“Argentina era mala palabra”: uno de los sectores más pujantes de la economía vuelve a despertar el interés de las grandes billeteras del mundo
El 82% de las fintech financian sus inversiones con fondos propios, aunque en octubre se dio una ola de rondas de capital de riesgo; las compañías del ecosistema esperan invertir US$750 millones en 2026
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“Hasta hace poco, decir ‘Argentina’ era mala palabra en las rondas de inversión”, aseguran desde el rubro fintech. Aunque se trata de uno de los sectores más pujantes de la economía y supo coronar a los primeros unicornios tecnológicos de toda América Latina —compañías valuadas en US$1000 millones, como Mercado Libre y Ualá—, en el país de la inflación y las recurrentes crisis económicas las empresas tuvieron que acostumbrarse a crecer con capital propio.
Sin el empuje de Silicon Valley, el 82% de las compañías argentinas del sector fintech (aquellas que combinan finanzas con tecnología) utiliza dinero propio para hacer inversiones en el país. Apenas el 12% recibió financiamiento de inversores ángeles, un 12% tuvo alguna vez acceso a capital de riesgo (venture capital), el 11% se financió con inversores institucionales y el 3% lo hizo a través de una aceleradora, de acuerdo con el primer Mapa Fintech que hizo la Cámara Argentina Fintech.
“Las empresas no tienen la posibilidad de apalancarse, porque no hay plata. Tuvieron que construir sin apalancarse y ceder equity, por eso el problema de las tasas de interés no afectó tanto acá. Si bien el crecimiento es más lento, porque no tenemos nafta de avión, sino súper, la eficiencia que le damos a nuestros motores es ridículamente grande. En dos años, la Argentina va a quedar a la par de México en flujo de venture capital", aventuró Mariano Biocca, director ejecutivo de la Cámara Argentina Fintech.
La industria tiene planeado invertir alrededor de US$750 millones el año que viene en la Argentina. Los fondos estarían destinados principalmente a la consolidación y al desarrollo de nuevos productos y servicios en el sector financiero y digital, que abarca verticales como medios de pago, crédito, inversión en mercado de capitales, entidades financieras, plataformas de tokenización, proveedoras de servicios de activos virtuales y de infraestructura tecnológica y servicios, entre otras.

Sin embargo, aquellas empresas que tienen financiamiento externo cuentan con más espalda para llevar adelante inversiones más agresivas. Para el año que viene, el 6% de las compañías aseguró que va a desembolsar más de US$5 millones. Justamente, el 33% de las firmas que se financian con venture capital están dentro de ese universo.
En cambio, con la gran mayoría reinvirtiendo sus propias ganancias, un 11% respondió que va a desembolsar el año entrante entre US$1 millón y US$5 millones; el 16% entre US$200.000 y US$500.000; otro 18% va a desembolsar entre US$50.000 y US$200.000; mientras que el 7% restante invertirá menos de US$50.000. La disparidad de números hace que la inversión promedio proyectada para 2026 sea de US$1,37 millones por empresa, entre aquellas que ya definieron su presupuesto (58%).
A modo de comparación, la facturación promedio por empresa es de US$8,5 millones al año, aunque las entidades financieras son las que más dinero recaudan, mientras que las cripto están en el extremo más bajo. Además, las empresas prevén que van a crecer en facturación un 35% en términos reales para el año que viene, y esperan sumar más gente a su planta de empleados.
“Hasta hace dos años, para un venture capital, decir que tu único mercado era la Argentina era condición para quedar excluido. ‘No invierto en vos, es demasiado riesgo’. Lo que pasó en estos 24 meses es que todos empezaron a maximizar el flujo de startups con foco en la Argentina, porque tenemos una penetración digital absoluta y conforme se acomode el contexto hay una oportunidad enorme. En este péndulo que vamos de un lado a otro, pasamos de ser mala palabra a una prioridad para generar flujo. Al ver el flujo de capital de México, Colombia, Brasil versus la Argentina, la eficiencia por dólar acá es grande“, sumó Biocca.

De hecho, el 54% de las fintech argentinas cruzaron las fronteras y llevaron sus operaciones a otros países. Incluso, aunque para el 78% de las compañías su mercado más importante es el local, también pisa fuerte Brasil (para el 5% de las firmas representa el mayor flujo de su facturación), México (4%), Estados Unidos (3%) o Chile (2%).
En octubre, hubo algunos movimientos que marcaron lo que podría ser un cambio de época. La plataforma de compraventa de criptomonedas Lemon levantó una ronda de capital por US$20 millones, con el objetivo de expandirse a Brasil, Chile, Colombia y México. Esa misma semana, la billetera digital Takenos anunció el cierre de una ronda por US$5 millones, liderada por fondos de Estados Unidos. También One, focalizada en los pagos transfronterizos, recibió US$1,2 millones.
“Si bien Brasil es el país que más inversión en capital de riesgo registra en América Latina, con más de US$2100 millones en 2024, el ecosistema de capital de riesgo desarrollado en la Argentina ha demostrado ser uno de los más resilientes de la región. La capacidad para enfrentar la volatilidad del mercado y generar propuestas de valor que presentan soluciones escalables a nivel regional y global permiten un deal flow que reacciona rápidamente a los cambios favorables en las condiciones macroeconómicas y regulatorias del país", dijo Ramiro Isaac, director de Deal Advisory & Strategy de KPMG Argentina.
Los desafíos
Hay varios desafíos por delante para las empresas fintech, un universo conformado por 939 compañías, que van desde bancos, pasando por billeteras cripto y hasta empresas de seguros.
Entre los principales temas a resolver en la Argentina, el 57% de las compañías del rubro mencionó la necesidad de nuevas regulaciones o actualizaciones, seguido por la educación financiera (57%), establecer criterios de ciberseguridad (38%) o desarrollar vínculos con otras industrias (35%), según el reporte de la Cámara Argentina Fintech.

También hay otros desafíos que se presentan a nivel más micro, como el bimonetarismo o los pagos y cobros en dólares de las billeteras digitales. Aunque el Gobierno busca que haya competencia de monedas, todavía falta desarrollar varios carriles para que las fintech puedan ser parte. Otros temas que suenan son la tokenización de activos reales o la habilitación de instrumentos de cobranza automáticos y recurrentes.
También hay retos que son a nivel macro, como la implementación de las finanzas abiertas (open finance), la iniciativa del Banco Central para que todos los participantes del ecosistema puedan compartir los datos de los usuarios y acceder a una mayor información, siempre que sea con el consentimiento del cliente. A esto, le sumaron la necesidad de tener paridad de reglas entre fintech y bancos, y la estandarización de normativas en países de la región.
Sin embargo, al analizar los principales obstáculos para la innovación, el 39% mencionó la presión fiscal y el 36% las restricciones regulatorias. Este último pedido se hace, sobre todo, entre las empresas del sector cripto y de activos financieros y el mercado de capitales.
“La estructura tributaria actual limita el desarrollo de la economía digital y afecta tanto a empresas como a usuarios. Necesitamos avanzar hacia un marco fiscal que fomente la formalización de la actividad económica y el acceso al crédito”, cerró Mario López, presidente de la Cámara Argentina Fintech.
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