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"Programón, muy divertido". Así definió su regreso a Palermo Milo Fernández Araujo, aunque reconoció que su actuación estuvo lejos de su antiguo nivel. "Lástima que uno está totalmente fuera de ritmo. Generalmente estoy mal en Tortugas; imaginate en Palermo", comentó.
–¿Tuvieron miedo de perder?
–Se podría haber dado, pero calculo que no. Es lindo ganar, pero me parece que ganar o perder este partido daba lo mismo. Porque contra Ellerstina, de un modo u otro, habría que ganar sí o sí. En mi caso, fue lindo volver. No hizo calor, y me ayudó eso.
–¿Lo decís por la edad?
–¡Pará! Estoy mejor entrenado que antes. Físicamente me siento bárbaro. El problema de esto es pegarle a la pelota yendo rápido. Uno, en el otro polo (por el mediano handicap), tiene tiempo; esto es otra cosa. Por suerte jugamos contra este equipo y no contra un Ellerstina, que tiene mucho ritmo.
–¿Dudaste cuando te convocaron?
–Charlamos un rato. Estaba Mariano (González), que, para mí, había jugado bien. La intención era que si Lucas (Criado) no podía subirse, sí jugara el próximo partido. Yo necesito caballos con mucha polenta; si no, los mato. Y Mariano es más piloto; iba a hacerlos rendir más. De hecho, me sentí cómodo hoy cuando jugué con los míos.
–¿Sos oficialmente el director técnico de Chapaleufú II?
–Soy el termómetro.
–¿O sea?
El que hace que no se calienten (ríe de nuevo). El de los paños de agua fría, el que transmite el mensaje para que no se hablen entre ellos. Si querés, sí, oficialmente, "el director técnico". En realidad, no tengo mucho para decirles si juegan bien. Hay que jugar largo y pegarle a la pelota; cuando no le pegamos es cuando no andamos tan bien.
–¿Te extrañaban los hinchas?
–No, no creo (ríe por tercera vez).
–Cuando te pidieron que fueras el director técnico, ¿te pidieron también que fueras suplente?
–Me hicieron suplente, también, pero yo les dije que jugaría sólo si suspendían o le pasaba algo a uno. Pero no ir a la cancha como para jugar.
–¿Nunca te arrepentiste de la decisión?
–La verdad es que no. En Tortugas no extrañé nada, en Hurlingham no extrañé nada, y el otro día estar como coach en Palermo me dolió. Pero a todo el mundo le pasa eso.
–¿Cómo vivís los partidos desde afuera?
–¡Uy, sufrís mal! La verdad es que estar de coach es una porquería...


