

Encontrá resultados de fútbol en vivo, los próximos partidos, las tablas de posiciones, y todas las estadísticas de los principales torneos del mundo.
En la séptima visita a la Argentina, el ex campeón mundial de ajedrez, el ruso Anatoly Karpov, de 52 años, que hoy, a las 14, debutará en el XIV Festival de ajedrez Miguel Najdorf, en el Abasto, soltó la frase que involucra a los fantasmas que giran sobre su mente desde hace 28 años. "Quiero jugar con Bobby Fischer".
Ya se había retirado del salón VIP en el aeropuerto de Ezeiza, lugar en el que dio los primeros saludos formales tras el arribo en el vuelo de Air France, de las 7.45.
De buen humor, se prestó a la sesión fotográfica para LA NACION, medio con el que charló durante el viaje de regreso hasta el hotel Meliá, en plena City porteña, donde se alojará hasta mañana a las 15, cuando emprenderá la marcha hacia una nueva prueba frente a los tableros, en Holanda.
Se desprendió el botón del saco de su traje azul y se aflojó el nudo de la corbata, de seda gris y blanca, mientras la autopista general Riccheri, completaba la escenografía de la charla. Allí, Karpov, opinaba de política internacional.
"Creo que estuvo bien lo realizado por EE.UU. en Afganistán, aquello era un régimen peligroso para todo el mundo, sin embargo no comparto lo sucedido en Irak. Será necesario que la ONU preste mucha atención e intervenga, porque alguien deberá decirles a los norteamericanos que no pueden hacer lo que quieren. Para ellos ha sido fácil ganar la guerra, lo difícil, ahora, será ganar la paz."
Suelto y sin eufemismos, también criticó a la FIDE.
"They are crazies", fue la respuesta categórica tras escuchar las siglas que identifican al organismo rector del deporte mental. Y, agregó: "Lo peor que han hecho fue la cancelación del match Ponomariov v. Kasparov, eso ha sido una vergüenza. Aunque Kasparov era ampliamente favorito, creo que el duelo hubiera sido interesante para el público y los maestros."
Su rostro ya denotaba el cansancio de los cambios de los husos horarios. Desde Montenegro viajó hasta Rusia, el domingo último, allí estuvo sólo 7 horas, y emprendió el nuevo viaje, con escalas en París y Buenos Aires.
Había comentado que tuvo alguna experiencia de enfrentarse en matches de exhibición simultánea (como lo hará hoy en Buenos Aires), con otros equipos. En 1983 desafió al conjunto austríaco en Irán y años después, repitió la prueba, en China, con el equipo femenino local que participó en las olimpíadas de ajedrez.
Era el momento de la despedida cuando escuchó el nombre Bobby Fischer y la mirada de sus ojos celestes hizo explosión sobre el grabador. Por unos segundos, el multifacético Karpov, embajador de Unicef, ex diputado del Partido Comunista, Presidente de la Comisión de Ayuda a Familiares de las Víctimas de Chernobyl, integrante de comisiones humanitarias, como la asistencia a chicos que padecen la falta de yodo, o en trabajos en cuestiones ecológicas, perdió la fría sonrisa de los embajadores.
Quizá porque el tema se trate de la espina que aún le perfora el orgullo. La falta del reconocimiento universal. Es que el ruso Karpov, el jugador con más certámenes conquistados (154) en los once siglos de historia escrita del juego ciencia con 16 años de reinados (1975/1985 y 1993/1999), arrastra una pesada herencia que, de tanto en tanto, le recuerdan a su paso los aficionados. La obtención del primer título mundial no fue sobre el tablero de juego; hace 28 años la FIDE despojó a Fischer del reinado por no aceptar las reglas del desafío. Desde entonces, "Tolia", como lo llaman sus colegas se esforzó por demostrar que era un auténtico campeón. Por eso participó y ganó decenas de torneos a los que fue invitado.
"Nunca puse reparos para jugar con Fischer; estoy dispuesto a hacerlo en cualquier ciudad del mundo; incluso bajo el sistema por él inventado, el Fischer-random. Que quede claro, quiero jugar con Fischer donde sea y como sea", dijo el ruso Karpov.
A las 14, en el salón auditorium en el Abasto, Anatoly Karpov brindará la exhibición simultánea ante un equipo de 6 jóvenes argentinos menores de 26 años. El ruso jugará todas las partidas con piezas blancas y contará para ello con 2 horas y 15 minutos; sus rivales tendrán 1 hora y 45 minutos, cada uno. El equipo argentino estará integrado por: Rubén Felgaer, Carolina Luján, Carlos Obregón, Andrei Chtcherbine, Lucas Moreda y Ernesto Real de Azua.



