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LA PLATA.- Pasó más de medio año desde el accidente de Abel Giorgis en el Bosque, con su derivación al Hospital Español y un diagnóstico duro, de fractura del fémur derecho.
Tras ser operado, el 1 de agosto, la preocupación del jinete era si volvería o no a correr, aunque el médico siempre lo tranquilizaba y le contestaba: "Si no te apurás ni te dejás ganar por la ansiedad y hacés un buen posoperatorio, seguro volverás a montar un caballo".
Anteayer, Giorgis volvió a la pista platense y rescató un tercero con Negativo, en la duodécima carrera, y luego de la ducha, mientras finalizaba la reunión, café de por medio, dialogó con LA NACION: "Me saqué una preocupación que me duró seis meses y medio. Felizmente pude volver a correr y no sentí dolor. Pude afirmar bien las piernas y la fuerza de los brazos no disminuyó porque, pobre caballo, ligó algunos palos", cuenta, sonriendo.
-Fuiste y seguirás siendo hombre de a caballo.
-Por supuesto. Tengo 46 años y creo que llevo 33 años corriendo, porque debuté en las cuadreras con casi 13 años, en la cancha de Lobos. A partir de ese momento corrí en muchas pistas del país, los primeros tiempos en mi ciudad o por la zona. Pero a los 10, mi primer regalo había sido un petiso y anduve siempre montando. Incluso los días de ferias en Lobos trabajaba con las vacas, llevándolas al corral o subiéndolas a un camión.
-¿Y cuándo ingresaste al turf grande?
-En 1986, con una patente provisional de Mar del Plata y alternaba la calle con el turf de los hipódromos. Dos actividades iguales pero diferentes. En los hipódromos tenés metros para recuperarte de una mala maniobra. Los dos me despertaron la misma pasión.
-¿Cuántos triunfos llevás?
-Creo que en las oficiales son 2000, y en las cortas debo duplicar esa cantidad.
-¿Corrés más caballos del interior, que de los hipódromos?
-Tengo cientos de amigos en el interior y les corro con frecuencia, incluso voy a sus canchas y les monto. Siempre me gustó esta vida y no la cambio. Pero también les he corrido a entrenadores de los hipódromos y no he tenido problemas. Todos ya me identifican como un buen largador, y mi especialidad las cortas, pero también me gusta correr la milla o más metros .
-¿Cómo fueron estos seis meses?
-Difíciles. Encima el alta se demoró porque me atacó un virus hospitalario. En mi casa de Lobos estuve casi dos meses inmovilizado; veía las carreras por TV y me desesperaba. Luego, muletas y muchos masajes para activar y dar fuerza a los músculos. Y tal vez en menos tiempo del previsto, ya estoy corriendo.
-¿Todos los días hacés el viaje a tu ciudad?
-Sí, ahora salgo para Lobos. Son casi 140 kilómetros y en una hora y media o dos, llego. Y mañana [por hoy] vengo a La Plata, aunque más viajo al interior a montar algún parejero para los hipódromos o la calle. Seguramente debo llevar recorridos miles y miles de kilómetros, pero sigo trabajando con muchas ganas.




