Fernández volvió a la escena pública entre ausencias y presencias significativas

A una semana del dominó de renuncias que puso al gobierno de Alberto Fernández en el medio de una crisis política interna sin precedentes, el mandatario se volvió a mostrar en un acto público. Lo hizo como una suerte de relanzamiento de la campaña rumbo a las elecciones generales de noviembre, tras la brusca derrota en las primarias del último 12 de septiembre. La reaparición de Fernández tras la semana en la que la coalición de gobierno dejó al descubierto sus profundas diferencias internas estuvo marcada tanto por las ausencias como por las presencias.

La reaparición de Fernández sobre un escenario fue en José C. Paz, territorio de Mario Ishii, el mismo intendente al que fue a visitar la tarde del último miércoles cuando se conoció por los medios la renuncia del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. Precisamente la ausencia hoy del ministro político del gabinete no pasó desapercibida. Hasta ayer a la noche se daba por descontada su presencia en el acto y este mediodía, ante la consulta de LA NACION por su ausencia, desde su entorno respondieron que de Pedro estaba en una “reunión de trabajo”. El funcionario es un hombre de extrema confianza de Cristina Kirchner, cuya eventual presencia, nunca confirmada oficialmente, despertaba especulaciones.

Pero si las ausencias hablaron también lo hicieron las presencias. Fernández estuvo flanqueado por dos hombres de la vicepresidenta: el gobernador bonaerense, Axel Kicillof y el diputado e hijo de la exmandataria, Máximo Kirchner. Mientras que el gobernador fue uno de los oradores, el diputado nacional se mantuvo en silencio y siguió con atención el acto, casi como un guardián de la situación. Cerca suyo estaban los flamantes jefe de Gabinete, Juan Manzur, y ministro de Educación, Jaime Perczyk, para quienes Fernández tuvo referencias puntuales.

A un costado y por primera vez tras el cataclismo de la última semana se volvieron a mostrar los candidatos en la provincia, Victoria Tolosa Paz y el exministro Daniel Gollan. Para ellos, que el próximo 30 deberán poner en marcha el tramo de la campaña rumbo a las generales de noviembre, no hubo alusiones, ni menciones puntuales.

Fernández también contó con la presencia de parte de sus funcionarios más cercanos, como los ministros Gabriel Katopodis y Claudio Moroni; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; y las titulares de AFIP y AYSA, Mercedes Marcó del Pont y Malena Galmarini.

En ese contexto, en medio de un mediodía gris y frío, el discurso de Fernández se extendió por quince minutos en los que no pareció lograr romper con los desaciertos del último tiempo. Repitió críticas contra la oposición e insistió en la necesidad de que “entiendan los que no entienden”. El dedo en alto acompasó sus acusaciones. También apuntó a quienes critican los cambios en las restricciones y se refirió al domingo de la derrota como “aciago”. El Gobierno “ha oído el mensaje recibido”, remarcó.

Pero, lejos de comenzar a delinear las respuestas a ese mensaje de las urnas, Fernández centró su discurso en los contrastes, no en las propuestas. Los posibles anuncios en materia económica y social despiertan expectativas, pero sobre eso no hubo menciones puntuales.

Hasta ahora, tras la derrota y la crisis, el gobierno realizó cambios de gabinete y ayer anunció el aumento del salario mínimo. Una medida que ya estaba prevista, pero que fue acelerada tras la derrota electoral.

El jefe de Estado sí aludió a la reconversión de planes sociales en trabajo genuino, otro de los objetivos propuestos por el Gobierno de cara a las urnas. Mencionado desde hace semanas, se trabaja sobre él, pero tampoco hubo precisiones sobre cuándo podría anunciarse.

En lo formal, la razón de la presentación de hoy fue la inauguración de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ). La elección del municipio, ubicado en el tercer cordón del conurbano bonaerense, no fue casual: es el distrito en el que el Frente de Todos obtuvo mayor porcentaje de votos sobre Juntos en las últimas elecciones primarias legislativas. La diferencia fue de 44,67% a 24,29%.

La idea del Presidente era mostrar que la crisis en su gobierno estaba superada y que se puede revertir el golpe en las urnas. Va en línea con lo que se intenta en las últimas 48 horas demostrar también desde la gestión, con jornadas que comenzaron inusualmente temprano para el Frente de Todos, hiperactividad y un reordenamiento interno de funciones. La impresión en los pasillos de la Casa Rosada es que aún se está lejos de eso.

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