Argentina-Qatar: la selección se abraza a su escudo para evitar un papelón histórico
PORTO ALEGRE.- Como en su época de futbolista, Lionel Scaloni apoyó primero su pie derecho cuando pasó la línea que delimitaba el terreno de juego. Enseguida tocó el césped y en el mismo movimiento llevó su mano derecha a la frente y el pecho, para santiguarse. A un costado, desde una tribuna del estadio Beira Río, unos 400 hinchas gritaban por Messi. La escena parecía la de un partido, aunque fuera apenas un entrenamiento un sábado a la tarde, el último de la selección antes de asomarse a un precipitado día D: aunque los demás resultados le estén dando un envión, la selección argentina no sabe todavía si podrá ser una de las ocho de los doce equipos que jugará los cuartos de final de la Copa América. Tan enrevesado es todo que, casi tres horas más tarde, el entrenador no haría pública la formación del equipo porque hacerlo "sería dar una ventaja". Una señal de que siempre se puede estar peor, aun a pesar de que las expectativas eran bajas cuando el torneo recién despuntaba.
Argentina-Qatar: horario, TV y formaciones de un partido clave
El escenario es tan complejo que durante la mañana, en el hotel de la selección, analizaban a Qatar como "el Barcelona de Messi y Guardiola". Así de crítico, y confuso, es el momento. No es que alguien crea que el invitado árabe sea una síntesis del fútbol inolvidable que regaló aquel equipo. En todo caso, lo que hay es conciencia de las propias debilidades: si Qatar amasó una generación de futbolistas jóvenes al amparo del ideario del Barca, esta Argentina necesitada y tambaleante no tiene siquiera un estilo al que aferrarse en esta hora de temor.
"Tenemos que tener paciencia, lo que te enseñan en las inferiores. Pasarnos la pelota para ganar confianza", descubrió el técnico en la conferencia de prensa en el Arena do Gremio, sede del cruce de este domingo, sentado al lado de Giovani Lo Celso. El rosarino, víctima ante Paraguay del descalabro generalizado, escuchaba en silencio. Elegido por Scaloni como uno de los referentes del nuevo tiempo, el chico se paseó por cuatro posiciones el miércoles, hasta fundirse. Otro indicio de la confusión reinante.
Tanta desorientación no será fácil de corregir en un contexto así, con un plantel con 14 futbolistas que viven su primer torneo internacional en la selección. "Tenemos más jugadores de tenencia que de buscar pelotas al espacio", planteó el entrenador, en un nuevo bandazo. Si al comienzo de su interinato valoraba el fútbol directo, en el debut de la Copa prefirió la pausa de volantes sin recorrido, pero como el experimento salió mal apostó por otros, dinámicos, ante Paraguay... Hasta que volvió a revisar el guión y pensó que lo mejor, en esta contingencia, es apostar al doble 9 (Agüero y Lautaro Martínez) con un medio campo otra vez diferente, que podría incluir ahora a Lo Celso, Paredes y De Paul.
El descalabro admite siempre una página más. La formación número 12 en los 12 partidos del ciclo Scaloni será la que intentará ganar su primer partido aquí, suficiente para obtener la clasificación. Tal como consigna @Cadena3.com, en diez meses el entrenador convocó 59 jugadores y utilizó 52, de los cuales 40 fueron titulares, y entre un partido y otro realizó 66 cambios: un promedio de seis de un juego al siguiente.
Se dijo: Argentina pasará de rueda si gana, pero el problema es que el reglamento le exige anotar un gol al menos para lograrlo: este equipo de Messi, Agüero, Martínez y Dybala apenas hizo uno, y de penal (mediante el VAR), en la Copa. Un mal endémico que no se condice con esos apellidos, y que antecede a esta gestión. A ésta la cabe, eso sí, una estadística que pone a la Argentina en un nuevo lugar del mapa sudamericano: con Scaloni la selección enfrentó a cinco rivales a los que volverá a ver en las eliminatorias, y no ganó ninguno. Perdió con Brasil, Colombia y Venezuela y apenas empató con Colombia y Paraguay.
Quizá por ese lado del azar se permita creer en que por fin aparezca una versión decidida, dominante y goleadora del equipo, por fin: después de tantas cachetadas de los vecinos, el rival en este partido decisivo en la Copa América es uno que viene de lejos. Una perla que la dirigencia de la Conmebol pone delante de Argentina en esta instancia impensadamente cruel, que la selección intentará saltar con apelaciones a lo simbólico. "Vamos a jugar por el escudo", en palabras de Lo Celso.
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