Los Pumas sentaron precedente en Dublín: ¿puede Argentina entrar a la agenda de British & Irish Lions?
La estruendosa victoria encendió el debate y hay quienes quieren que el combinado visite el país regularmente: beneficios e impedimentos
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A una semana del gran triunfo en Dublín, el rugido de los Pumas todavía resuena y excede los límites de Lansdowne Road. Los efectos de la victoria del viernes sobre los British & Irish Lions son, hoy por hoy, insondables. Así como la medalla mundialista de bronce forjada en 2007 abrió la puerta del Rugby Championship, este zarpazo quijotesco, en el que un equipo que careció de sus principales figuras derribó a un combinado de estrellas, encendió el debate. ¿Merece la Argentina entrar a la rotación de las giras del famoso combinado de las Islas Británicas? En su mayoría los especialistas coinciden en responder afirmativamente. La tradición impone barreras. La realidad se debate entre los méritos deportivos y un negocio multimillonario.
“No hay otro evento de rugby en el mundo que yo quiera ver más que una gira completa de los Lions por la Argentina”, escribió Brendan Gallagher, columnista de The Rugby Paper.
La gira de los Lions comenzó con una impactante derrota por 28-24 frente a un seleccionado que ni siquiera contó con medio equipo titular, y que debió recurrir a jugadores semiamateurs del medio local para completar la plantilla. “No sólo estamos ante un triunfo deportivo, sino también abriendo la discusión sobre la relevancia de Argentina en el rugby global”, opinó Sam Bruce en el podcast ESPN Scrum Reset, de ESPN Australia. “¿Estamos ante el inicio de nuevos tiempos en el calendario de los Lions? La respuesta parece inclinarse hacia el sí”.

En términos deportivos, no queda mucho espacio para la duda. Después de este triunfo, que se apila sobre las victorias contra los tres gigantes del Sur en 2024 y tres semifinales en los últimos cinco mundiales, los Pumas están en condiciones de ser competitivos y sostener una serie de tres test matches con los Lions. Pero la pelota es sólo una pequeña parte de la torta. Las giras de los británicos e irlandeses se componen también de tradición, cultura, merchandising, turismo y un gran negocio.
Un ejemplo: por jugar en Dublín, la Unión Argentina de Rugby (UAR) recibió 850.000 libras esterlinas (alrededor de un millón de euros), según reveló The Guardian. La recaudación del partido, con entradas a un promedio de 150 euros, rondó los 3.000.000. Más de 30.000 aficionados viajarán a Australia, según una estimación de The Times. Las entradas para los tres test matches se agotaron a poco de salir a la venta y, sumados los seis partidos ante combinados provinciales y seleccionados locales, ya fueron expendidas más de 500.000 localidades. Se estima que Rugby Australia embolsará unos 100 millones de dólares estadounidenses y que el país se beneficiará con un impacto de alrededor de 150 millones.
Martin Johnson, capitán de Inglaterra cuando conquistó el Mundial de 2003, apoyó la moción de ampliar los horizontes: “Hay que llevar a los Lions por todo el mundo. El equipo tiene reconocimiento mundial; hay que usarlo para promocionar el juego”.
La opinión del periodista Sam Bruce desde Australia
Todo nació en 1888, cuando un seleccionado de jugadores británicos viajó a Australia y Nueva Zelanda para afrontar 54 partidos (35 de rugby y 19 de fútbol australiano) en un lapso de ocho meses. Estas giras por el hemisferio Sur se hicieron más frecuentes y, luego de la Segunda Guerra Mundial, se establecieron con periodicidad de tres a cinco años primero y de cuatro desde 1989, alternando entre Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Con el tiempo se convirtieron en un verdadero fenómeno cultural y comercial, en el que miles de hinchas atraviesan el planeta para acompañar al equipo y partidos provinciales completan en un nutrido calendario a los tres test matches. Ya no hay largos viajes en barco ni estadías prolongadas, pero las giras no dejan de ser mucho más extensas que lo normal, aunque conservan aquel espíritu original.
Tradición y millones
En 1910, 1927 y 1936, cuando todavía no eran Lions (la denominación se oficializó en los años cincuentas), los británicos e irlandeses vinieron a la Argentina invitados por la River Plate Rugby Union Championship, predecesora de la UAR. Pero hasta 2005 unos y otros no volvieron a enfrentarse. En aquella ocasión jugaron en Cardiff, Gales, como preludio de una gira por Nueva Zelanda. Los Pumas sorprendieron al mundo logrando un empate (en 25). Esta vez, el impacto del triunfo albiceleste fue aun mayor.
Históricamente al margen de las naciones centrales del rugby mundial (Inglaterra, Gales, Escocia, Irlanda, Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica y Francia), el rugby argentino se forjó a partir de una profusa competencia interna y muy esporádicas giras o invitaciones a seleccionados internacionales, como el tour por Sudáfrica de 1965, cuando la selección venció a los Junior Springboks (algo así como Sudáfrica B) y recibió el mote de “los Pumas”. El tercer puesto en Francia 2007 propició el ingreso en 2012 a una competencia anual, el Rugby Championship, con las potencias del Sur; el ex Tri-Nations había nacido en 1996, mientras que el Seis Naciones (con distintas denominaciones según la cantidad de equipos) se desarrolla desde 1883. El año pasado, la Argentina logró por primera vez vencer a las tres potencias australes en el mismo certamen. El éxito de este viernes en Dublín es un nuevo hito en el ascenso de los Pumas.
“¿En favor de un tour de Lions por Argentina?"
Are you in favour of a Lions tour to Argentina? 👀🇦🇷
— BallCarrier (@BallCarrier_) June 22, 2025
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Sin embargo, la crisis financiera que atraviesa el rugby mundial amenaza con coartar este crecimiento. Para el año próximo, Nueva Zelanda y Sudáfrica no renovaron el pacto con la Sanzaar y harán su propia gira recíproca, al estilo de la de los Lions cada cuatro años, por lo que no habrá Rugby Championship. El principal certamen hemisférico, hoy por hoy, está en el limbo. La Argentina está buscando la forma de compensar la merma de competencia y de ingresos que ello le ocasiona. Recibir a los Lions cada tanto sería una alternativa más que apetecible.
Claro que no todos están de acuerdo con esa postura. Por ejemplo, Willie John McBride, una gloria de Irlanda y de los Lions de los años sesentas, afirmó en declaraciones a la revista Rugby World: “No veo razón para cambiar nada. Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda. Me aferraría a eso”.
Uno de los grandes escollos es el armado de un fixture competitivo. Las giras de los Lions comprenden tres test matches frente al seleccionado anfitrión, pero también varios encuentros con combinados locales. Por ejemplo, la gira por Australia comenzará el sábado en Perth con un duelo contra Western Force. Las otras franquicias locales del Super Rugby siguen en el itinerario: Reds, Waratahs y Brumbies. Además habrá partidos entresemana ante un combinado de jugadores de raíces indígenas, First Nations & Pasifika XV (liderado por Kurtley Beale) y otro frente a un combinado australiano-neozelandés. En una hipotética gira por la Argentina, el compromiso previo podría ser ante Francia, seleccionado que también reclama enfrentarse con British & Irish Lions, y el tour podría empezar con una escala en América del Norte. Algunos rivales de fuste podrían ser Uruguay y Chile, acaso un combinado de Sudamérica XV con jugadores del Súper Rugby Américas, un amistoso con Buenos Aires y otro con un combinado del interior.

Defendió esta posibilidad el australiano Michael Cheika, que conoce bien los rincones del país luego de recorrerlos en sus dos años al frente de los Pumas (2022, 2023): “Argentina es ahora un actor importante en el mercado del hemisferio Sur. Se ha ganado su lugar. No para reemplazar a Australia en la rotación, pero sí para ser incluido. Sudamérica es un mercado enorme; sólo depende de cómo se lo afronte. Hay retos económicos allí, pero vale la pena estudiar lo que está aportando al rugby mundial en estos momentos. Se podría jugar contra Uruguay y Chile; habría como un test match por semana. Los partidos entresemana no serían fáciles. Ir a jugar a Rosario, Santiago del Estero, Córdoba... sería duro. Sin dudas, sería una gran gira”, estimó, aludiendo a los Lions.
Por lo pronto, los sacos rojos del conjunto europeo aprovechan esta movida en favor. Ante la decisión de Joe Schmidt, entrenador de los Wallabies, de no ceder a los jugadores del seleccionado para los compromisos entresemana de Reds y Waratahs, Ben Calveley, director ejecutivo del contingente británico-irlandés, acusó al DT de no cumplir el contrato que exige conformar el equipo más fuerte posible y amenazó con quitar a Australia de la rotación si los desafíos no son competitivos. Sin embargo, cuando se lo consultó sobre la posibilidad de incluir a otros países como destinos, puso un freno: “Somos abiertos y somos flexibles, pero en este momento no hay planes de cambiar nuestra estructura de rotación”.
“Argentina debería acceder al tour en 2033″
The B&I Lions non-test against Los Pumas did show that Argentina should get the tour in 2033.
— Ben Smith (@bensmithrugby) June 22, 2025
El mapa del rugby mundial está cambiando. La Argentina se ha convertido en un actor central en términos deportivos, pero paradójicamente va camino a perder competencia. Primero fue la marginación de Jaguares del Super Rugby; ahora sigue la incertidumbre por lo que ocurrirá con el Rugby Championship. Los Pumas responden en la cancha. Volver a los márgenes equivaldría a echar por tierra todo lo que se creció en los últimos 13 años. Los tiempos exigen negociación y creatividad. Entrar en la rotación de la gira de los Lions es una alternativa jugosa, pero así como el Seis Naciones permanece inquebrantable, torcer el destino de los Lions implica modificar una tradición centenaria y reformular un negocio millonario.
Tras la gesta de 2007, nadie creía que los argentinos podrían entrar al Tri-Nations. Luego, nadie confiaba en que serían competitivos. Menos, que podrían vencer a los Lions con varios jugadores inexpertos. La lógica invita a quebrarse una vez más hasta volverse anfitriones de los British & Irish Lions.
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