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Si un grupo tiene la posibilidad de hacer una excursión al haras Firmamento, se puede apostar doble contra sencillo que para la mayoría de sus componentes no pasará inadvertida Cronaxia, aun sin saber de qué yegua se trata. Retozando por el campo marplatense, y por estos días con una pequeña cría como su sombra, su color llamará la atención del mismo modo que sucede con otros ejemplares del mismo pelaje en los hipódromos. "Cuando corría no era tan blanca. Los tordillos van envejeciendo y se ponen más blancos. ¡Como nosotros!", enfatiza, con una prolongada sonrisa, César Valle, veterinario de la cabaña.
Ella ya pasó por las pistas, con una campaña que incluyó tres victorias y una de ellas fue en el clásico Omnium, en el césped de San Isidro. Pero, sin dudas, lo mejor de sí lo tenía reservado para la reproducción, etapa de su vida por la que hay muchos más ojos puestos en la hija de Good Bloke e Histeria (Con Brio), que el mes próximo podría convertirse en la primera en dar a luz a dos vencedoras de la Copa de Plata. Ahí estará Emotion Parade, reciente ganadora del Gran Premio Enrique Acébal y mejor potranca de esta temporada, en pos de emular lo conseguido por su hermana materna Empeñosa Fitz en 2002. Una hazaña que potenciaría su récord de haber concebido ya a dos ganadoras de Grupo 1.
"Cronaxia no corrió para nosotros. La compró Juan Carlos [Bagó] en 1993, junto con otras cinco yeguas clásicas que se había quedado Eduardo Solveyra tras la liquidación del haras Don Yayo", recuerda Valle, y enseguida amplía el panorama: "Tenía seis años y ya había dado una cría [por Grand Chelem] que fue vendida para Uruguay".
Ahora, Cronaxia tiene 19 años y en el establecimiento de La Feliz parió otros once caballos, de los cuales siete heredaron su color, incluida la mencionada Empeñosa Fitz, actualmente preñada por Hennessy y con dos crías, tras volver a las praderas donde permaneció de potranca. Emotion Parade, en cambio, es zaina.
"Empeñosa es hija de Fitzcarraldo y Emotion, de Parade Marshal. A Cronaxia también le presentamos a Algenib y a Poliglote", señala Coco , y lo explica, con precisión: "Le buscamos padrillos grandes porque es una yegua chica. Más que un cruzamiento de pedigree se hizo uno de altura. Mide un metro y 56 centímetros y pesaba 400 kilos cuando corría".
En muchos casos, el físico encuentra complemento en un gran corazón y seguramente éste sea un ejemplo. "Es muy fértil; produce bien", dice Valle, y da pie para consultarlo si las yeguas con vida corta en las pistas rinden más en el haras: "Para mí es relativo. Hay casos así, es cierto, pero también algunas que son perdedoras y dan cracks, u otras que son unas fenómenas y dan muy bien o a un burro bárbaro. Esto es maravilloso porque nadie tiene la verdad absoluta".


