Temperley-Banfield, un clásico que defraudó

Después de varios años de espera, el clásico del Sur entre Temperley y Bandield quedó en deuda con el público. Hacía mucho que no se veían las caras. La fiesta reinó en las tribunas y demostró cómo la ansiedad se transformó en euforia. El conjunto del Taladro, que a pesar de jugar en su estadio actuó en condición de visitante, no pudo quebrar la resistencia de su adversario y nada pudo hacer para modificar el 0 a 0 definitivo.

En la primera etapa hubo un desentendimiento total con la pelota. De un lado y del otro. En todos los sectores del campo de juego se jugó con más fuerza que claridad. El balón se trasladaba de un lugar hacia otro siendo víctima de la imprecisión. Poco premio para el espectáculo que bajaba desde las tribunas.

El juego brindado en el primer tiempo del clásico generó sólo dos situaciones de gol. Una para cada equipo. Primero fue Flavio Fernández el que desaprovechó una oportunidad para Temperley. Minutos después fue Luis Calvo quien desperdició un mano a mano que pudo ser la apertura del marcador en favor de Banfield.

De la mediocridad general apenas sobresalió Andrés San Martín, de Banfield. Su equilibrio a la hora de cortar los intentos de Temperley pesó en la distribución del medio campo. Las insinuaciones ofensivas fueron escasas y por eso los arqueros fueron espectadores de lujo.

El clásico merecía un esfuerzo mayor para regalar un juego atractivo. Y no tantas infracciones y desajustes. La gente gritó todo el partido, pero seguramente pensado en otros tiempos.