River: cómo volver a empezar después de sufrir un golpe durísimo en Tucumán
TUCUMÁN.– Hay pocos adjetivos que puedan describir con profundidad y certeza el dolor que atraviesa River en este momento. Acaso la palabra desilusión es la que más se asemeja, pero el sentimiento también está atravesado por la bronca, el desconsuelo y la incredulidad. El golpe que recibió en Tucumán es muy duro y que la Superliga haya quedado en las manos de Boca puede ser un cachetazo con coletazos importantes. Hoy el equipo parece estar tendido en la lona. Sin ánimos. Con una tristeza quizás nunca antes vivida en el ciclo de Marcelo Gallardo. Por eso, y más que nunca, la reacción será fundamental para que pueda volver a mirar el futuro con entereza.
Las caras de los jugadores al salir del vestuario del Estadio José Fierro para subirse al micro y emprender el regreso a Buenos Aires mientras caía la noche del sábado lo dijeron todo: miradas apagadas, cabezas gachas, rostros inmutables… profunda desazón. Los propios hinchas de Atlético Tucumán, el villano en esta historia, buscaron fotos o saludos con los futbolistas millonarios. Y hasta hubo gritos de aliento. Pero no hubo ni una sola palabra ni un gesto por fuera de la conferencia de prensa del DT, el último en subirse al bus.
"Teníamos la esperanza de estar festejando en este momento, no lo pudimos hacer y es difícil. El vestuario estaba bastante golpeado. En estos momentos a veces es mejor no decir nada. Pero esto sigue. Ahora hay que tratar de manejar el dolor, la tristeza y la desilusión y el lunes volver a carretear. Ya lo hemos hecho en otras oportunidades", comentó Gallardo.
Es la primera vez que no hay un objetivo al alcance de la mano para recuperarse rápido. En los otros dos grandes golpes del ciclo del Muñeco, siempre tuvo una chance de reacción: en 2017, tras perder la semifinal de Copa Libertadores con Lanús, apostó a la Copa Argentina que luego le permitió jugar y ganarle al Xeneize la Supercopa Argentina; y en 2019, luego de la caída con Flamengo en la final, tuvo otra vez la definición de la Copa Argentina para enfocarse de lleno y poder festejar.
Esta vez no hay nada tan directo en el corto plazo. Y eso puede tener un efecto negativo para un equipo acostumbrado a buscar "buenas zanahorias por comer", como ha dicho el DT en varias oportunidades, para estimularse y fortalecerse con la idea de crecer. Esa famosa adrenalina que siempre lo potenció no estará por varias semanas y el trabajo de "carreteo" de los próximos días será crucial para acomodar el rumbo de un plantel golpeado.
¿Qué le queda ahora a River? Hasta el final del semestre, tendrá tres objetivos centrales. El que más cerca aparece en el calendario es la Copa Libertadores. Después de la derrota 3-0 con suplentes ante Liga de Quito, el miércoles jugará ante Binacional de Perú en el Monumental a puertas cerradas y necesitará conseguir un triunfo que lo reposicione en el Grupo D. Ganar parece fundamental para recuperarse y mirar las próximas cuatro fechas con más alivio y confianza.
Luego vendrá la Copa de la Superliga, que el sábado tendrá su inicio en Núñez justamente frente a Atlético Tucumán, y puede ser el torneo que le otorgue una pronta revancha: son 11 fechas para intentar ser semifinalista. Aunque, claro, seguramente tendrá que apostar por la rotación frente a la doble competencia y las necesidades que le exige la Libertadores. Luego, sin fecha ni sede definida hasta el momento, también estará la Supercopa Argentina frente a Racing, que posiblemente se juegue en mayo.
"No tenemos un desafío cercano que nos estimule para ver cómo podemos salir rápido de esta desilusión. Y ese será el nuevo desafío. Va a ser una buena medida para saber cómo respondemos", reflexionó el DT. "La Libertadores empezó difícil para nosotros. Tenemos que convertir ese contexto en un estímulo para recuperar puntos de acá al corto plazo y acomodarnos en el grupo. Y después arrancará la Copa Superliga, que es un torneo corto también. Pero está claro que el dolor no va a pasar mañana y quizás el miércoles juguemos con eso encima, es normal. Los momentos hay que digerirlos y pasarlos, no se borran de un día para el otro. De a poco tendremos que ir cerrando la cicatriz".
A horas de haber perdido el adeudado título local, la cabeza de River ya tiene que empezar a trabajar hacia adelante. La caída en Tucumán es dura. Le duele. Le molesta. Lo inquieta. Pero este inesperado sentimiento de desazón, negativamente novedoso para el exitoso ciclo de Gallardo, tendrá que ser el combustible para no evitar posibles tormentas. Desde hoy ya comienza el "carreteo" para reaccionar cuanto antes y volver a competir.