La 54° Semana del Yachting: una verdadera fiesta con buen tiempo y mejores vientos

MAR DEL PLATA. En el patio central del Club Náutico Mar del Plata, colgadas del palo militar, flamean banderas de 12 países, representados por 730 participantes. Sobre el playón, a fin de jornada, más de 200 embarcaciones de Optimist dadas vuelta sobre trailers parecen piezas blancas de un enorme rompecabezas, figura que calza a la perfección por la dificultad que ya tienen los organizadores para hacer lugar a todos en una cita que otra vez es récord.

Esta 54° Semana del Yachting es una verdadera fiesta que desde el pasado domingo cuenta además con otro dato positivo: tiempo que acompaña y buenos vientos que se aprovechan en las cuatro canchas diseñadas, las tres de aguas adentro y una más en el espejo interior del puerto local.

"Cada día tenemos casi 800 personas en el agua", confirma Roque Nóbile, capitán del Club Náutico Mar del Plata, institución que junto al Yacht Club Argentino organizan esta cita que es una de las cuatro más importantes del país –la única de estas características en mar-, considerada categoría 50 para la World Sailing, entidad madre de la navegación deportiva, y clasificatoria para los máximos torneos.

Dice Nóbile que la semana les quedó chica, porque cuando se haya cumplido la agenda de siete días (este sábado) recién entonces comenzarán a competir los barcos de quilla, en menor cantidad es cierto pero con un despliegue muy vistoso.

Optimist principiantes y timoneles, Laser Standard, Laser Radial, Laser 4.7, 420, 29er, 49er, Moth, F18, Snipe, 2.4mr, Cadet y Waszp son las categorías presentes en esta edición que, más allá del afán de un podio, tiene ese valor adicional del encuentro entre distintas generaciones de una docena de países, con casi 300 niños y adolescentes en las categoría Optimist, escala obligada para el aprendizaje de este deporte.

Tomás Stengel tiene 11 años, es de Capital Federal y por primera vez participa de esta prueba marplatense, que implica estrenar navegación en mar. "Fue muy lindo pero también difícil, porque hubo rachas de 18 a 22 kilómetros por hora", cuenta sobre vientos capaces de tumbar a estos barcos de no más de 2,4 metros de eslora y 1.10 de manga. Verdaderas cáscaras de nuez con vela.

Por su segunda experiencia va Lucas Emtrala, que tiene 9 años y el aprendizaje que le dejó la prueba del año pasado. "Aquella vez llegué muy nervioso, ahora estamos aprendiendo y más tranquilos", dijo sobre le fruto del entrenamiento y esa dificultad adicional que es adaptarse a los vaivenes del mar.

Con 13 años, Lucas Mones también tiene su primera vez en Mar del Plata, luego de una prueba en Estados Unidos donde terminó segundo en Optimist. "Acá hay un mar más arrachado, con más olas, es complejo", reconoce de esta experiencia que suma a las competencias que comparte con su padre una embarcación mayor.

Alfredo Agote, de 14 años, prefiere y disfruta de los desafíos de este mar abierto. Martín Barletta, de 15, se queda con el río que dsifrutan casi todo el año, escenario de sus aprendizajes y experiencia en yachting. Ambos llevan siete participaciones en esta Semana Internacional de Yachting de Mar del Plata. "El olor a sal ya me molesta, me condiciona", reconoce Barletta, incómodo en este escenario. Contrasta con la felicidad de su compañero en la categoría 420, que disfruta de la dinámica del océano. "El oleaje lo hace todo más divertido", dice a LA NACION.

Además de la oportunidad de competir y compartir entre compañeros, esta fecha permite enriquecer conocimientos más allá del aporte de los propios entrenadores y la experiencia de recorrer cada cancha. Y los participantes tienen la chance de escuchar a Santiago Lange, campeón olímpico de yachting y fuente de sabiduría más allá de esta disciplina. Porque de eso se trata en esta cita: de competir, de compartir, y por sobre todo, de aprender.