Real Madrid: La Era de las Galaxias II
A Florentino Pérez, un "comprador serial", según lo definió el escritor mexicano Juan Villoro, no le basta el crack; ante todo, él compra estrellas mediáticas
A Florentino Pérez, un "comprador serial", según lo definió el escritor mexicano Juan Villoro, no le basta el crack. Ante todo, él compra estrellas mediáticas. Cristiano Ronaldo y Kaká, sus dos nuevas joyas, están entre los tres mejores futbolistas del mundo. Darán juventud, velocidad y verticalidad al juego de Real Madrid. Pero, acaso más importante aún, hacen vender camisetas en China y son estrellas de la TV globalizada. Por eso pagó por ambos160 millones de euros, cuatro años de contrato de la televisación del fútbol argentino. Cristiano es el hedonista amante de París Hilton. Kaká el esposo de la pastora Caroline Celico. Uno es el pandillero metrosexual de los pectorales depilados. El otro el empleado del mes de McDonald’s. Además, uno es Nike, el otro Adidas.
Buen arquero y mejor alumno en la escuela de Los Escolapios de San Antonio, el ingeniero Pérez, cabeza de ACS, la principal empresa constructora de España, retornó a la presidencia de Real Madrid para completar su obra. Quiere ser el Santiago Bernabeu del siglo XXI. Respetar al museo, pero copiar a Disney. Austero y amable para muchos, vanidoso para otros, Pérez cree en el poder del dinero. Su triunfo difícilmente sea el triunfo del fútbol.
Hijo de un empresario de clase media que lo llevó al Bernabeu cuando tenía apenas cuatro años, Pérez carece de modales de nuevo rico. No vive en palacios, es frugal, usa trajes de señor serio y lleva más de treinta años de matrimonio. "Señor Pérez: es usted tristón, gris y tiene aires de cenizo", le dijo Ramón Mendoza, que lo derrotó cuando en 1995 se postuló por primera vez como presidente de Real Madrid. Pérez aprendió ese día que, en el mundo del fútbol, los jugadores eran más importantes que él. Para su siguiente presentación, en 2000, eligió una bandera emblemática y le quitó a Barcelona al portugués Luis Figo, "Operación Hiroshima", como la llamaron sus asesores. Fue el inicio de la era "galáctica". Dice Wikipedia: "Galáctico es un término que solía describir a un jugador mundialmente famoso de fútbol que ha sido fichado por Real Madrid". Y agrega: "el apodo fue inicialmente usado" por la prensa "como el medio de acentuar la grandeza del equipo", pero terminó siendo usado como "burla". A Figo le siguieron Zinedine Zidane, Ronaldo y David Beckham. Fueron 23 jugadores en seis temporadas por 406 millones de euros.
Los tres primeros años dejaron siete títulos. El último incluyó la destitución del DT campeón Vicente Del Bosque, supuestamente, por no saber controlar a un plantel rebelde, cuyos egos el propio Pérez aumentó con el fichaje de Beckham. Con él, Real Madrid desplazó a Manchester United y pasó a ser el club más rentable del mundo, el objetivo prioritario de Pérez, "un ser superior", según llegó a definirlo Emilio Butragueño en aquellos tiempos de euforia. "Los medios y los periodistas comíamos de su mano, nadie osaba criticarlo", contó hace poco el periodista Alfonso Celemín, despedido de TVE tras cuestionar al empresario. Con Beckham ganó el marketing, pero se terminaron los títulos. Los "galácticos" se aburguesaron. En privado, Zidane decía que los entrenamientos se parecían al Club Mediterranee.
El ingeniero echó primero al director Jorge Valdano. En algo más de una temporada pasaron otros tres directores deportivos: Butragueño, Arrigo Sacchi y Floro Benito. Y cuatro entrenadores: Antonio Camacho, Mariano García Remón, Vanderley Luxemburgo y Juan Ramón López Caro. Se terminó yendo él. "Maleduqué a los jugadores". Los titulares de "fracaso" que acompañaron a su inesperado discurso de renuncia, el 27 de febrero de 2006, son hoy cuidadosamente omitidos por la prensa madrileña, otra vez extasiada con la vuelta de los "galácticos".
La era de los "Galácticos II", sin embargo, no tiene el apoyo político de la recalificación de terrenos que facilitó el "milagro" inicial del empresario Pérez. Hay que recordarlo: Real Madrid debía en 2000 270 millones de euros. Los contactos de Pérez con el Partido Popular del entonces presidente José María Aznar permitieron al Madrid ganar unos 500 millones de euros con la venta de los terrenos de la Ciudad Deportiva, sanear la deuda e iniciar la política de los grandes fichajes. "Fue el mayor escándalo con el que me he encontrado en mi vida". Matilde Fernández, por entonces concejal del PSOE y luego ministra del gobierno socialista, recordó que Pérez la invitó a comer para convencerla del proyecto. "Me decía que en España no había mejor Ministerio de Asuntos Exteriores que el (Real) Madrid". Fernández contó la anécdota cuando en 2005 presentó el libro "Florentino Pérez, retrato en blanco y negro de un conseguidor". El periodista Juan Carlos Escudier describe en su libro a Pérez como un "conseguidor" porque, excepto su fracaso político cuando buscó votos en dos partidos de la derecha española, Pérez sí consiguió luego todo lo que se propuso. Según Escudier, Pérez "tiene amigos hasta en el infierno" y "si el demonio decide hacer una autopista al purgatorio seguro que se la da a ACS, su empresa". Los amigos crecieron gracias al Real Madrid, cuyo palco, dice Escudier, parafraseando al fallecido Jesús Gil y Gil, "es como las cacerías de Franco: hay que estar, aunque no te guste la caza". El libro de Escudier, casi imposible de conseguir en España, asegura que Pérez llamó al celular del DT Camacho el 18 de setiembre de 2004 recordándole que Beckham debía ser titular porque así lo establecía el contrato renegociado con Adidas. "Si esto es así, siéntese usted en el banquillo porque yo le presentó la dimisión", contestó Camacho, quien renunció al día siguiente. Beckham, un producto de marketing hoy en crisis, silbado hasta en Estados Unidos, había salido otra vez como suplente.
El marketing para un club como Real Madrid tiene su razón de ser. "¿Cómo hacemos para desafiar a los Abramovich, Moratti o Berlusconi, mecenas que son capaces de ceder 100 millones de su bolsillo?", se preguntó Valdano, director general del nuevo proyecto de Pérez, entrevistado el mes pasado por el diario Público. En el libro La pasión según Valdano, de 2006, Valdano dijo que había que "diferenciar" a Pérez, "un presidente electo democráticamente", de los "tiburones deportivos como Malcolm Glazer" (patrón del Manchester United) y de los "millonarios ociosos" como Roman Abramovich, dueño del Chelsea. Pero Glazer y Abramovich, igual que los italianos Massimo Moratti y Silvio Berlusconi, patrones de Inter y Milan, respectivamente, ya no tienen millones para comprar cracks en estos tiempos de crisis. El Real Madrid de Pérez, en cambio, recibió créditos bancarios avalados por contratos de TV y abonos del Bernabeu. Así compró a Cristiano, Kaká y a otros "activos estratégicos", como los llama Pérez, que prevé gastar 300 millones de euros en refuerzos. Nunca un club compró tanto y el restó tan poco. El empresario asegura que sólo así evitará que Real Madrid caiga en quiebra y termine en manos privadas. Tras la renuncia de Pérez en 2006, Real Madrid sufrió acusaciones de elecciones fraudulentas, asambleas manipuladas por sus "barras" (los neonazis Ultras Sur) y gastos de 300 millones de euros en fichajes millonarios con abultadas comisiones para los intermediarios. La deuda actual trepó a más de 500 millones de euros. Poco digno para "el club del siglo", como lo distinguió la FIFA. Por suerte llegó otra vez Pérez. El nuevo DT, el chileno Manuel Pellegrini, es un ingeniero como él. Y los nuevos "galácticos" tienen un código de conducta que prevé multas de hasta 100.000 euros. El número uno, Cristiano Ronaldo, fue presentado en un Bernabeu colmado por 80.000 personas, una ceremonia mediática que llegó a incluir un mensaje grabado del nuncio en España. Hollywood y el Vaticano. Fútbol siglo XXI.
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