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La aventura de Jorge Fernández Valdés en el Open Británico de St. Andrews: “No se puede explicar”
El cordobés, campeón del Abierto, ultima las prácticas en el campo escocés y mañana debutará en el primer major de su carrera
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De aquellos momentos golfísticos tambaleantes a la posibilidad de codearse con la elite. Jorge Fernández Valdés disfruta de esta transformación deportiva acompañado de la encantadora estridencia de las gaitas, la mejor ambientación para anticipar un major histórico. El cordobés jugará desde mañana su primer torneo grande, y el destino quiso que fuera en una cita muy especial: el 150° Open, que tendrá como escenario el Old Course de St. Andrews, considerado unánimemente la cuna del golf.
“No se puede explicar”, suspira ‘Jorgito’ o ‘Ior’, como lo bautizaron sus amigos, cuando vuelve a caer en la cuenta de que jugará un certamen que se disputó por primera vez en ese trazado en 1873, año en que el viejo campeón Old Tom Morris se hizo cargo del cuidado de la cancha. “Ver los fairways de los hoyos 1 y 18, el edificio de la R&A, el puente Swilcan del hoyo final, esos lugares tan icónicos para nuestro deporte, es algo muy especial... Cuando el martes de la otra semana llegué al Old Course tuve una sensación diferente a la que se puede experimentar al entrar en otra cancha de golf“, relata el jugador de 29 años.
El camino rumbo a ese campo lleno de secretos y tradición arrancó con su victoria en diciembre pasado en el VISA Open de la Argentina, que le permitió acceder de manera directa a la cita británica. En la ceremonia de premios en Nordelta, además del trofeo, le entregaron una bandera del hoyo 18 de St. Andrews como prueba testigo. Pero más allá la felicidad de la clasificación automática, todavía no había sentido en cuerpo y alma la emoción de ser partícipe de un certamen del que todo golfista del mundo quisiera formar parte.
“Es difícil creer que ya pasaron 220 días desde que gané en Nordelta. Después de la alegría de triunfar en el Abierto de mi país, supe que iba a cumplir el sueño de jugar un major y ni más ni menos que en el aniversario 150° del Open”, revela Fernández Valdés, que se instaló en una casa alquilada en Leuchars, a solo quince minutos de St. Andrews y en compañía de su equipo de trabajo: el caddie e instructor Cristian Peralta, el psicólogo Agustín Hope y el manager Marcos Virasoro.
Fernández Valdés pasó etapas de zozobra en varios tramos de su carrera, en una serie de contramarchas entre el PGA Latinoamérica y el Korn Ferry. El talento natural y la técnica siempre estuvieron, pero muchas veces se vio traicionado por su parte mental. Fue una historia que agitó el fantasma del retiro de la actividad. “Tuve momentos muy duros en los que me planteé muchas cosas”, le había confesado a LA NACION a fines del año pasado.
Sin embargo, en esta temporada se le dio todo, porque consiguió una de las plazas para volver al Korn Ferry, el circuito que es la antesala del PGA Tour. Ahora mismo navega en el sueño de este major y, para ello, practicó cuatro vueltas completas en el Old Course, en una ocasión junto con el defensor del título, el norteamericano Collin Morikawa.
Además, buscó impregnarse de lleno de la impronta de los links escoceses: en la semana también ensayó en Carnoustie y Dumbarnie Golf Links. Aunque no es un novato en este estilo de canchas: ya se había probado en St. Andrews en 2011 y 2012, cuando disputó el St.Andrews Links Trophy, un evento para los mejores amateurs del mundo. En su debut quedó 34° y al año siguiente finalizó en el puesto 22°.
“¿Qué conclusiones saqué de estos días de práctica? St. Andrews es un campo donde la dirección del viento es preponderante: depende de dónde sopla, el campo cambia significativamente. Y son fairways con muchas ondulaciones; un buen tiro se puede convertir en uno no tan bueno porque tuvo un mal pique”.
A partir del domingo ya comenzaron a llegar los jugadores al Old Course y todo empezó a funcionar como un major. “Desde ese día hubo más gente y se observó un ambiente diferente. Compartir esta semana con los mejores jugadores del mundo es un desafío distinto. El sueño de jugar un major ya está en marcha”, se proyecta este producto de la Asociación Argentina de Golf, que tras brillar como amateur marcó un sendero en el profesionalismo y ganó cuatro torneos en el PGA Tour Latinoamérica.
Está acompañado por su mujer y su beba, Martina y Azalea, y un numeroso grupo de amigos cordobeses, varios de ellos que se movilizaron de Inglaterra a Escocia en casa rodante. Hasta incluso ya compartió algunos momentos con Emiliano Grillo, el otro argentino participante del Open, con quien solo habló sobre bebés por tratarse de dos padres primerizos.
Fernández Valdés está tranquilo porque practicó suficiente, pero a la vez ansioso ya que siente que es hora de jugar por los puntos. Entiende que es una experiencia única y que debe aprovecharla: “Mi objetivo es disfrutar jugando este torneo de Grand Slam. Y después, dar todo de mí para tener una buena actuación y concluir lo más arriba posible”.
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