Una final atrapante: el poder de Djokovic contra la racha de Wawrinka

NUEVA YORK (De un enviado especial).- Serio, el hombre que tiene fácil la sonrisa en la cancha anduvo a paso firme por el pasillo hacia el vestuario del Arthur Ashe. Novak Djokovic ya parecía concentradísimo en lo que lo espera hoy. Caminando tranquilo, mirando el teléfono y un poco alrededor, Stan Wawrinka se dio una vuelta por la sala de jugadores, un espacio amplio, alfombrado y cómodo para descansar ante los ventanales que dan a las canchas de práctica del Centro Nacional de Tenis. Pero el serbio y el suizo, en realidad, se toman la final del US Open, que protagonizarán hoy a partir de las 17 de Buenos Aires, con una misma actitud: a fondo, confiados, dispuestos a brillar ante 23.771 personas en el estadio de tenis más grande del planeta.

Djokovic es favorito. Lo sería contra cualquiera hoy por hoy, salvo quizás Andy Murray. No tiene puntos flojos. El único que podía ponerlo en duda, el físico, parece estar de nuevo al 100%. Le dolía, desde poco antes de Río 2016, la muñeca izquierda. Ya no hay rastros de eso. Le vinieron muy bien la no presentación de Vesely y los abandonos de Youzhny y Tsonga. Viene de un encuentro raro, controvertido, contra Monfils, que lo desconcertó por un buen rato. Ya tomó nota de esa desconcentración para no permitirse otra distracción.

Wawrinka no es tan sólido psicológicamente, pero es uno de los pocos que entran en la cancha creyendo que pueden vencer a los cuatro grandes. Es el único fuera de Nole, Murray, Federer y Nadal, que ha logrado dos títulos de Grand Slam. Un enorme mérito en la década ganada por los "fab four". Y crece a medida que avanza en un torneo, como si la presión lo estimulara. Ya en los éxitos sobre Del Potro y Nishikori, en cuartos y semifinales, apareció más consistente. Pero es en las finales cuando más sólido viene siendo: ganó en sus últimas diez. Impactante.

"Antes de eso perdí muchas", advirtió Stan The Man, sin embargo. Ganó por primera vez un Slam a los 28 años. Sabe que lo de hoy es bravísimo. "Es un tipo fuerte. Mentalmente, una bestia. Jugar contra Novak, el N° 1, en una final de Grand Slam es el desafío más grande que hay. Es un luchador, un jugador impresionante, pero tengo confianza en que si juego mi mejor tenis puedo vencerlo", opinó.

Y a su oponente le gusta cómo juega. "Gran saque. Quizás el mejor revés a una mano en el mundo hoy. Tiene variedad en su juego. Es poderoso, muy poderoso", lo elogió Djokovic. Que, por cierto, está alertado de que es vulnerable ante el suizo. "Perdí contra él la final deRoland Garros y en los cuartos de Australia. Es decir que en los dos torneos de Grand Slam que ganó, me venció en el camino. Teniendo dos títulos de Grand Slam, una medalla olimpica y una Copa Davis bajo su cinturón, él cree más en sí. No se obnubila en las grandes situaciones; de hecho, es un jugador de partidos grandes. Es entonces cuando eleva su nivel", opinó.

La hegemonía de Djokovic contra el revés y la racha de Wawrinka. Nueva York no puede quejarse de la final que le toca.

Jamie Murray, campeón en dobles. En pareja con el brasileño Bruno Soares, el escocés Jamie Murray, hermano mayor de Andy, ganó el dobles gracias al 6-2 y 6-3 frente a los españoles Pablo Carreño Busta y Guillermo García López. Jamie compone el conjunto británico de Copa Davis que entre el viernes y el domingo próximos se medirá con la Argentina en Glasgow, en busca de la final.