

Encontrá resultados de fútbol en vivo, los próximos partidos, las tablas de posiciones, y todas las estadísticas de los principales torneos del mundo.
MIAMI (Especial).– Si alguien le cuenta a un argentino que al superclásico entre River y Boca asistieron 10.000 espectadores en un estadio con capacidad para 75.000, seguramente preguntará si se jugó en otro planeta. Bueno, la trascendencia de este partido todavía se mantiene entre las fronteras de la Tierra, pero basta decir con que esto sucedió en los Estados Unidos para entender el fenómeno al revés.
El clásico tuvo sorpresas por todas partes, empezando por la definición. Increíble, apasionante, inesperada, dramático. La distancia no fue impedimento para vivir un clásico a full. Porque ganaba Boca 1 a 0, merecidamente, con un gol marcado por Nicolás Burdisso a los siete minutos del primer tiempo. Pero se perdió muchas situaciones de gol y pagó un precio muy alto.
A los 45 minutos, cuando casi todos (menos los jugadores de River) sólo esperaban el final del encuentro, apareció Matías Lequi, que había tenido un mal desempeño, tras un tiro libre de Andrés D’Alessandro y un cabezazo de Maximiliano López, para marcar el empate. Se festejó a lo loco.
Pero había más, sí. Había tiempo. Y lo aprovechó el pibe Juan Pablo Raponi, que había ingresado en la segunda etapa por Víctor Zapata, y le dio la gran victoria al conjunto dirigido por Manuel Pellegrini, que tuvo así un debut exitoso como técnico de River.
En marco inusual, en el estadio Orange Bowl, de esta ciudad, casi todo resultó extraño, salvo los cantitos clásicos de las canchas argentinas y los infaltables insultos de descarga durante los 90 minutos, que tanto se extrañan cuando se está tan lejos de las costumbres.
Por ejemplo, uno de los espectadores que no llevó camiseta ni bandera fue Jeb Bush, hermano del presidente norteamericano George W. Bush y gobernador del Estado de la Florida.
Esta cancha, en la que nunca se juega al fútbol y que sólo utiliza el equipo universitario de fútbol americano de la ciudad, resistió impecablemente el diluvio, que sólo se detuvo a eso de las seis de la tarde, dos horas antes del encuentro. En un terreno rápido, Boca se desenvolvió mejor que River y a poco del comienzo se puso en ventaja.
En el primer tiempo hubo varios roces y se fueron expulsados Burdisso y Alejandro Escalona (fue titular por una lesión de último momento de Ariel Garcé), ambos por juego brusco. Y Franco (esguince en el tobillo derecho) se fue reemplazado por Gabriel Pereyra, tras un pisotón de Christian Giménez.
Boca tuvo varias situaciones más, incluso en el segundo tiempo, a partir de la desfachatez de Carlos Tévez, que quiere tomar la posta de Riquelme. Pero falló.
Y River, que nunca se sintió vencido, se fue del Orange Bowl gritando bien fuerte la victoria ante Boca.
MIAMI (Especial).– Boca comenzó a ocuparse de los refuerzos. Ya definió la llegada de Matías Donnet y ahora está a un paso de acordar el préstamo de Ezequiel González, de Fiorentina. Más allá de que el principal objetivo de Oscar Tabárez es la contratación de un goleador, los dirigentes también desean traer un futbolista que le haga sombra a la decisión de Juan Román Riquelme de no jugar más en Boca. Por eso, la alternativa de Equi, que está de vacaciones en Rosario y que quiere jugar en la entidad de la Ribera.

