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Supo cómo bajarle el pulso al volcán de críticas despiadadas
El seleccionado exhibió una imagen auspiciosa, como para aliviar el peso que arrastra por el pasado reciente; tuvo estilo futbolístico y respuestas que prometen un futuro mejor
Una muestra, una sentencia: jugó como para aliviar el peso que arrastraba. Como lo demandaban los múltiples desafíos colectivos que acumulaba desde que comenzaron las eliminatorias. Esos que guardaba en lo más profundo, producto de los últimos golpes fuertes que le tocó vivir y por los que quedó señalado en la consideración general. Con presencia y peso futbolístico, supo ganarse los aplausos en el clásico sudamericano. Un marco totalmente distinto a la despedida con silbidos de la derrota ante Ecuador de la primera fecha.
En un partido por demás esperado por el público argentino, incluso a pesar de la pobre cosecha de puntos, el seleccionado supo cómo bajarle el termómetro al volcán de críticas que lo tiene en el centro de la escena. El objetivo del equipo fue aguantar la inestabilidad, no flaquear ante la embestida de los comentarios y pararse con personalidad, entereza, y tratar de volver a ser el seleccionado que tanta admiración había provocado en los corazones argentinos.
Desde el primer minuto fue certero para acomodarse ante un rival con buenas individualidades y no ser absorbido por el rocoso esquema 4-2-3-1 dispuesto por Dunga. No perdió la cabeza ante los silbidos al técnico antes del partido. Presionó donde debía hacerlo como lo demandó el entrenador. Lo hizo acertadamente en ese primer tiempo en el que puede decirse que solo le faltó más precisión en la puntada final. Hubo rebeldía y decisión para llevar adelante las mejores jugadas de la Argentina e incluso hubo acciones de toque que despertaron aplausos sostenidos. Sin duda la más aclamada fue la jugada que terminó con el gol de Lavezzi. Y además de esa vocación por la tenencia que se le valora a este seleccionado, también fue meticuloso el trabajo táctico de presión. Claro que aún debe graduarse en solidez como para que no se le escapen partidos que tiene controlados.
El más destacado fue Ángel Di María, que anoche utilizó la camiseta N° 10 que le pertenece a Lionel Messi. El jugador más aclamado por el Monumental fue el artífice casi excluyente de la recuperación de la porción creativa que tanto se reclamaba. Y, ante la imposibilidad de contar con la Pulga, el seleccionado encontró en el volante de PSG la carta hábil y dinámica que se pretendía. Puede decirse que de su mano, la Argentina hizo aquello que le duele a todo equipo brasileño: le quitó la pelota y no le demostró temor. Gobernó en la batalla del medio campo, con la experiencia de Mascherano, el quite de Biglia y la vocación del resto para juntarse en el toque corto. Método que hasta le permitía sumar a los defensores Rojo y Funes Mori.
En la noche esperada por mucho tiempo en el Monumental, Gonzalo Higuaín demostró la actualidad por la que fue nuevamente convocado, dejando atrás una especie de castigo que le había aplicado el cuerpo técnico por un cuadro gastrointestinal que no fue debidamente comprobado antes de la gira por los Estados Unidos. Logró ser parte y descarga de las mejores acciones de la Argentina e, incluso, fue el hacedor de una gran asistencia para Lavezzi, en el 1-0 parcial.
La Argentina no tiene en su horizonte caminos alfombrados, no lo tuvo anoche, ante el Brasil de Dunga, pero se tuvo confianza en grado superlativo, entereza, se acorazó en sus ganas de dar vuelta las cosas. Es cierto, se le escapó el triunfo, aún no gana en las eliminatorias y debe jugar ante Colombia, en Barranquilla, el martes próximo, con todo lo que eso significa para la intimidad y para el Tata Martino, pero dijo presente y con derecho merecía el premio más codiciado: la victoria.
Javier Mascherano
Volante
"Si se gana en Barranquilla, el punto va a ser importante. Estamos obligados a ganar allá, no nos queda otra"
"No nos gusta poner excusas. Hemos jugado un partido serio y lamentablemente en una jugada aislada nos empataron. El equipo supo cómo jugar. Si el tiro de Banega no pegaba en el palo, se terminaba el partido"
Gonzalo Higuaín
Delantero
"Con el partido que habíamos hecho, el resultado es un poco injusto. Hay que levantar cabeza y pensar en que hicimos las cosas bien. En Barranquilla, en la eliminatoria pasada fue un punto de partida"
"Tuvimos algunas ocasiones que pudieron terminar en gol. Ellos casi no habían tenido situaciones y nos empataron"
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