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La decretada rebaja en los premios de las carreras de caballos provocó lo que ni siquiera el Año Nuevo y la Navidad pudieron: que la rueda del turf se detenga. El conflicto surgido entre los hipódromos de Palermo y San Isidro y las diferentes asociaciones que nuclean a profesionales -cuidadores y jockeys-, propietarios y criadores de caballos sangre pura de carrera, desató una de las crisis más profundas que se recuerden en la historia de la hípica Argentina, con la renuncia completa de la comisión de carreras del Jockey Club incluida.
Industria a prueba de tormentas o cualquier tempestad que se cruce en su camino, el turf en los hipódromos más importantes del país no tenía un descanso hacía ya varias temporadas, precisamente desde abril de 1990, también a causa de un problema gremial y con San Isidro.
Ahora, a partir de mañana y, por lo menos, hasta el miércoles próximo, disfrutará de vacaciones en los escenarios citados; aunque, cabe aclararlo, bajo protesta. Sólo habrá actividad en La Plata.
El choque entre Palermo y San Isidro y las entidades comenzó el 22 del mes último, cuando Alfredo Lalor, presidente del JockeyClub Argentino, y Federico de Achával, titular de HAPSA, la concesionaria del Argentino, dieron a conocer oficialmente una noticia que, off the record, circulaba desde hacía tiempo: que las recompensas de las pruebas bajarían entre un 30% y un 40%; una especie de reducción de salario, buscando sacar la frase del argot burrero.
Esto trajo aparejadas innumerables reacciones en cadena por parte de las asociaciones que hacen al ambiente hípico y hasta se llegó a calificar la medida como "el tiro de gracia para una industria en agonía".
Esa sentencia acarreaba dos verdades. Una, que de un tiempo a esta parte el turf cayó en un profundo pozo, con la pérdida de público -es decir, posibles apostadores- como símbolo; la otra, que con la rebaja en los premios, prácticamente, se firmaba el acta de defunción de las carreras. ¿Por qué? Porque de las retribuciones viven jockeys, cuidadores, vareadores, peones y, además, los propietarios obtienen la materia prima para mantener sus caballos -las figuras del espectáculo- en training.
Idas y venidas; charlas y reuniones fueron el común denominador en estos tiempos de crisis. Mucha agua corrió bajo el puente desde el comienzo del brete hasta que se produjo lo peor: la decisión tomada anteayer por Palermo y San Isidro de anular cinco reuniones -las correspondientes a los días 5, 6, 7, 8 y 10 del actual, ya que, a pedido de la Gremial de Profesionales, los cuidadores no inscribieron a sus caballos para esas jornadas.
Ayer, durante la reunión desarrollada en el hipódromo de San Isidro, se realizó una junta convocada por Alfredo Lalor -que no estuvo presente- para intentar encontrarle una solución al trance. Con Bruno Quintana, Diego Quirno e Iván Posse Molina, presidente, secretario y vocal de la comisión de Interior del Jockey Club, respectivamente, y las cuatro cabezas de la Asociación Gremial de Profesionales del Turf, Eduardo Ferro, Juan C. Maldotti, Pablo Díaz y Miguel Abregú como protagonistas, no se llegó a ningún acuerdo, aunque para los próximos días se esperan nuevas convocatorias en tren de encontrarle una salida a la crisis.
Es difícil entender por qué una actividad que atraía multitudes y vivía en las nubes llegó a esta situación de catástrofe. Lo concreto es que así está el turf hoy por hoy. Por lo pronto, Palermo ySan Isidro estarán vacíos; ajenos a los gritos clásicos de los burreros. La rueda hípica increíblemente se detuvo. Y, lo peor, es que todavía no se conoce el momento -ni se vislumbra- en que volverá a girar.
Miguel Angel Quiroga, presidente del gremio del personal jornalizado de Palermo y San Isidro, convocó a sus afiliados para que mañana se realice una marcha frente a la entrada de la tribuna Oficial de Palermo en repudio a la crisis suscitada, por considerar que afecta el salario de todos los empleados. Esta protesta se repetirá pasado mañana en San Isidro y se mantendrán estas actitudes hasta tanto no se normalice la situación. Por otra parte, San Isidro comunicó a su personal que no trabajará entre el sábado 6 y el miércoles 10, avisándoles que deberán "atenerse a las informaciones periodísticas para conocer hasta cuándo se prorrogará la situación.

