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Este siglo veintiuno de posmodernidad y stress parece estar signado por las obligaciones, los días de 25 horas y la falta de tiempo para el ocio. En épocas donde los gobiernos europeos subsidian a las parejas para instarlas a tener hijos, ni los caballos se salvan de la apatía reinante. War Emblem, el campeón norteamericano en 2002, ganador del Derby de Kentucky y el Preakness, decepcionó a sus actuales dueños porque no demuestra ningún interés por las yeguas. Sí, así como se lee.
Este caballo fue vendido en 2003 como semental al haras Shadai Stallion Station, en Japón, por una suma cercana a los 17 millones de dólares. Sus nuevos dueños calculaban que recuperarían su inversión inicial y a su vez lograrían una gran ganancia con los hijos de War Emblem, pero no fue así. El ejemplar, que tan poderoso fue en las pistas, no demostró el mismo ímpetu en estas cinco temporadas como padrillo cuando se le presentaron hembras en celo.
Como un dato comparativo vale señalar que, por ejemplo, el campeón japonés Deep Impact sirvió en su primera temporada a 230 yeguas, mientras que War Emblem sólo lo hizo con siete y tuvo apenas cuatro crías. El año pasado cubrió a una y este año, a ninguna.
¿Qué le pasa a este gran caballo estadounidense? El veterinario argentino Gustavo Scarpello tiene una explicación a la distancia: "Se llama falta de libido puede ocurrir por stress o por algún problema hormonal propio o porque alguna vez le hayan dado anabólicos que hayan atrofiado su capacidad. Es un problema que a veces se da".
Otro reconocido profesional de la veterinaria, Ignacio Pavlovsky, conoce bien el turf japonés porque estuvo hace unos años en un congreso allí y afirma sobre War Emblem: "Ellos tienen la parte veterinaria más moderna del mundo. Si no lo pueden solucionar debe ser imposible".
Habrá sido el viaje a Japón, el cambio de pastos, de olores, de paisajes o que simplemente no le gustan las japonesas. Pero la cuestión es que War Emblem no le está haciendo honor a su nombre (emblema de guerra) y se mantiene en una paz sexual que ya exaspera a sus propietarios.
Teruya Yoshida, gerente del haras Shadai Stallion, dijo que probaron con muchas diferentes maneras y ya están cansados. Yeguas de diferentes edades, de pelajes distintos también fueron rechazadas. Su último intento fue más que inusual: en vez de llevarle una yegua a la vez le presentaron un desfile de hembras, como un harem, para que este caballo montara a la que más le guste. Tampoco funcionó. El diagnóstico de los japoneses es terminante: su estado físico es envidiable pero su condición mental, no.
Quizá fue mucha la expectativa puesta en este campeón que en 2002 quedó a las puertas de la triple corona estadounidense. Tal vez fueron muchas las exigencias cuando estuvo en competencia, demasiado stress para War Emblem.
Pasa en todas las especies afirman los veterinarios, pero algo está claro: en los seres humanos la solución a la falta de libido es la terapia psicológica. En el caso de este pura sangre será difícil que un diván de viruta sea el camino porque, hasta ahora, no hay quien pueda interpretar los sueños de los caballos.




