Anses: tres claves de lo que pasará en 2026 con las jubilaciones y pensiones
El proyecto de Presupuesto no contempla subas extraordinarias, pese a las declaraciones sobre un aumento de 5% por arriba de la inflación, algo que -de todas formas- podría ocurrir; qué pasará con el bono, con las PNC y con los ingresos de enero
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El Senado debate hoy en el recinto el proyecto de ley de Presupuesto 2026. El texto enviado al Congreso por el Poder Ejecutivo tiene, lógicamente, previsiones sobre el sistema de jubilaciones y pensiones pagadas por la Anses, un ítem que representa un muy elevado porcentaje de las erogaciones del Estado nacional.
Cuando presentó la iniciativa elaborada por el equipo económico, en septiembre pasado y en un mensaje trasmitido en cadena nacional, el presidente Javier Milei se refirió a un aumento del gasto en jubilaciones de 5% por arriba de la inflación para el año que viene, algo que, sin embargo, no se reflejará en ningún aumento especial para los haberes, de acuerdo con lo formalmente previsto. A continuación, las principales claves de lo que ocurrirá con los ingresos previsionales a cargo del organismo nacional de la seguridad social.
1. Cómo y cuánto subirán las jubilaciones y pensiones
Más allá de las palabras del Presidente respecto del incremento del gasto un 5% por arriba de la inflación, vale tener en cuenta que no se anunció, con miras a todo 2026, ninguna suba extraordinaria. En rigor, los reajustes de los ingresos mensuales se irán definiendo en función del mismo esquema de movilidad que se aplica ahora, y que está vigente desde abril de 2024.
Esa modalidad, aprobada por el DNU 274 del año pasado, contempla incrementos mensuales según la variación registrada dos meses atrás por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), elaborado y difundido por el Indec.
En enero próximo, por ejemplo, habrá un alza de 2,47%, porque ese fue el nivel de suba de precios minoristas de noviembre, según el organismo oficial de estadística. Eso lleva el haber mínimo a $349.299,32 y el haber máximo, a $2.350.453,70 para el inicio de 2026, tal como anticipó días atrás LA NACION Y y según oficializó recientemente la Anses, mediante la resolución 381. En febrero, los valores se moverán según cuál haya sido la inflación de diciembre; en marzo, según la variación del IPC de enero, y así sucesivamente (es la misma dinámica que se da ahora).
Una cuestión no menor es que el “gasto en jubilaciones” al que en su momento se refirió Milei es un concepto que contempla el agregado de las erogaciones del Estado en este rubro. Y eso es algo que depende no solo de los haberes mensuales, sino también de otros factores, como la cantidad de beneficiarios (que no se espera que aumente en 2026 en un nivel superior al promedio de años previos, sino más bien todo lo contrario, porque ya no rige la principal moratoria que había en el sistema), o el plan de pago de sentencias judiciales.
¿Cómo se llegaría entonces a que el gasto suba más que la inflación? O, más aún, ¿cómo se lograría que los haberes mensuales se reajusten a un ritmo más elevado que el de la variación de precios? Eso es algo que ocurrirá bajo la condición de que la inflación del Indec registre, en la mayor parte de 2026 (o en todo 2026) una tendencia a la baja.
Por la manera en que se actualizan los ingresos (según lo ya explicado), la suba acumulada en todo 2026 se definirá según la inflación de noviembre de 2025 a octubre de 2026. Si el porcentaje de inflación de esos 12 meses es inferior al que se acumule en el período de enero a diciembre del año próximo (es decir, si el índice se va reduciendo), el efecto será que, al finalizar 2026, los haberes habrán aumentado más que los precios, sin que se haya otorgado ninguna suba extraordinaria (que, de hecho, no es esperable, si se miran las previsiones hechas por el equipo económico del Gobierno). Esa es la mejora que, en todo caso, habrán tenido para ese entonces los ingresos.
2) Qué pasará con el bono de $70.000 y con el ingreso mínimo
Durante todo 2025 y tal como estaba previsto, no tuvo ninguna actualización el monto del refuerzo de hasta $70.000 que reciben los jubilados con los ingresos más bajos del sistema de la Anses.
El último reajuste del bono, que no está alcanzado por el régimen de movilidad, fue en marzo de 2024. Si desde el mes siguiente a ese se hubiera aplicado sobre esa parte del ingreso la misma actualización que se les dio a los haberes propiamente dichos, este mes el importe habría llegado a $177.482, con lo cual el ingreso mínimo garantizado ascendería a $518.361, 26% más alto que el vigente en la práctica (de $410.879).
El bono es un pago que depende cada mes de la aprobación de un decreto del Poder Ejecutivo, y que alcanza a unas 4,5 millones de personas, de las cuales 3 millones están en el sistema contributivo de la Anses (la mayoría accedió a su prestación por moratorias) y el resto, en los regímenes de pensiones no contributivas. En tanto, unos 3 millones de jubilados y pensionados no lo perciben.
Del proyecto de presupuesto enviado por el Gobierno al Congreso, surge que en 2026 tampoco habrá actualización alguna del monto, que, en consecuencia, irá perdiendo poder adquisitivo. La decisión de no aumentar la cifra fue confirmada a LA NACION por fuentes del Gobierno.
Debido al congelamiento del bono, el ingreso más bajo del sistema (integrado por el haber mínimo y el refuerzo de $70.000), perdió poder de compra este año. La suba nominal del importe fue de 24,66%, en tanto que, según se estima, la inflación acumulada de enero a diciembre se ubicará en alrededor de 31%.
Así, en este último mes del año, los jubilados con ese ingreso básico pueden comprar alrededor de un 5% menos de lo que podían adquirir en diciembre de 2024, siempre considerando la variación del IPC medido por el Indec que, como siempre ocurre con los datos estadísticos, es un índice en el cual no necesariamente un hogar se ve representado (se trata de un aumento promedio de precios de determinados bienes y servicios, elegidos con determinados criterios).
Para quienes, por su nivel de ingresos, no cobran el bono, el resultado de la aplicación de la fórmula de movilidad previsional en 2025 es prácticamente un empate con los precios. Los haberes subieron un 31,31% entre enero y diciembre. Este grupo es, a la vez, el que más poder de compra perdió en años anteriores, sobre todo entre 2020 y marzo de 2024, por las políticas del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que provocaron un fuerte deterioro que luego no fue compensado.
3. Qué actualización tendrán las pensiones no contributivas y otros ingresos
La modalidad ya descripta de reajustes mensuales por inflación alcanza a las prestaciones no contributivas (PNC), como la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM) y la pensión por invalidez laboral. De hecho, los montos de esas prestaciones se definen como el 80% y el 70%, respectivamente, del haber mínimo del régimen contributivo.
Respecto de las prestaciones por discapacidad o invalidez -que este año estuvieron en el eje de las protestas sociales por las bajas y suspensiones decididas por el Gobierno en un proceso de auditorías fuertemente cuestionado-, el presidente Milei dijo en aquel mensaje de septiembre que “el monto recibido por cada pensionado por discapacidad aumentará en un 5% por encima de la inflación del 2026″.
A diferencia de cuando se refirió a las jubilaciones en general, en el caso de estas prestaciones el Presidente no se refirió a un aumento real del gasto total en pensiones (el Gobierno prevé que se reducirá el número de prestatarios), sino que especificó que “cada pensionado” tendrá una suba por arriba del índice de suba de precios. Sin embargo, esa frase no se tradujo en ninguna previsión formal de una suba extraordinaria de la prestación.
¿Qué ocurrirá entonces? Con el monto de las pensiones propiamente dichas, lo mismo que con las jubilaciones y pensiones del régimen contributivo: solo si en el año el índice de inflación tiende a la baja, habrá una muy leve mejora del poder adquisitivo. Sin embargo, como se trata de prestaciones a las que se les suma el bono de $70.000, para el cual no se prevé ningún reajuste, el monto total que se cobra (la pensión más el refuerzo) podría terminar 2026 con una caída del poder de compra, repitiendo lo que ocurre, de hecho, en este 2025 que está a punto de terminar.
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