertas cerradas. La Dirección de Constitución y Fiscalización de Personas Jurídicas y Cooperativas de San Luis lo reprobó. “Se metió la barra y tiró piedras. Por eso no hubo gente”, replica Ahumada. “Pero en las asambleas de la AFA, por ejemplo, podemos estar sólo los asambleístas. Nada más”, agrega. Ese documento contable dice que el club le debe $ 16 millones al 31 de diciembre pasado. También lo acusan de haberse llevado el ómnibus en el que se trasladaba el plantel. “El vehículo es mío y está en Lobos”, responde Ahumada. Justamente en Lobos fijó Estudiantes su localía hace unos meses. Allí hizo la pretemporada. Y allí pretendía jugar luego de que el gobierno puntano le quitara su apoyo de 8 millones. “De un día al otro nos dijo que se eliminaba ese dinero, y que el Estado provincial no apoyaría al fútbol profesional. Sin ese dinero, el club es inviable”, se defiende Ahumada.

Personalista y polémico, el empresario llegó a integrar el comité ejecutivo de la AFA como representante del fútbol del interior. Había conseguido cierto renombre por la seguidilla de ascensos deportivos de su tercer club (antes había estado en Talleres y en Juventud Unida) en el país. En una escucha telefónica de 2013, el fallecido ex presidente de la AFA, Julio Grondona, habla del conjunto puntano: “El único equipo que yo quiero, que me preocupa, es Estudiantes, de San Luis”, dice a Gustavo Ceresa, ex presidente del Consejo Federal. A fines de ese año, Estudiantes le ganó a Atlético Policial (Catamarca) la final por un ascenso al Argentino A. En la provincia norteña todavía recuerdan el arbitraje del sanjuanino Alberto Rivero Reinoso en el partido de vuelta.

Hubo quienes pensaron que sin Ahumada –un gerenciador devenido presidente por las urgencias deportivas y económicas– no habría más Estudiantes. El gobierno de la provincia salvaguardó los colores y decidió la intervención del club. La diputada nacional Ivana Bianchi –viuda del ídolo Juan Gilberto Funes– quedará al frente de la institución. No estará sola, ya que el principal funcionario de San Luis Deportes es su hijo, Juan Pablo. La AFA confirmó que la participación de Estudiantes en la B Nacional está garantizada. Los futbolistas siguen esperando que les paguen.

Quilmes formalizó su convocatoria de acreedores

Quilmes presentó ayer su convocatoria de acreedores en el juzgado civil y comercial Nº 3, a cargo de la juez Diana Ivone Español. El objetivo principal es saber cuánto y a quiénes debe dinero el club cervecero. El estimado del pasivo total supera los $ 200 millones, de los cuales $ 80 millones corresponden a la AFA. La participación del club en la primera A está garantizada mientras dure el proceso. El nuevo presidente, Marcelo Calello, negoció contrarreloj con Futbolistas Argentinos Agremiados para que Quilmes pudiera participar en el torneo. Además, sumó socios y apostó a la transparencia: en los últimos días publicó el detalle de los gastos del último partido, jugado con Olimpo.