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Los extremos nunca se tocan. A lo sumo comparten el escenario, el hipotético terreno de batalla, pero jamás se asocian. Entonces se desprenden conclusiones lógicas si en materia futbolística esos límites son la vapuleada realidad de Boca y el entusiasta temperamento de Racing. Hoy por hoy, marcas registradas de cada uno. Y por ello está bien que haya pasado lo que ocurrió en el clásico.
Que el conjunto de Avellaneda extendiera la burlona paternidad resultó tan justificable que de plano hay que descartar cualquier discusión sobre los méritos realizados para conseguir la victoria. Siempre fue más, aunque por muchos minutos el resultado no se convirtió en el cómplice de lo que ocurría en el campo de juego.
Clarito, sin vueltas. El clásico se caracterizó por un juego pobre, sin vuelo y poca creación. Sí, al menos, en su defensa, habrá que hacer notar que la emoción del cambiante resultado lo salvó de morir crucificado bajo el mote de aburrido. Sólo eso.
Fútbol por fútbol... Racing intentó. Contó con el manejo de Quiroz, el empuje de Marini, el despliegue de Vilallonga y de Delgado, el sabor a revancha que envalentonó una y otra vez a Mac Allister, la responsabilidad que no le pesó a Saavedra, el oficio de Galván y un nuevo misil de Nacho González desde el punto del penal. Nada en grado superlativo, es cierto, pero al menos con voluntad para suplir cualidades técnicas. Porque esto es Racing.
Boca no encuentra rumbo alguno y esto ya se ha vuelto una muletilla fastidiosa. Ingresó en un terreno que amaga con ser sin retorno porque no ofrece ningún tipo de respuestas. De las futbolísticas pareciera una utopía esperarlas... y las anímicas dejan la sensación de haber sido desterradas del ABC xeneize. Justo ellas, tantas veces salvadoras en instancias cruciales. Pero bueno, esto es Boca.
El conjunto de Carlos Bilardo es un manojo de nervios. Un concierto de horrores. La desprolijidad lo tiene cautivo de hace ya mucho tiempo. Sus jugadores parecen sobrecargados de obligaciones y así no queda lugar para la espontaneidad. Y si alguno intenta escapar a esta maraña confusa, se choca con la desilusión de tener que abandonar la cancha. Y esto es lo que seguramente sintió el pibe Riquelme, la única cuota de claridad en la tempestad, cuando Bilardo lo reemplazó.
Sólo dos distracciones de Racing cuando jugó desacertadamente con el adelantamiento defensivo le permitieron a Boca, vía el amor propio de Toresani, imaginar un cotejo equilibrado. ¡Si hasta Boca llegó a estar en ventaja! Pero sus propias dudas -que a esta altura ya no lo conducen hacia nada porque directamente lo tienen hundido en una oscura ciénaga- se vuelven su peor enemigo para facilitarle el camino al rival de turno.
En este caso fue Racing. Y los dirigidos por Alfio Basile se aprovecharon de casi todo... y mataron. Hasta contaron con un penal que no existió de Cedrés sobre Saavedra, pero que el juez Hay sí cobró. Pero antes y después de esta sanción que inclinó definitivamente el resultado para el lado que correspondía, Racing había entregado sobradas muestras de su superioridad. Por momentos arrolladora, hasta con ribetes de paliza incluida.
Es entendible que Racing se ilusione. ¡Como para no hacerlo después de ganar un clásico y tener en puerta otro... y nada menos que con el puntero! Boca no encuentra paz. Es un polvorín a punto de estallar. Y la mecha encendida se consume hora tras hora. Velozmente.
La devastada actualidad que Boca mostró en la cancha arrastró esas sensaciones negativas hacia el final de la noche, cuando las horas de Carlos Bilardo como técnico parecían más contadas que nunca.
No hubo palabras oficiales para ratificar esta presunción, pero a cambio de confirmaciones sirven los gestos, los síntomas, las actitudes y los mensajes subliminales.
La opinión oficial del club a través de Pompilio: "Hay que replantear el futuro, porque lo que estamos viviendo hoy es realmente preocupante", indicó como síntesis de la situación.
Luego, el vicepresidente de Boca fue más específico: "Esta vez, para tener una visión distinta, seguí el partido desde la platea con la clara intención de tantear la reacción de los hinchas de Boca. Y no hay dudas de que la gente está muy decepcionada. Viven como en una pesadilla. Porque se puede perder..., pero se está jugando muy mal, muy mal. Ahora hay que serenarse..."
Eran las 22.45, en el hall del hotel Nogaró, cuando Pompilio dejó picando la pelota de los interrogantes. Le preguntaron si Bilardo tenía el crédito abierto. Y su respuesta afirmativa no sonó convicente: "No puedo contestar sobre si Bilardo va a seguir o no. Bilardo sabe mejor que yo cómo se siente el hincha de Boca. Y hay mucha más preocupación por el porvenir que por el hecho de que se perdió un clásico", remató.
El viernes último, el presidente de Boca, Mauricio Macri estuvo reunido con Marcelo Bielsa.
El ex entrenador de Newell`s está alojado en un hotel céntrico y, de paso por Buenos Aires, mantuvo una conversación, aproximadamente por una hora, con el titular de la entidad de la Ribera. ¿El motivo? En un principio, Macri le solicitó a Bielsa referencias por varios jugadores del fútbol mexicano, pero, además, habrían dialogado sobre el presente y futuro de Boca. Y volverían a reunirse hoy...
La indecisión reina por Brandsen 805 aunque teniendo en cuenta el presente poco feliz de Carlos Bilardo, no hay que descartar a Marcelo Bielsa -habría sido recomendado por Jorge Griffa- como el futuro entrenador.
Héctor Veira es el número uno de las encuestas y además, apareció el nombre de Vicente Pernía, quien es un admirador de Macri, y representa a un hombre del riñón xeneize.
Con menor plafón, suenan los nombres de Miguel Brindisi y Oscar Tabárez.
Cabe recordar que Bilardo había conseguido un poco de oxígeno en los últimos días pero el resultado ante Racing y el sobre todo el mal funcionamiento del equipo, reflotó la posibilidad de su alejamiento.
Pedro Pompilio, vicepresidente de Boca, afirmó que está en estudio una sanción al arquero Carlos Navarro Montoya: "Habíamos hecho un pacto de que Boca no es un conventillo. Navarro Montoya no puede andar por ahí diciendo las cosas que le escuché decir de Bilardo. El todavía es jugador de Boca".
Por más que su contrato sea viejo y no contenga ninguan cláusula especial, Navarro Montoya sería sancionado con el diez por ciento de su sueldo, de acuerdo a una evaluación de la comisión directiva.
Pompilio sentenció también que "Bilardo fue apercibido por los dirigentes porque no pude volver a hacer lo que hizo antes del partido con Español. Le dijimos que no lo haga más...". Lo que hizo el técnico de Boca fue armar un clima de renuncia para tapar las declaraciones del arquero y así tener un panorama de cual es el respaldo de los dirigentes.
Se supo que las negociaciones por el delantero de Osorno, Pedro González están avanzadas y Boca abonaría 1.200.000 dólares por el jugador.
Fue el último partido de Fernando Cáceres en Boca y mañana viajará a España, para sumarse a Valencia: "Aunque viví un fracaso, no lo considero un paso atrás en mi carrera", dijo el defensor.
El inspector Rubén Villamayor, de la seccional N° 1 de Avellaneda, informó que fueron 36 los detenidos del clásico que disputaron Racing y Boca y que no se registraron heridos.


