Si pega en el palo y sale: la lógica de no ir al Mundial
Es para pensarlo: todo lo que podía salir mal, salió peor. Pero todo lo que podía hacerse mal, se hizo pésimo.
El 8 de octubre de 2015, cuando arrancaron las eliminatorias para Rusia 2018, dos años atrás, el presidente de la AFA era Luis Segura , como entrenador nacional se desempeñaba Gerardo Martino y Lionel Messi no integraba el equipo albiceleste.
A Segura lo reemplazó el Comité de Regularización de Armando Pérez , a Martino lo sucedió Edgardo Bauza y Messi retornó en la quinta fecha, tras cuatro partidos sin jugar.
Ahora Claudio Tapia es el titular de la AFA, Jorge Sampaoli es el entrenador y a Messi se lo compara desfavorablemente con Maradona tras cada partido.
Cuando Martino abandonó su cargo, harto del destrato dirigencial, al cabo de seis fechas, la selección estaba tercera en las eliminatorias. Cuando Bauza -que le había dicho a LA NACION que no sabía qué haría luego de ganar el Mundial con la Argentina- fue despedido por Tapia, tras la 14ta. fecha, el equipo nacional había caído al quinto lugar de las posiciones.
Tres partidos de Sampaoli y la selección está sexta en la tabla: por ahora, afuera del Mundial (y Bauza está adentro, con Arabia Saudita).
El equipo arrancó jugando las eliminatorias con Romero en el arco, y Chiquito sigue firme. En esa formación inicial estaban Roncaglia, Garay, Mas, Pastore, Agüero y Ángel Correa. Luego entraron Lavezzi y Tevez. Ninguno de ellos estuvo el jueves en la Bombonera: sí Otamendi, Mascherano, Biglia, Banega y Di María, que completaron aquella formación inicial.
Más tarde jugaron Zabaleta, Funes Mori, Kranevitter, Lamela, Gaitán, Dybala, Rojo, Higuaín, Mercado, Peruzzi, Enzo Pérez, Demichelis, Pinola, el propio Messi, Augusto Fernández (con Martino), Alario, Pratto, Musacchio, Acuña (con Bauza), Acosta, Joaquín Correa, Fazio, Pizarro, Icardi, Benedetto, Alejandro Gómez, Gago y Rigoni (con Sampaoli). Cuarenta y dos (42) futbolistas, casi nunca un equipo.
A esta Argentina le caen mal las matemáticas. No suma lo que debería. Es cierto que 5 más 4 son 9. En los últimos cinco partidos hubo cuatro números 9: Higuaín, Pratto, Icardi y Benedetto. Ninguno convirtió un solo gol. Para la selección, 4 x 9 = 0. Una aberración aritmética.
Si le ganamos a Ecuador no dependemos de nadie, se asegura. La Argentina arrancó las eliminatorias perdiendo 2-0 con Ecuador en la cancha de River, ¿lo habría vencido en la Bombonera? El equipo argentino no ganó ninguno de los últimos cuatro partidos, una racha negativa con la que se precisa bucear en la historia para encontrar el último antecedente. Los profetas del "ganar como sea", los que sentencian que "ganar es una obligación", deben estar rascándose perplejos la cabeza.
Después de dos años de campaña a los tumbos, la clasificación del seleccionado a Rusia 2018 pende de la suerte de un solo encuentro. Se sabe: en un partido hay pelotas que pegan en el palo y entran, otras que pegan y salen. La Argentina se colocó a sí misma en una situación en la que depende de esa suerte. Ya no importan el trabajo, la planificación, la actualidad de sus futbolistas. Contra Perú, la pelota -impulsada por Messi- pegó en el palo... y salió.
Contra Ecuador, la pelota puede entrar. O volver a salir. No habrá ninguna lógica en eso.
La única lógica es irrefutable: si el fútbol argentino acaba por no ir al Mundial, será porque acumuló suficientes méritos para lograrlo.
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