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KNYSNA.- Alcanza con detenerse unas horas en la lujosa concentración del seleccionado francés en el complejo hotelero Pezula para entender que, a veces, un Mundial no es un punto de encuentro. Los aires glamorosos de Francia, aquella que se jacta de sus fragancias, monumentos y gastronomía, parecieron esfumarse como un relámpago con la frustración de los resultados, los entredichos internos, la expulsión de Nicolas Anelka y la huelga -sí, la huelga- que ayer hicieron los futbolistas en solidaridad con Anelka, echado del Mundial por los insultos contra el DT Raymond Domenech en el entretiempo del partido con México. El ruido fue tan grande que hasta renunció el dirigente de la Federación Francesa de Fútbol (FFF), que encabezaba la delegación, Jean-Louis Valentin.
La situación se enturbió con cada comentario. Algunos sugirieron ayer otro duro enfrentamiento entre Yoann Gourcuff y la estrella del equipo, Franck Ribery. Es más, ayer mismo Domenech intervino y evitó una pelea entre el capitán Patrice Evra y el preparador físico Robert Duverne. Fue una discusión que bien pudo haber terminado a los golpes. Así está Francia.
Evra habló por medio de un comunicado. "Deseo desmentir categóricamente la información publicada por varios medios, según la cual nuestro rechazo a entrenarnos estaría motivado por el hecho de que estimamos que Robert Duverne era el traidor del que hablé [...] Siempre hemos confiado en Robert, sobre el campo para prepararnos físicamente, y fuera, en la vida diaria de la selección."
Vale un breve repaso. Desde el mismo plantel trascendió que todos se miran con recelo. Los jugadores entre sí. Los jugadores y el cuerpo técnico. Y los jugadores y los dirigentes. El empate con Uruguay (0-0) y la derrota con México (2-0) fueron cartuchos de dinamita. Anelka explotó contra Domenech y la onda expansiva dejó a toda Francia cimbrando...
Anelka dejó ayer Sudáfrica y el plantel decidió no entrenarse en respaldo a su ex compañero. Domenech habló con Anelka después del incidente. Se lamentó por el estado público que tomó la situación y hasta defendió al futbolista al considerarlo "bajo presión". Aseguró que lo único inentendible fue que el delantero no hubiera aceptado pedirle disculpas.
Los intentos por apaciguar el tema chocaron contra los dichos del dirigente Valentin. "¡Qué vergüenza! Me voy inmediatamente de Sudáfrica y vuelvo a París. Estoy asqueado. Dejo mis funciones. Lo que pasó fue un escándalo para la federación, para el equipo de Francia y para el país entero." Sonaron como las palabras más sensatas.
"Un traidor reveló varias cosas. estaremos aliviados cuando sepamos quién fue. francia está sufriendo y todos estamos sufriendo". FRANK RIBERY.


