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NUEVA YORK (De un enviado especial).- "Fue un partido duro, él estaba sacando muy bien. Logré tomar distancia sólo en la parte final del partido", dijo Roger Federer después su victoria número 14 en 15 juegos frente al norteamericano Andy Roddick, anteanoche, por los cuartos de final del US Open. Si no suena a cargada, es sólo por la caballerosidad de Federer, que se impuso por 7-6 (7-5), 7-6 (7-4) y 6-2.
El suizo, número 1 del mundo, se medirá mañana, una de las semifinales masculinas, con el ruso Nikolay Davydenko, que ayer jugaba tranquilo y a sus anchas al metegol con un junior ruso en la sala de jugadores. La otra la disputarán el español David Ferrer y el serbio Novak Djokovic (3er favorito), que anoche le ganó al español Carlos Moya (17°) por 6-4, 7-6 y 6-1.
Roddick despertó nuevamente la discusión sobre el presente y futuro del tenis norteamericano, que según los especialistas de los Estados Unidos está hace tiempo en una pendiente. El tenis masculino cosechó en 2003 los últimos dos títulos de Grand Slam, con Andre Agassi en Australia y Andy Roddick aquí. El año último fue la peor actuación desde 1911, cuando todos los muchachos se quedaron afuera en los octavos de final, y este año, en Roland Garros, todos los norteamericanos fueron eliminados en la primera rueda. Entre las mujeres, a menos que las hermanas Venus y Serena Williams se decidan a jugar con seriedad, nadie más ofrece proyección de éxitos. Con sus limitaciones, la Argentina tiene 12 varones entre los mejores 100; los Estados Unidos, nueve, aunque dos son top ten. Entre las chicas tienen 10, pero sólo Vania King es menor de 20 años.
Por eso la USTA (la Asociación local, según sus siglas en inglés) impulsa un nuevo proyecto para pulir a los mejores talentos de la nación. En Boca Ratón, en la sede de la Academia de Chris Evert, la multicampeona de las décadas del 70 y 80, la asociación invirtió 4,5 millones de dólares en una infraestructura que tendrá 14 canchas de arcilla, 9 de cemento y un edificio de tres pisos con habitaciones, un gimnasio, salones de clases, oficinas y salas de conferencias.
El director de la escuela es John Evert, hermano de Chris y manager de varias ex tenistas y la inauguración será el mes próximo. Allí vivirán los 24 mejores juniors del país (12 varones y otras tantas mujeres), con edades de entre 14 y 18 años. Un equipo de trabajo completo que abarcará desde la parte técnica hasta la salud, estará a disposición de ellos full time.
"La USTA tenía que hacer un cambio, porque lo que vino haciendo hasta ahora no funcionó", dijo Chris Evert al diario The New York Times . La idea es que se concentren, se entrenen con los mejores profesionales y que jueguen todo lo posible. El tiempo dirá si tienen la razón.

