Delfina Brea, la chica de Parque Chacabuco que hizo historia y llegó hasta la cima del pádel mundial
Con 26 años cerró 2025 como número uno, un privilegio que hace más de una década no tenía una jugadora argentina
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En el club El Monasterio, de Parque Chacabuco, comenzó a escribirse su historia. Parece lejano, por el tiempo, claro, pero también por la distancia geográfica, porque su vida desde hace nueve años está en España. Con 26 años mira hacia atrás y se le ilumina la cara con cada uno de los recuerdos. Ni una seña en su hablar de su estancia en España; tiene la argentinidad a flor de piel. Su figura está en la cima, pero en ella no se advierte, porque la humildad predomina. Se trata de Delfina Brea, que desde este lunes confirmó su condición de número 1 del mundo del pádel, una posición que una argentina no conseguía desde hace 12 años cuando Cecilia Reiter, su referente, se mantuvo en la cima desde 2010 hasta finales de 2013.
Se ríe, pero no demasiado. Cuando se trata de hablar de pádel, de su momento y de contar lo que representa para ella haber conseguido semejante logro elige la concentración. Prácticamente desde que nació, el deporte y la competencia son parte de su vida. Porque después de haber probado con el fútbol, el handball y el básquetbol, el tenis finalmente dominó su escena, por herencia, es cierto, pero ella se subió a la aventura y con una raqueta en la mano en las categorías junior del tenis argentino comenzó a saber lo que era la adrenalina de competir. Lo hizo hasta los 12 años, cuando decidió cambiar de actividad y entendió que definitivamente su vida debía ir hacia el pádel. “No me gustaba perder, quería hacer algo que me divirtiera más”, cuenta.
Su padre, Nito Brea, uno de los jugadores y entrenadores más reconocidos en el pádel profesional en la Argentina, fue clave en esta decisión de Delfina. Ella empezó a dejar en claro que su talento no tenía techo desde el momento en el que comenzó a destacarse en torneos junto Aranza Osoro, cuando apenas tenían 13 y 14 años. Consiguió un patrocinio que le permitió hacer una experiencia por España en 2015, cuando tenía 15 años. Su paso por Europa fue determinante para que entender que podía llegar a vivir del pádel. Dos años después, con 17, se mudó a Madrid para intentar hacer realidad su sueño.
Durante la primera temporada empezó a adaptarse al nivel de élite de World Padel Tour junto a Sara Pujals, y en 2018 la experimentada Ana Catarina Nogueira confió en ella a pesar de tener apenas 18 años. Y no defraudó porque un puñado de meses juntas fue suficiente para que Delfina pudiera conseguir su primer título como jugadora profesional. Fue en Valladolid, en Arroyo de la Encomienda, en un Challenger del circuito World Padel Tour. Ninguna española levantando el título, algo inusual hasta el momento, algo que Delfina Brea se encargó de volver más natural.

Fue compañera de Tamara Icardo, pero con Bea González demostró que era una de la mejores derechas del circuito. En 2025 optó por un nuevo cambio y su nuevo proyecto junto a la española Gemma Triay resultó perfecto: ganó nueve torneos (incluyendo tres Majors: Qatar, Italia, París). En la charla con LA NACION, Delfina Brea transmite esta experiencia de ser la mejor jugadora argentina del mundo.
-¿Qué significa para vos después de todo lo que recorriste haber llegado al número 1 del mundo?
-Es un sueño cumplido. Desde que empecé a jugar al pádel, que soñé con ser la mejor en mi deporte. Me parece que es algo que muy poquitos logran alcanzar, así que estoy feliz y que me llegue en esta etapa de mi vida, más madura, más grande... Y lógicamente que es una felicidad poder compartirlo con los míos, con mi equipo, con mi familia, porque me costó muchos años también encontrar un equipo bueno y un equipo con el que esté contenta de estar todos los días, porque eso es súper importante.
-¿Cuánto valor le das a haber llegado a la cima en pareja y de manera individual?
-Cuando se sumen los puntos en el ranking ese número uno va a aparecer al lado de mi nombre y, como te digo, es un privilegio poder estar aquí. En esta situación, haber hecho tanto esfuerzo, haber estado tantos años fuera de casa, porque a los 15 años ya estaba viviendo en España. Cuando miro para atrás y veo el recorrido es una sensación súper reconfortante. Porque va más allá de un logro individual, es también un logro familiar, de todo mi entorno que me vieron crecer y me empujaron para esto,
-Sos muy exigente y hasta contaste alguna vez que la pasás un poco mal cuando las cosas no salen como pretendés. Ahora, con el número uno del mundo, entiendo que las presiones se multiplicaron, ¿cuánto estás pudiendo disfrutar de lo que te está pasando?
-Uh, qué pregunta. Se disfruta, sí, capaz no tanto como hubiese esperado, como me hubiese imaginado, porque siempre hay más, siempre hay más para hacer, siempre hay más por mejorar. Y al final, yo creo que cuando uno tiene ese chip en la cabeza es difícil sacárselo y decir bueno, listo, ya está, ya tiro la pala, ya estoy tranquila. Porque al final fue un año en el que quedamos número uno, pero eso no quiere decir que haya sido perfecto o de 10 puntos o que hayamos ganado todos los partidos. Pasaron cosas, pasaron cosas en la pareja, de nivel, de un montón de cosas que fuimos resolviendo, fuimos surfeando con el tiempo, pero creemos que es mejorable, como todo.
-Recién dijiste que no es como se imaginaba haber llegado al número uno. ¿Qué es lo que imaginaba puntualmente?
-No me lo imaginaba mucho porque es una sensación diferente en la que uno no sabe ubicarse, a veces, porque no es fácil acceder a ese lugar. El año pasado sí que estuvimos un poquito más cerca, pero tampoco estábamos ahí. Todavía no había tenido un año de lucharlo al 100% mano a mano el número uno. Es como me imaginaba en muchos aspectos de lo deportivo, del respeto de las demás, de... No sé, de un montón de cosas que vinieron buenas y positivas. Pero creo que el titular no me gustaría que fuera: “El número uno no es como me imaginaba”. Creo que el titular es que “hoy hay una Argentina feliz que es número uno, pero que era feliz antes y después del número uno”. Me parece que eso es lo importante y lo que quiero que quede de todo esto.
-¿Cómo se planifica un 2026 siendo la mejor pareja?
-Creo que como pareja hay muchas cosas que podemos mejorar, técnicamente, individualmente, cada una también tiene sus cosas. Y después en conjunto creo que podemos jugar mejor. Todavía hay parejas que este año se nos resistieron un poco, partidos que no jugamos tan bien. Y me parece que es un buen momento para ahora entrenar un par de jugadas y un par de puntos débiles que nos vemos a nosotras mismas cuando miramos y cuando analizamos un poco qué está pasando en los partidos. También, como decís, el año que viene va a ser un año de parejas que se separan, que se forman y cosas así. Entonces, va a ser un año diferente. Yo creo que es divertido para el pádel que se separen y que se junte distinta gente. Va a estar bueno y va a ser divertido. Siempre es algo que... Que está bueno y está bueno para nosotras que se haya generado también ese baile de parejas, creo que nos termina beneficiando y que seamos de arriba las que se queden juntas, creo que va a sumar y que va a ser un segundo año con Gemma en el que vamos a jugar mucho mejor seguramente.
-Contaste que con Gemma casi que hacen terapia de pareja, porque las dos se analizan para tratar de ver qué situaciones deben resolver. ¿Qué trabajaste vos después de haber alcanzado el 1 del mundo? ¿Cómo está esa terapia de pareja ahora?
-Bueno, sigue siendo intensa. Sigue siendo intensa, la verdad. Como te dije en su momento, las dos somos dos personas muy exigentes, muy de todo el tiempo querer más. Eso tiene su parte buena y a veces su parte no tan buena, que en esta época del año creo que la estamos dejando un poquito de lado y estamos más relajadas entre nosotras y menos hinchapelotas entre nosotras con muchas cosas que... Bueno, ya estamos terminando el año, como te digo, cuando vuelva en enero ya retomaremos las sesiones de terapia, que seguro que nos quedan muchas.
-¿Cuál es el trabajo interno, más allá de las charlas con tu compañera, para renovar esa ilusión?
-Creo que ese es el desafío y eso es lo difícil de los que son muy grandes. Creo que es eso justamente lo que los hace grandes y a los ídolos, creo que alcanzan esa ilusión por la constancia y la cantidad de años que pueden llegar a sostener un mismo nivel de trabajo, de concentración, de ganas, y eso es lo que voy a experimentar por primera vez. Bueno, ahora, debemos evaluar cómo encaramos el año. Confío en que, como te digo, que soy una persona exigente, que siempre quiere más y siempre quiere mejorar, confío en que eso siempre me va a llevar para adelante, aunque a veces tenga que dar dos pasos para atrás, como ya me pasó en estos años de avanzar un poco y después tener que volver para atrás. Este año me tocó subir, así que lo voy a intentar encarar con la misma tranquilidad y la misma felicidad y ganas de entrenar como siempre.
-Si te encontraras con aquella Delfina que empezó a jugar al padel y le tuvieras que contar qué es lo que le viene. ¿Qué sugerencia le darías?
-Le diría que esté tranquila, que las cosas van a llegar. Pero bueno, eso lo puedo decir ya sabiendo que llegaron. Pero cuando no lo ves, pensás “¿qué? Si estoy. . . Estoy lejos todavía". Pero bueno, yo creo que el mensaje es ese, que las cosas se van a dar como tengan que darse, que no hay que ponerse a veces tan mal o tan preocupada o tan en esa de pensar un poco más para adelante, en ser un poco más positiva, que a veces por momentos mirando para atrás me costó.
-¿Cuál es ese momento que a vos te queda grabado y que hoy lo mirás y decís, mirá por lo que pasé y mirá hasta dónde llegué?
-Yo creo que ese momento fue el primer año de estar acá. En 2017, que fue mi último año de colegio, aparte que tuve que terminar quinto año a distancia, estando acá en España sola. No estuve sola porque mi familia, me pudo acompañar mucho y en ningún momento me encontré muy sola. Pero sí es verdad que con 17 años lo que querés es estar con tus amigas, hacer otros planes que no sean tan con mamá o papá. Pero, como te digo, creo que fui una afortunada y una privilegiada de la posición que pude tener y de cómo mi familia me pudo acompañar. Dejando todo, creo que esa es una suerte que me dio la vida de nacer donde nací, y nacer también con el entrenador que tuve, que es mi papá, y que me hizo descubrir el pádel y tener el pádel cerca desde chiquita. Tengo claro que sin eso, estar acá hoy sería un sueño que me hubiese costado mucho más. Aquel momento fue duro y mirándolo para atrás fue duro, pero todo valió la pena.
-¿Se puede tener un mejor año que el que tuvieron?
-Creo que lo podemos superar y que podemos hacer todavía cosas mejor y hay torneos que podemos jugar mejor. Este año también fue de mucho altibajo, muchas cosas. También con Gemma nos estábamos conociendo. El primer año en pareja nunca es fácil. Siempre hay muchas cosas atrás que pasan. Y ahora encarar un año ya conociéndote mucho más... Ya cada una sabe sus dinámicas para todo, para el día a día, para los torneos. Eso es mucho más fácil y mucho más llevadero hacerlo con alguien que ya te conoces, con lo bueno, con lo malo. Ya estamos mucho más adaptadas y creo que eso para 2026 nos va a beneficiar en cuanto a las otras parejas que van a estar descubriéndose.
-¿Cómo fue esa primera charla con tu papá cuando alcanzaste el número 1? ¿Qué se dijeron? ¿Qué te dijo?
-Él estaba en el momento que lo conseguimos. Él vino a Acapulco para acompañarme y cuando estábamos viendo el partido de Ari (Sánchez) y Paula (Josemaría) por la tele, él estaba sentado al lado mío. Estábamos cenando y fue un momento un poco raro porque yo no me... Yo estas últimas semanas que estábamos con esto de los puntos, con todo esto, la verdad que no había mirado nada, yo no sabía cuántos puntos nos llevábamos de ventaja. Todo lo que estaba en Instagram, cuando me aparecía una foto de algo con nuestra cara, tiraba para abajo y realmente no lo miraba. Ni quería saber, porque para mí esto iba más allá de esos números. Yo sabía que... Pensándolo dos minutos, sabía que si ellas perdían en primera ronda y nosotras ya habiendo ganado, era posible que se logre el objetivo. Y la verdad que estaba mirando el partido de ellas muy tranquila, como muy. . . Tampoco se había comentado si pierden pasa esto o lo otro. Todos estábamos muy... Y después me empecé a dar cuenta que Gemma lo estaba mirando medio nerviosa, Rodri (Ovide, el entrenador) también estaba como muy metido en el partido, pero yo estaba medio cenando, medio tranquila. Y cuando perdieron, fue cuando pasó que Gemma me miró y me dijo “ya está”. Y le digo, “¿ya está, ya está?" Y me dice, “sí, sí, ya está”. Ahí fue cuando nos pusimos a celebrar todos y mi papá estaba al lado, así que se sumó a toda la celebración del equipo.
Sigue con el relato, no se detiene: “Como te digo, fue un poco raro porque al final no ganarlo en la cancha y tampoco teniendo la adrenalina de un momento en el que sabés que lo conseguiste... Es distinto cuando estás sentado en una mesa comiendo. Pero espero experimentar la otra forma también de ganarlo en la cancha.
-¿Y tu papá te dijo algo?
-No, charla, charla, seria y profunda, no. Pero bueno, estaba súper emocionado, súper feliz. Al final es lo que decís. Fueron muchos años de perseguir algo y capaz algo que se veía muy lejano. Cuando lo estábamos persiguiendo en el momento era muy lejano y cada vez se fue como acercando un poquito más, pero siempre dar el último paso es muy difícil. Es muy difícil ser la jugadora más regular del año. Creo que es lo que más me costó siempre y haberlo conseguido es espectacular.
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-¿Hay algo puntual que vos tengas como meta, como objetivo? ¿Hay algo que te quede, que quieras puntualmente lograr?
-Deportivamente no sé, supongo que mantenerlo, seguir estando arriba o lo más cerca del 1 o en el 1 todos los años que pueda. Pero no quiero meterme presión con eso, porque creo que una de las enseñanzas de esto es que es algo que llega, y llega cuando tiene que llegar, ni antes ni después. También este es un deporte en el que muchas veces no depende de uno mismo, hay cosas que sí, pero hay muchas otras que no, hay factores externos que también afectan a la pareja. Estamos en un circuito en el que la puntuación también es complicada porque tenés que estar en todos los torneos al 100 y eso es difícil para todos en la vida en general, creo que levantarse todos los días al 100 es muy complicado. Así que como objetivo es estar lo mejor posible, lo más contenta posible, seguir teniendo un día a día que tenga ganas de entrenar, que tenga que mantener el equipo que tengo hoy. Creo que es lo que estaría bueno, seguir yendo con ilusión a entrenar y eso me va a hacer mejor jugadora.
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