México 86: el show de la pelota parada y Burruchaga como “falso 9”
Desde algún punto fue lógico que, en la final, haya sido Alemania quien más oposición le generó al equipo argentino, el adversario que le impuso más intensidad y rigor físico a la hora de intentar frenar esos avances que, desde el sistema táctico 4-6-0, el conjunto de Bilardo intentó aplicar sin referencias fijas y, al mismo tiempo, con el desequilibrio de todos.
La Argentina terminó imponiéndose con justicia por 3 a 2, más allá del susto que le generó pasar del 2-0 al 2-2 en seis minutos. En situaciones de riesgo, sacó ventaja con un global de 8 a 3, con un parcial de 3-1 en la primera etapa. Fue un partido muy cortado, con muchas faltas, aunque sobre todo del lado alemán. Y eso obligó al árbitro brasileño Arppi Filho a fraccionar el juego. Al mismo tiempo, eso generó un contenido estratégico desde las pelotas paradas. En total, entre córners y tiros libres laterales y frontales, hubo 34 entre ambos: 19 de ellos para el equipo alemán.
Carlos Bilardo sabía que eso podía beneficiar a Alemania y que los dirigidos por Franz Beckenbauer hayan anotado los dos goles de córner pareciera que se debió a una mal marcaje en ese rubro. Sin embargo, la selección nacional ganó en el juego aéreo en 15 de los 19 envíos al área de Pumpido y Alemania apenas en 3; el restante centro pasó de largo.
Argentina no sólo había puesto a todos sus futbolistas para defender dentro del área, sino que además, de un tiro libre lateral de Alemania, llegó un rápido contraataque encabezado por Pumpido y Valdano, recibiendo en posición de 4 (sí, como lateral derecho) y terminando con el mismo Valdano definiendo el 2-0, tras un contragolpe en superioridad numérica de 4 vs. 2 y la asistencia de Enrique para un Valdano que (como se ve en las tres imágenes) arrancó en su campo y terminó resolviendo en el área rival.
Alertados del potencial rival, Argentina defendió los córners con dos libres al balón (Maradona y Valdano) más dos hombres en los palos: Olarticoechea, en el primero y Enrique, en el segundo; tomaron marcas hombre a hombre: Brown, Ruggeri, Batista, Cuciuffo y Giusti; y Burruchaga se encargó de la zona de los rebotes. Para desorientar y contrarrestar algunos tiros libres frontales de Alemania, también, la selección tiró cuatro veces el "achique". Ya lo había utilizado como recurso en el Mundial el adelantamiento de todos sus jugadores para dejar en off-side a los rivales un instante antes de las ejecuciones, pero en la final lo potenció.
Así como fue curioso que en 3 de las 19 pelotas aéreas que perdió Argentina dos terminaron en los goles de Rummenigge y Voeller (la lesión en el hombro de Brown pudo haber influido), también lo fue que de las 15 ejecuciones que tuvo a favor el conjunto de Bilardo sólo ganó en 2, pero una de ellas le sirvió a Brown para anotar de cabeza tras el tiro libre lateral de Burruchaga al segundo palo.
La corrida de Burruchaga para el 3-2 quedará en el recuerdo para siempre, pero no fue casualidad. Si bien Argentina tuvo más inconvenientes para hacer pesar su movilidad y sorpresa, la mayoría de las veces la fórmula que intentó fue con pases de Maradona para los piques de Burruchaga, partiendo desde atrás y llegando él a la posición de "falso 9". Diego fue perseguido de cerca por Jacobs y Matheus. ¿Dónde estaba Valdano? Más que nunca jugó como mediocampista por la derecha, con la misión de ser la primera oposición del zurdo Briegel cada vez que pretendía proyectarse por la izquierda. Las persecuciones mutuas de Valdano con Briegel fueron, claramente, uno de los duelos de la final. Cuciuffo fue lateral, pendiente de los movimientos de Rummenigge, las subidas de Forster y los piques de Eder, pero tanto él como Olarticoechea se proyectaron. La falta de donde nació el gol de Brown se la cometió Matheus a Cuciuffo a pocos metros del área.
Argentina no pudo hacer su clásico juego con la elegancia y el manejo de la pelota, con toques y ataques respaldados como lo había hecho hasta ese día en el Mundial, pero aún así el esfuerzo de todos fue descomunal, como el desgaste de Valdano (picando de área a área), lo mismo que la inteligencia de Maradona y Burruchaga para jugar con los tiempos de los pases y romper el achique del fondo alemán. Argentina se fue de México siendo campeón del mundo pero también marcando un antes y un después en los estilos, mostrando una concepción nueva del fútbol.
cl/jt
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