El tenista más longevo del mundo decidió quedarse en Ucrania a pesar de la guerra: “No voy a abandonar a mi país”
Leonid Stanislavski tiene 97 años y espera vivir hasta los 100; colaboró con Unión Soviética en la Segunda Guerra y ahora Rusia invade su país; en octubre peloteó con Rafael Nadal
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El sueño de Leonid Stanislavski se hizo realidad cuando el ucranio llegó a jugar con la leyenda Rafael Nadal en octubre pasado. Para el hombre de 97 años, considerado el tenista más longevo del mundo, aquel grato momento quedará marcado para siempre, no sólo porque el ex número uno del mundo le entregó su afecto en aquel peloteo, sino también poco tiempo más tarde estalló en su país un conflicto bélico por la invasión de Rusia.
“Espero vivir hasta los cien años. Tengo que lidiar con esta situación aterradora. La guerra empezó el 24 de febrero y prácticamente no he salido desde entonces. Tengo una heladera llena de comida. Me siento en casa y no voy a ningún lado. No voy a abandonar mi país”, explicó Stanislavski, que se encuentra en Járkov, una de las ciudades más golpeadas por las hostilidades armadas.
Aquel peloteo con Nadal
A punto de cumplir 98 años, por haber nacido el 22 de marzo de 1924, lleva casi setenta jugando al tenis. Hasta antes de la guerra participaba en la categoría de mayores de 90 del ITF Super Senior World Championships, y en octubre cumplió el anhelo de compartir una cancha con su ídolo, el español Nadal. Uno y otro conversaron, intercambiaron muestras de afecto y llegaron a pelotear. A Stanislavski se lo vio vigoroso. A pesar de su longevidad, mantiene intactos sus golpes.
Pero aquel placer quedaría atrás y la vida se tornaría una tragedia cuando Rusia invadió Ucrania. “Mi hija Tanya está en Polonia, quiere llevarme allí. Pero decidí quedarme aquí. Tengo problemas de audición, así que duermo por la noche y no escucho nada. Anoche hubo bombardeos y por la noche sonaron sirenas”, comentó Leonid, que está viviendo su segundo conflicto bélico: en su juventud participó en la Segunda Guerra Mundial trabajando como ingeniero, encargado de construir y reparar aviones soviéticos.

Hoy, la propia Rusia –la nación más grande y poderosa de aquella Unión Soviética– ataca a su pueblo. Al igual que el resto del mundo, Stanislavski no puede creer lo que se está viviendo: “Nunca imaginé que me tocaría vivir esta nueva guerra, más aterradora, en la que morirá gente de ambos bandos. Las madres pierden a sus hijos, las esposas pierden a sus esposos. ¿Qué es esto? ¿Cuáles son los beneficios? No puede haber guerra en el siglo XXI. La guerra debe terminar y se debe llegar a un acuerdo”, clamó.
Más allá de que no se ve una pronta salida en el conflicto, él mantiene la esperanza de que se terminará pronto, para poder volver a las canchas. “No le tengo miedo a nadie. Si llegaba a Polonia, podía jugar allí, pero decidí quedarme en casa y esperar a que terminara la guerra”, concluyó, entusiasta a sus 97 años.
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