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Ese final en la piscina del CASI, cumpliendo con el ritual de los campeones, fue todo un símbolo. La imagen de los jugadores y los hinchas de San Luis y San Cirano compartiendo la locura en el agua se convirtió en una síntesis de una tarde inolvidable para ambos clubes. Porque tanta alegría y tanto color, entregados por las casi 2000 personas que coparon San Isidro con sus banderas y su pirotecnia, no merecían terminar en amargura. Entonces, el empate apareció como una decisión salomónica. Festejaron en La Plata y en Villa Celina.
Fue empate en 22 y alivio para todos. Por primera vez en el Torneo Nacional de Clubes se coronaron dos campeones. Al cabo, fue un acto de justicia. Los dos pusieron la misma dosis de fervor, de color y de pasión; en cantidad suficiente para no irse derrotados.
El duelo de los chicos, desacostumbrados a estas cuestiones de codearse con los títulos, sólo entregó acciones emotivas y una tensión permanente. Las acciones de riesgo y el juego abierto quedaron para otra ocasión. El resultado y el dominio del desarrollo no tuvieron dueño. Los dos equipos tropezaron con las mismas dificultades en el line, igual empuje en el scrum e idéntica actitud para defender. Hasta se parecieron en el modo de atacar:con los forwards pegados a las formaciones y apostando a los pies de Altube para los platenses y de Giambroni para San Cirano (fue el más certero de los dos).
Lo mejor llegó al final. San Cirano, que había estado arriba en el marcador en gran parte del partido, a dos minutos del final casi se quedó sin nada. El try del capitán Federico Flores puso el resultado 22 a 19 para San Luis y pareció definir el partido.
Pero el amor propio de San Cirano fue en busca de la última oportunidad. Pero en realidad tuvo dos. La primera la desperdició Giambroni (falló un penal frente a los postes), y la segunda llegó cuando el árbitro inglés Roy Maybank ya había jugado cuatro minutos después de los cuarenta. Esta vez sí era la última y Giambroni no la desperdició; puso el resultado definitivo: 22 a 22.
El final los encontró festejando a los dos. Al principio tímidamente (la mayoría desconocía la forma de definición) y después con el descontrol que terminó en el agua. Con la alegría de San Luis y de San Cirano, campeones por primera vez.
En la presentación oficial -fue su primer test-match y jugó los ochenta minutos- del pilar argentino Patricio Noriega, el seleccionado australiano venció a Francia por 32 a 21 (perdía 21-20 en el parcial), en París. Eales anotó 5 penales y un gol, y apoyaron en el in-goal Wilson, Bowman y Kefu. Para los franceses, Lombard y Carbonneau marcaron dos tries y Lamaison, un gol y 3 penales.



