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SANTIAGO, Chile (Especial). Pasó de todo. Ganaba Universidad Católica por la diferencia mínima con merecimientos como para más. Lo dio vuelta Colón de forma inesperada y se puso 2-1. Y en el final del partido, los locales se repusieron, llegaron al 3-2 que obligaba a ir a los penales, y desde los 12 pasos, con un 5-3, los chilenos lograron su objetivo: su lugar en el Grupo 8 de la máxima competencia continental.
Si alguien vio el partido los primeros 55 minutos, se paró, fue al baño, y volvió a seguir las alternativas del encuentro, poco entendería de lo que pasó. En una ráfaga Colón dio vuelta un partido que le era muy adverso. Así pasó de un 0-1 que le resultaba barato en el almacén de los merecimientos a un 2-1 que quedaba totalmente fuera de contexto.
Los chilenos dominaron el primer tiempo a voluntad, y la ventaja que consiguieron en el primer tiempo por 1-0 resultó muy exigua. En ese período, Universidad Católica estuvo cerca en varias ocasiones, como dos tiros en el travesaño, ambos de Rodrigo Toloza. La ventaja la consiguió en el cierre de la etapa con un cabezazo en el área chica de David Henríquez.
Colón tuvo su momento propicio cuando el segundo tiempo daba sus pasos iniciales. Primero, a los 7 minutos de esa etapa, cuando un lateral de Eduardo Coudet terminó en una obra maestra de la precisión. Peinó la pelota Esteban Fuertes dentro del área, la bajó con el pecho Nieto y en el aire, Ivan Moreno y Fabianesi metió un cabezazo junto a un palo, inatajable para Paulo Garcés.
En la jugada siguiente, cuando Colón disfrutaba del empate y Universidad Católica asimilaba el golpe, Guillermo Rivarola se escapó en la zona izquierda del área, cayó en una jugada confusa y el árbitro paraguayo Carlos Torres sancionó penal. Esteban Fuertes, tal su costumbre, no falló, y entonces los santafecinos se pusieron 2-1 arriba, cuando ausente la justicia futbolística bien podría haber establecido una goleada para los chilenos.
Quedaba poco más de media hora de sufrimiento para el equipo argentino. Hubo un tiro en el palo de Toloza, un penal ejecutado por Mirosevic cuando el reloj marcaba los 22 minutos que atajó Pozo y un vendaval de ataques de los hombres de camiseta blanca y azul sobre el área rojinegra. Una mano evitable del paraguayo Salustiano Candia dejó a Colón con diez hombres a los 23 minutos. Quedaba mucho suspenso todavía, en una trama que se volvió todavía más atrapante con el muy buen gol de tiro libre Toloza, cuando quedaba un cuarto de hora para el final.
El partido tenía más historia por escribir. A los 37 minutos, Pozo se equivocó y no retuvo una pelota que le quedó servida a Morales para poner el 3-2, que significaba la igualdad por tratarse del mismo resultado registrado en el partido de ida, en Santa Fe.
Los penales inclinaron la balanza para el lado de Universidad Católica. Hubo cierto toque de justicia, porque los chilenos fueron muy superiores, salvo por el hecho de que la atajada decisiva fue irregular (ver aparte). Pero pese a eso quedó el sabor de un trago amargo, porque el equipo argentino estuvo muy cerca de lograr la clasificación que fue a buscar.
En el penal que Paulo Garcés le atajó a Iván Moreno y Fabianesi –la segunda ejecución de Colón–, el arquero chileno se adelantó algunos metros, claramente. Pero la infracción no fue sancionada por el árbitro paraguayo Carlos Torres.
Una muy buena cantidad de hinchas de Colón acompañó al equipo santafecino en la capital chilena y se ubicó detrás del arco donde se ejecutaron los penales.
Damián Díaz, el mejor jugador del partido, dijo después de la victoria de Universidad Católica: "Si no clasificábamos íbamos a deprimirnos mucho. Estoy orgulloso de jugar en este equipo".
Con la derrota, sigue siendo una sola la participación de Colón en la etapa de grupos de la Copa. Fue en 1988 cuando, cayó en cuartos de final contra River.

