Río 2016: Nary Ly y el reto olímpico de ser la primera maratonista camboyana

RÍO DE JANEIRO (EFE).- La corredora Nary Ly, de 44 años, en el maratón femenino de los Juegos de Río, se convertirá en la primera camboyana en disputar la prueba un maratón olímpico. Acaso un sueño que persigue desde hace una década y que comparte desde el año pasado con su entrenador, el ultrafondista español Salvador Calvo.

El camino de esta científica reconvertida en maratonista no ha sido fácil, ha tenido que superar lesiones, barreras culturales, falta de financiación y la frustración que supuso que el Comité Olímpico Nacional de Camboya la descartase para Londres en 2012.

"Hablé con los mejores atletas en Kenia y gente que conoce las reglas y dijeron que era estúpido, que no hay reglas del comité internacional que digan que eres demasiado vieja, no hay límite de edad", declaró. Cuando Calvo la conoció a finales de 2014, Nary había sido invitada a participar en Global Limits, una carrera extrema de múltiples etapas que recorre los más de doscientos kilómetros que separan Phnom Penh del famoso complejo de templos Angkor, en la norteña provincia de Siem Reap.

A pesar de no tener experiencia previa en este tipo de distancias y de arrastrar una dolorosa lesión en la cadera durante meses, Nary aceptó.

"Al principio, cuando la vi dije: ¿dónde va esta?", admite riendo el corredor leonés que ha disputado competiciones de aventura en lugares tan dispares como las junglas de Brasil, el macizo del Annapurna en Nepal o los desiertos de Namibia.

Nary, pese a las apariencias, acabó por subir en el podio, y el destino quiso que le tocase compartir tienda de campaña con Calvo, lo que favoreció que se conociesen y llegasen, con el tiempo, a tener el mismo sueño olímpico.

"Más adelante me dijo que no pensaba que fuese una atleta, si no quizás una yogui", cuenta divertida la camboyana sobre las primeras impresiones del español.

Superviviente del régimen genocida del Jemer rojo, Nary viajó con nueve años a Francia desde Vietnam dejando atrás a su familia y la destrucción que causó la organización de Pol Pot en su país natal.

Regresó a Camboya 17 años después para buscar a su madre y la encontró junto a cuatro de los once hermanos a los que tuvo que abandonar de niña.

Nary se traslado a Camboya para estudiar un doctorado sobre VIH en el instituto Pasteur y corrió su primera medio maratón en Siem Reap, en 2006, con el propósito de recaudar fondos para los niños afectados por el virus.

Había comenzado su pasión por el maratón, pero fue "paso a paso", "cuidando los detalles" y "sin rendirse con facilidad", narra la científica.

Primero llegaron carreras de cinco y diez kilómetros, después el maratón de Nueva York, en 2009, entrenamientos en Kenia, la mejora de sus tiempo acercándose a las tres horas y, finalmente, la ambición de representar a Camboya en Londres que acabó en decepción.

El ultrafondista leonés, que conoce a varios de los olímpicos españoles, como Martín Fiz o Abel Antón, la invito el año pasado a León para preparar las Olimpiadas de Río.

El entrenamiento dio sus frutos y Nary bajó por primera vez de las tres horas (2:59:12) en el maratón de Valencia del pasado noviembre, un tiempo que le granjeo uno de los puestos que tiene Camboya al margen de las clasificaciones, según el principio de universalidad.

"En el maratón todo el mundo empieza en el mismo lugar así que Camboya será visible", manifiesta ilusionada la camboyana.

Parte de la motivación de Nary es intentar romper las barreras de género en Camboya, donde las normas conservadoras tradicionales minan el crecimiento del deporte femenino.

"Si intentas explicarlo y siguen sin entenderlo qué puedes hacer, tienes que centrarte en tu objetivo, y pienso que lo mejor no es hablar si no actuar", afirma la atleta.

Calvo no podrá estar mañana en Río de Janeiro como entrenador porque el comité olímpico camboyano le negó la acreditación, algo a lo que resta importancia ya que, según dice, "lo hacía más por ella que por mi".