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MENDOZA.– La firmeza de una contrasta con la fragilidad de la rival. La defensa de Boca resultó uno de los pilares para consagrarse campeón del torneo Apertura 2011, porque la imbatibilidad de Agustín Orion se sustentó en el trabajo de la última línea. La zaga de River, desde hace tiempo, no logra fiabilidad y esto se observó con las variables que ensayó el técnico Matías Almeyda durante las 18 fechas del campeonato de la primera B Nacional. Como si hiciera falta, el destino se empecina en dividir un poco más a los protagonistas del superclásico. El arranque del año, momento en que las piezas van tomando forma para la competencia, arrojó algunas señales que deberían ser analizadas por los entrenadores para no sufrir sobresaltos.
En el esquema que diseña Falcioni en Boca la defensa tiene un rol protagónico. Y después de un primer semestre de 2011 muy flojo –hasta para burlarse algún hincha la subastó en Internet–, todo cambió seis meses más tarde en esa línea. El regreso de Schiavi, por quien se tejieron muchos interrogantes después de sus actuaciones deficientes en Newell’s, apuntaló el sector. Junto con Insaurralde no regalan lujos, pero nadie puede negar que la pareja es expeditiva. La duda que se abraza sobre los dos centrales es entender si los posibles reemplazantes están a la altura. La primera opción es Matías Caruzzo, que asomaba como titular anoche, aunque el ex futbolista de Argentinos no viajó después de un golpe en la rodilla izquierda. Sin Caruzzo, Gastón Sauro es el próximo en la nómina, y ayer tuvo su turno: ingresó en la segunda mitad por Schiavi, que salió por precaución. Así, en el segundo tiempo, la rearmada defensa de Boca fue: Ruiz, Insaurralde, Sauro y Sánchez Miño.
Si la columna titular no es sólida con el recambio, más preocupante es lo que sucede con los laterales. La lesión de Clemente Rodríguez, dueño de las bandas, provocó que Franco Sosa encontrara un espacio para mostrarse en el verano. Ayer, su ausencia a última hora por una infección en el pie derecho motivó el ingreso de Enzo Ruiz, un juvenil del club que habitualmente juega de central. La problemática en los costados se evidenció con la expulsión en Resistencia de Facundo Roncaglia, que cumple en el sector derecho pero sufre cuando se recuesta sobre la otra banda. Sin él, Falcioni debió recurrir al juvenil Juan Sánchez Miño, que no siente la posición.
Si Boca, el flamante campeón, tiene problemas, River, que por primera vez no juega en la A, también tiene un déficit. Abecasis, Maidana y Juan Manuel Díaz son figuritas repetidas, y lo seguirán siendo porque las alternativas no resultaron eficientes cuando les llegó el turno. Vella y Arano nunca pudieron hacerse dueños de los laterales en River, y en el último superclásico volvieron a defeccionar. Para Arano la situación es muy compleja, porque es uno de los apuntados por los hinchas por el descenso y eso se pudo observa cuando el plantel arribó a esta ciudad, donde fue blanco de los insultos.
Es llamativa la situación con los marcadores centrales, ya que Almeyda, que le dio libertad para negociar a Alexis Ferrero, Adalberto Román y Agustín Alayes, no convocó jugadores que cumplan esa función ni para el partido de ayer ni para el superclásico en Chaco, como Germán Pezzella y Leandro González Pirez, dos juveniles con una excelente proyección. El Pelado sí le ofreció un espacio a Ramiro Funes Mori, que junto con Maidana son la pareja titular en la idea del entrenador.
En primera o en la B Nacional, Boca y River son diferentes, aunque hay circunstancias que los emparentan.
EL VOLANTE QUE TUVO BAJAR
Juan Sánchez Miño ocupó ayer el costado izquierdo de la defensa por las ausencias de Clemente Rodríguez (lesionado) y de Facundo Roncaglia (expuslado en Chaco). El jugador, de 22 años, es habitualmente volante por la izquierda y es una de las promesas de Boca.