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Javier Weber quiere hablar del partido de hoy con Italia. Quiere referirse a la victoria de anteanoche ante Grecia, que los dejó en la lucha por el quinto puesto. Quiere recordar la dolorosa derrota ante Francia, que le robó a él, a la selección argentina y a todo el público en el Luna Park, la esperanza de meterse en una semifinal de un Mundial por segunda vez en la historia. Es decir, Javier Weber quiere hablar del conjunto, del equipo, y no hacer mención a su situación personal. Esa que dice que hoy, en el Palacio de los Deportes, ingresará por última vez en una cancha como jugador. A los 36 años, se retira uno de los máximos referentes del voleibol nacional; y lo hará con la camiseta celeste y blanca, en una instancia decisiva.
Pero no logra esquivar la mención. “Para mí va a ser bárbaro”, dice este hombre que estuvo 18 temporadas en la selección nacional y que hoy, a las 16.10, luchará junto con la Argentina por lograr el quinto puesto en el Mundial. “ Despedirme con la gente maravillosa que siempre nos acompaña; en el Luna, que es el Palacio de los Deportes, donde a cualquiera le encantaría jugar, y frente al campeón del mundo es algo que nunca me voy a olvidar. Será una despedida emocionante.”
Es el final de una carrera extensísima. Que comenzó a los siete años en River. Y que incluyó una medalla de bronce en Seúl 88, el título en los Panamericanos Mar del Plata 95 y el cuarto puesto en Sydney 2000. Ahora Weber dice basta. De aquí en más, en el futuro cercano, está la dirección técnica de Unisul, de Brasil.
–¿Vas a seguir ligado a la selección?
–Yo me retiro, pero siempre voy a estar ligado a la selección. Siempre. Puedo no jugar o no dirigir, pero siempre voy a estar apoyando y siempre voy a aportar lo que haga falta en el equipo. La selección fue y será mi vida, así que por más que esté o no, no significa que no aporte. Puedo aportar desde la tribuna, alentando a los pibes el año próximo.
–¿Y cómo ves el futuro del equipo de ahora en más?
–En 18 años que estoy en la selección pasaron un montón de jugadores. A veces estamos un poco más arriba, otras un poco más abajo; pero siempre dentro de los 10 mejores. Yo creo que el futuro del equipo argentino es bueno; sobre todo si la Federación decide mantener a este cuerpo técnico, que sería una gran ventaja.
Pero Weber no quiere seguir más. No quiere pensar más en su retiro, en su despedida. Para él, el equipo, ahora, está por encima de todo. Y entonces se mete de lleno en “la final”, como llaman todos en el conjunto de Carlos Getzelevich a este partido con Italia.
–¿Cómo se hace para ganarle a Italia de vuelta?
–De la misma forma que se le ganó antes: jugando bien al voleibol. Para nosotros, un quinto puesto es todo; para Italia no es nada. Eso es muy significativo. Pero los partidos hay que jugarlos. Italia sigue siendo el campeón del mundo, y mañana (por hoy) vamos a seguir jugando con el tricampeón mundial. Por más que después haya otro campeón, un nuevo campeón, Italia continúa siendo una potencia. Va a ser durísimo, porque por más que para ellos no valga nada, van a jugar con uñas y dientes.
–¿Ya se recuperaron anímicamente de la derrota con Francia?
–Mirá, con Grecia (triunfo en sets corridos) ya demostramos que el grupo está bien de la cabeza. Veníamos de una tristeza muy grande; no la voy a llamar frustración porque no lo fue, pero sí una tristeza muy grande. Una vez más demostramos que este equipo tiene un personalidad bárbara, que el grupo está totalmente unido bajo un objetivo, que es el quinto lugar. Estamos orgullosos por lo que podemos lograr.
Será la despedida. El final de un ciclo de un jugador histórico y el comienzo de una etapa nueva, distinta. Javier Weber le dice adiós al voleibol.




