Subcampeón mundial, visitó en un par de oportunidades nuestro país y protagonizó grandes batallas con los forwards locales. Se lo recuerda por su bravura
Villano y héroe. Villano por su semblante, su postura y sus modos violentos, en concordancia con años de rugby también violentos y disciplina laxa. Y al mismo tiempo héroe. Héroe gracias a su arrojo, su bravura y su actitud solidaria y proteccionista de los compañeros. Un personaje completo, el ala Eric Champ, emblema de la Francia champagne de la década del ochenta. Aquel mítico seleccionado que necesitaba de la rudeza extrema y el despliegue generoso de un Champ, un Philippe Dintrans, un Dominique Erbani, para permitir el lucimiento de Serge Blanco, Philippe Sella, Pierre Berbizier, Franck Mesnel, Denis Charvet, Patrice Lagisquet y Didier Camberabero. Un jugador al que todos aquellos que alguna vez anduvieron corriendo detrás de una pelota ovalada, quisieran tener de su lado y no en el bando opuesto.
Nacido en Toulon el 8 de junio de 1962, el hombre identificado principalmente con el número 6 (también formó de ocho), inició su carrera internacional en Buenos Aires, a comienzos de junio del 85. A la temporada siguiente se ganó el respeto del medio por sobresalir en el Cinco Naciones ganado por les Blues, en el Parque de los Príncipes y ante Inglaterra, el archirrival. Bien avanzado el año, consolidó su posición de titular inamovible y de provocador serial, en un sangriento test contra Nueva Zelanda conocido como “La Batalla de Nantes”. Y finalmente, en 1987, en territorio maorí, se consagró como uno de los mejores en su puesto, colaborando con sangre, sudor y destrezas para el subcampeonato francés.
“¿Champ? Sí… Lo enfrenté con Buenos Aires en la gira que hicieron en el 85″, rememoró Gabriel Travaglini, hoy presidente de la Unión Argentina de Rugby y entonces, integrante de la primera del CASI y octavo del combinado porteño. “No jugué en los Pumas, en la tercera línea estaban el Flaco Ure, Tommy Petersen y Giorgi Allen. Conservo recuerdos difusos de ese partido, nos ganaron por más de cincuenta puntos… ¡Qué tipo bravo era Champ!”, agregó la máxima autoridad del rugby argentino. “Soy malo para los recuerdos, disculpame; pero sí, jugué contra él. Con la camiseta del SIC y con la de Buenos Aires”, explicó Fernando Conti, el esforzado y batallador octavo de la Zanja en los tiempos evocados. “Champ era un tipo duro… Muy duro”, admitió el Oso, apenas concretada la goleada de su equipo sobre Atlético del Rosario en la primera fecha del Top 12 2024.
Otros testimonios recogidos concidieron en señalar, como principales cualidades, la fortaleza física y mental de Eric Champ. Y puntualizaron su aptitud para conseguir limpiamente la pelota en el line out. Los casi dos metros de altura (1.96), más los 98 kilos y la depurada técnica para saltar, le facilitaban la tarea de ganar los lanzamientos propios y robar los ajenos. Además, se involucraba con eficiencia en el juego suelto. Encabezando ataques pegados a las formaciones o sumándose a los backs, y abortando, a puro tackle, los intentos del adversario. “Siempre resultó una pesadilla para los medioscrums, un flagelo para los aperturas”, lo definió un periodista europeo.
Jugador y presidente del Toulon
En la temporada 1979-1980, el RC Toulon le dio la oportunidad de iniciar su camino en este deporte. Y defendió sus colores desde el primero hasta el último de los días de pantalones cortos y botines. Una seria lesión, padecida en 1994, lo obligó a decir adiós. Ganó dos campeonatos de Francia con el Toulon: 1986-1987 y 1991-1992. Y buenas y repetidas actuaciones con la camiseta del club de la ciudad portuaria, ubicada en la costa del Mediterráneo, lo catapultaron al seleccionado. Allí totalizó 42 partidos internacionales, entre 1985 y 1991. Anotó tres tries y llegó a marcar doce puntos.
Champ disputó cinco de los seis encuentros del Mundial 87. El empate contra Escocia, las victorias ante Rumania, Fiyi y Australia, y la caída en la final a manos de los All Blacks. Solamente faltó en la goleada contra Zimbabwe, el partido de cierre de la etapa de grupos. Cuatro años después, en Inglaterra, Eric ingresó en el campo de juego en los cuatro compromisos: los tres triunfos de la clasificación (Rumania, Fiji y Canadá) y la caída en cuartos frente a los ingleses. En su legajo también figuran cinco torneos del Cinco Naciones, los comprendidos entre 1986 a 1990. Y en cuatro de ellos alzó la copa: 1986, 1987 (Grand Slam, título extra otorgado por vencer al resto de los participantes), 1988 y 1989.
Finalizada la etapa como jugador, siguió ligado al rugby: presidió el RC Toulon, donde es considerado uno de los diez mejores de toda la historia del club. Más adelante, Champ incursionó en la televisión francesa comentando rugby, fundamentalmente, los Mundiales de 2007, 2011 y 2015. Paralelamente, cumplió el rol de columnista en el periódico La Provence. “Lo consideré durante bastante tiempo”, declaró el ex jugador cuando le ofrecieron publicar sus opiniones. “La idea de escribir columnas en la prensa siempre estuvo en mi cabeza. ¡Soy un verdadero provenzal! Y más allá del juego en sí, primero quiero comunicar mi pasión a los lectores y poner al rugby al alcance de todos. Se trata de un deporte complicado, por lo tanto, hay que hacerlo accesible”, consideró.
En 2020, en plena pandemia, Eric se incorporó al comité directivo de la Federación Francesa de Rugby. Y luego aprovechó la vasta experiencia deportiva recogida y se decidió a abordar temas como la motivación, el liderazgo, el éxito y el espíritu de equipo. Variados tópicos sobre los cuales suele dar charlas y conferencias.
Su palabra siempre fue requerida y valorada en el ambiente. Varios años atrás se ganó algunos enemigos al criticar con dureza a la conducción del rugby francés. Época de cierta turbulencia, inestabilidad y escasos resultados positivos. Sin embargo, no se sintió amedrentado. Estaba acostumbrado y tenía espalda. Se pasó la vida de rugbier peleando y confrontando, en feroces cruces, con pesos pesados de la ovalada. Tiempo después, con la Copa del Mundo 2023 en el horizonte y como locales, Eric vaticinó que si ellos ganaban el torneo se avecinaba un período de dominio francés. No pudo ser. En un tremendo duelo, Sudáfrica le cortó el sueño al arrancar los cuartos de final. Los Springboks tomaron el cetro mundial e Irlanda se apoderó del sillón europeo, tras finalizar primero en el reciente Seis Naciones, dos puntos por encima de Francia.
Forjado en Argentina
Eric Champ forjó su carácter en Argentina. Al calor de las intensas contiendas templó su personalidad y, de a poco, adquirió fama de hombre áspero, rudo, incitador, que se desenvolvía a gusto en climas caldeados, propensos a los amontonamientos y grescas. En la primera prueba, Champ, de apenas 23 años, lidió con los “nenes” del SIC: Ricardo ‘Tacho’ De Vedia, Roberto Lucke y Tommy Petersen. “Para mí fue fantástico haber jugado ese partido ya que se trató de mi primer match en el equipo grande de Francia. El SIC, si bien no era una selección, nos dio bastante trabajo, por su condición de equipo muy unido y coordinado”, subrayó el legendario ala el sábado 8 de junio del 85, en Ferro Carril Oeste, el día de su debut internacional. Champ, acompañado en la tercera línea por Dominique Erbani y Jacques Gratton, recibió elogiosos comentarios de la prensa, incluso la mayoría de los diarios locales lo distinguió como la figura de la tarde.
A la victoria (41-18) sobre el campeón de la temporada anterior, le siguió otro éxito: 50-15 sobre Buenos Aires. Y Champ volvió a sobresalir. En este acaso, rodeado por Thierry Picard y Jean Luc Joinel. Al sábado siguiente llegó el turno de los Pumas. El conjunto de Pochola Silva consiguió su primera victoria ante Francia (24-16) y en la revancha, los puntos se los llevaron los visitantes (23-15). Muchos aficionados aún recuerdan el padecimiento que Champ le causó a Hugo Porta aquella tarde. Otra brillante actuación que, por otro lado, le aseguró la titularidad para el Cinco Naciones de 1986. En el vestuario, salvado el honor y despidiéndose de nuestro país con una sonrisa, el wing forward declaró: “Estoy muy satisfecho con mi actuación y la del equipo. Hoy fuimos superiores por una razón elemental en este juego: jugamos con el amor propio con que lo hicieron los argentinos en el primer test-match. ¿Qué opino de Los Pumas? Son muy buenos y tienen varios jóvenes como Turnes y Cuesta Silva de un gran futuro”. Considerando el empate sellado meses después con Nueva Zelanda (21-21) y repasando ligeramente las trayectorias de Turnes y Cuesta Silva, estuvo muy acertada la observación del francés.
Champ regresó a nuestro país en la gira del 88. Como agente comercial, según la ocupación consignada en el programa de los test, y con más de 25 partidos en el seleccionado, Eric cotejó nuevamente con el San Isidro Club, descollaría en la goleada 82-0 propinada a Buenos Aires y volvería a ser determinante en el 18-15 sobre el equipo albiceleste. El segundo encuentro entre las naciones no contaría con el protagonismo de Champ. El gladiador se perdió un juego a su medida. En la cancha de Vélez Sarsfield, argentinos y franceses disputaron uno de los encuentros más violentos de todo el historial de los Pumas.
La despedida de Champ de les Blues, careció de un final feliz. El 19 de octubre de 1991, en el Parque de los Príncipes, los superó la Inglaterra de Mickey Skinner y Will Carling. Pero el duro forward se hallaba en su salsa: el match acabó siendo un compendio de golpes. Tanto impactó la derrota que el entrenador, Daniel Dubroca (legendario hooker), dio un paso al costado y Eric Champ no vestiría nunca más de azul. Sí vestiría la camiseta de los Barbarians Franceses, hasta 1994, ocasión en la que una severa lesión contra Australia terminó con sus días de jugador.
Champ ha sido un emblema de Francia. Sin alcanzar el nivel superlativo de Jean Pierre Rives, otro duro tercera línea que marcó una era. Pero se sienta a la mesa junto a él. Champ representaba el sacrificio, la entrega y el arrojo en el sensacional equipo de los ochenta. Era el hombre que con sangre y sudor colaboraba para que Francia fuese una máquina. Sangre y sudor en la elaboración del champagne.
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