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Apenas ayer comenzó la temporada para Sergio Romero en Manchester United. Una goleada burocrática 4-1 ante Burton Albion por la tercera rueda de la Copa de la Liga abrió un calendario que se presume escuálido en partidos en la estación 2017/18, justo la que desembocará en el Mundial. Y ni completó el encuentro, porque Mourinho le concedió los últimos minutos al portugués Joel Pereira, el tercer arquero. El arco en la Premier League y en la Champions es para el español David de Gea. Romero arrastra este déficit de presencias, pero siempre termina quedándose con el buzo de la selección. “Que una y otra vez el arco de la Argentina lo ocupe Romero significa que es un arquero confiable para los técnicos, y eso no se regala, se lo ha ganado en los entrenamientos y en los partidos frente a los distintos entrenadores que ha tenido en la selección. Evidentemente, tal vez para el que está afuera haya una serie de interrogantes, pero para los que están adentro no. Hay que darle la derecha a Romero”, explica Navarro Montoya.
Pero algo inquieta al ex arquero de Boca, y no esconde su preocupación. “Es un chico con grandes condiciones, es un arquero que no se va a equivocar, pero en los últimos tiempos no te gana partidos. El otro día, contra Venezuela, yo estaba confiadísimo en que tapaba el mano a mano porque hizo todo bien: achicó las distancias y el rival no tenía escapatoria, pero cometió el error de arrodillarse, y ahí quedó el espacio sobre el hombro por el que pasó la pelota. Tenía que haberse quedado paradito, pero se agachó y ahí paso la pelota. Esa decisión equivocada en la última centésima de segundo hace que no ganes el mano a mano. Y eso es terriblemente condenatorio para el arquero”, analizó. Y agregó: “También le pasó en Bolivia, cuando sacó la cara en un gol. La cara hay que ponerla siempre. Aclaremos algo: todos los arqueros, como todos los jugadores de primera división, son buenos, si no, no llegan a primera. Pero la diferencia entre los muy buenos arqueros y los arqueros «gana partidos» es ésa. Y los arqueros «gana partidos» son los cracks”.
En las últimas cuatro temporadas, entre Monaco, Sampdoria y el United, Romero no alcanza los 50 partidos. Pero en la selección tiene el récord, con 90, desde que debutó, en 2009. Sucesivamente convenció a Maradona, Batista, Sabella, Martino, Bauza y también a Jorge Sampaoli.
–¿Vos a quién le confiarías el arco de la selección?
–Creo que la discusión que tiene Sampaoli entre Romero y el Patón Guzmán es del estilo. En Sevilla, Sampaoli apostó por Sergio Rico, un chico muy alto, y lo obligó a perfeccionarse con los pies y así lo hizo un mejor arquero. Y creo que ésa es la demanda que tiene con Romero. Creo que Sampaoli está tratando de encontrar, con la escasez de tiempo que tiene, la simbiosis entre lo que él cree y lo que le demanda la coyuntura. Ojalá que pueda salir de este paso en las eliminatorias; creo que la selección va a ser un gran equipo porque cuenta con los mejores futbolistas del mundo.
–¿Estás convencido?
–Sí, sin dudas. Tenemos al mejor del mundo y a uno de los mejores de todos los tiempos. Y tenemos que estar orgullosos de él. Y los demás juegan en Juventus, PSG, Inter, Barcelona, Manchester…
–¿Pero por qué no rinden como allá?
–Hay que dejar de comparar, basta. Son circunstancias, coyunturas y organizaciones distintas. Esa comparación es errónea y ventajista. Con ellos hemos cometido el peor pecado, un destrato vergonzoso. Con este discurso perverso hemos destruido lo más importante que tenemos: los futbolistas. Ellos han sostenido alto al fútbol argentino pese a los últimos años que hemos transitado. Porque estos futbolistas son de un nivel extraordinario. Claro, es muy fácil analizar desde el resultado porque siempre es tu aliado, pero analizar el juego te obliga a discutir de conceptos y sostener argumentos. Y eso no es para cualquiera.